BOLIVAR USABA ANTEOJOS
Manuel Felipe Sierra
Corrían
los primeros días de 1987 cuando se anunció que Gabriel García Márquez
escribiría una obra sobre la vida de Simón Bolívar. Ya el escritor colombiano
había ganado el Premio Nobel de Literatura y pasaba una larga temporada en La Habana dirigiendo la Escuela Internacional
de Cine de San Antonio de los Baños. De paso por la capital cubana establecimos
contacto con el novelista a quien años antes (todavia sin recibir el galardón
consagratorio de la literatura) hicimos una larga entrevista sobre la situación
política latinoamericana. Había
abandonado Bogotà meses antes, por la amenaza de las Fuerzas Armadas que le
acusaban de mantener contacto con grupos subversivos. Aquella tarde en un salón
del hotel Riviera Gabo habló sobre lo que había significado para él la reciente
muerte de su amigo el jefe militar panameño Omar Torrijos; fijó criterio sobre
el curso de la guerra centroamericana; y
refiriéndose a las próximas elecciones colombianas asomó el nombre de Alfonso
López Michelsen como la mejor opción para la presidencia de su país.
Como era natural preguntó por sus amigos
venezolanos y refrescó numerosas anécdotas
sobre su pasantia caraqueña entre los años 1957 y 1958. Fue duramente
crítico del gobierno de Luis Herrera Campings por su política internacional y
recordó que cuando lo conoció, recién caído Pérez Jiménez en la redacción de la revista “Momento”; le pareció uno de
los “sesenta hombres que llegaron a Caracas con Cipriano Castro”. En la
entrevista, aparecida en el Diario de Caracas repitió que de ser venezolano habría militado en el
MAS y suscribió los planteamientos de Teodoro Petkoff sobre el “socialismo con
rostro humano”
En
esta ocasión Gabo trabaja desde una casa en la zona diplomática de Cubanakàn
(el antiguo Country Club de La Habana ), en la pesquisa de
la vida de Bolívar. Sobre la mesa de trabajo
se amontonan las biografías sobre el Libertador de Indalecio Lièvano
Aguirre, Augusto Mijares, Salvador Madariaga los documentos de Vicente Lecuna y
una extensa investigación que en las bibliotecas y archivos caraqueños realizo
el historiador Vinicio Romero Martínez. Le entregué la historia novelada de
Caupolican Ovalles “Yo, Bolívar Rey”. Le pareció interesante el tema escrito
por su amigo en las tenidas literarias de la República del Este en Caracas
y me dijo: “pero ya esta bueno, tú sabes que en estos casos uno también se
intoxica”. De aquel diálogo quedaron unos apuntes que sirvieron de base luego
para una breve entrevista que se publicó
en el primer numero de la revista “Viernes” el 11 de septiembre de 1987.
“El Bolívar de Gabo usaba anteojos”.
En
la Habana el Premio Nobel consulta libros y
documentos para una obra sobre la vida del héroe. “Tenemos que poner a cambiar las estatuas”, dice el novelista.
El
sistema de trabajo no cambia. A las seis de la mañana Gabriel García
Márquez está sobre la procesadora de
palabras. Con paciencia (una vez declaró que podía tardarse hasta una mañana
para escribir una cuartilla), el escritor deja las notas de un nuevo libro.
¿Novela? ¿Investigación histórica? ¿Ensayo? ¿Ejercicio Periodístico? Todavía no
lo sabe.
-
GGM. Yo también quiero tener un Bolívar ¿no te parece?
- La figura de Bolívar le atrae
demasiado. Siempre pensó en aproximarse a un Libertador más humano, distante
del mármol y la gloria prodigada por las academias.
- GGM. Bolívar fue un personaje fabuloso. Por
eso me parecía absurda esa medida que existía en Caracas de obligar a usar
paltò para pasar por la Plaza Bolívar.
Eso no tenia sentido.
- Desde hace varios meses, en su casa
de Cubanakàn (el antiguo Country Club de
la Habana ),
Gabo estudia la vida de Bolívar. Consulta libros y documentos.
- GGM.
Vicente Lecuna es el autor que mejore estudio a Bolívar.
- ¿Qué te pareció el libro de Indalecio
Lièvano Aguirre?
-
GGM. Es un libro muy completo. Hizo un buen trabajo Lièvano.
- García Márquez busca en una carpeta
acordeón y extrae unos documentos.
- GGM. Siempre se ha dicho que Bolívar murió
en la mayor miseria, pero no fue asì. Aquí tengo un testamento que demuestra
que Bolívar, al morir en Santa Marta, dejo bienes y una herencia.
- Gabo asegura que los documentos
fueron encontrados en un lugar de la Costa Atlántica.
Para el novelista está claro que el
Libertador usaba anteojos, en algunas ocasiones y siempre andaba desnudo en su
casa, verdades que no ha dicho hasta ahora ningún historiador.
¿Fantasías garcìamarquianas?¿Imaginación para
recrear la historia; ¿La novela histórica de Macondo? Gabo está convencido de
que es hora de reinterpretar los hechos y darle a la historia una proyección más
cercana a la verdad y la vida.
- GGM.
Tenemos que poner a caminar las estatuas.
A
los meses la biografía novelada de Bolívar se publico con el titulo “El general
en su laberinto” y como todas las obras de García Márquez pronto conoció el
favor de los lectores y se incorporó a la extensa e inacabable bibliografía
sobre el Libertador. El relato viene a cuento por dos recientes circunstancias.
Chávez presentó el resultado de la reconstrucción digital del rostro del prócer
y dio curso a su obsesión bolivariana aportando nuevos datos sobre la vida de
uno de los personajes que ha recibido la mayor atención de investigadores y especialistas en la historia del mundo entero.
Por estos días también sus familiares confirman lo que hasta ahora era un
rumor: Gabriel García Márquez el escritor de una descomunal y exuberante
memoria la habría perdido en los oscuros
laberintos del Alzheimer.
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