El ABC de Roberto León Parilli / Presidente de ANAUCO
“Sostener el precio de un producto no es regularlo, la economía no se puede
domar como a un caballo”
domar como a un caballo”
¿De qué nos sirve un precio justo de cualquier producto si luego no lo conseguimos? Fue John Kennedy quien dio origen a que la ONU tratara el tema del consumidor de una manera diferente y dijo “consumidores somos todos”, señala el representante de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores.
Manuel Felipe Sierra
Desde hace varios años ANAUCO viene desarrollando una importante labor para organizar y defender a los consumidores, su presidente, el abogado Roberto León Parilli, habla extensamente sobre el fenómeno de la especulación y los efectos de las recientes medidas aplicadas por el gobierno. Estas son sus reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
— ¿Cuál es la visión que ustedes tienen de las recientes más medidas del gobierno con respecto a la regulación de precios y costos?
— Lo primero es que haciendo un diagnóstico de lo que son los derechos del consumidor, que se han venido conquistando a lo largo de la historia en el mundo entero y que hoy por hoy son reconocidos, yo recuerdo siempre las palabras célebres de John F. Kennedy, que fue quien dio origen a que la Organización de Naciones Unidas tratara el tema del consumidor de una manera diferente, porque en ese momento dijo “consumidores somos todos”. Pero se entendía como una masa abstracta que no tenía derechos particulares y andaba cada quien en lo suyo. Kennedy hizo un llamado para unir al consumidor y en aquel momento dijo que era el grupo más importante del mercado pero sin embargo que no era escuchado. Yo le agregaría que es el más legítimo, porque además se confunde mucho esa condición de consumidor con la de ciudadano. En ese sentido, en el mundo se han venido organizando movimientos que velan por los intereses de los consumidores.
— Y a partir de aquel momento nacieron movimientos de este tipo en Estados Unidos y España también.
— Sí. Hay muchos movimientos en Estados Unidos, en España y en Francia y en general se han venido extendiendo en el mundo, pero siempre centrados en algunos derechos que tiene el consumidor.
— ¿Cuáles son esos derechos?
— Vamos a resumir algunos de ellos: por ejemplo, el más importante, es que tiene que haber disponibilidad de poder decir, tiene que haber variedad para poder ejercer un derecho fundamental, que es el derecho a elegir bienes y servicios de calidad. En Venezuela tenemos ese derecho en el Artículo 117 de La Constitución. El segundo, es el derecho a la información; el consumidor tiene que tener, cuando hay variedad en los mercados, una información clara de cada producto: calidad, componente, precio, etc. eso se hace con el apoyo de la publicidad. El otro elemento es el derecho al reclamo y a la compensación, es decir, que si el consumidor ve afectado este derecho como una oferta engañosa o por un producto dañado, tiene derecho a reclamar de la mano de los organismos del Estado, a que se le indemnice por ello. Y Luego el acceso, pero para que allá acceso tiene que haber estabilidad de precios, pero estabilidad no es regular los precios. Se trata de que los precios no cambien de un día a otro, para que con el ingreso que tiene una persona pueda mantener su estatus de vida. Esos cuatro elementos en Venezuela están deprimidos. ¿Por qué? En primer lugar, porque para nadie es un secreto que la variedad h decaído, que hay que ir a cinco o seis lugres distintos para poder completar las compras.
Monopolio del Estado
— Pero se trata de una situación muy reciente…
— Claro, es muy reciente y tiene que ver con las políticas públicas que se han venido implementando, en las cuales el Estado se ha convertido en un Estado empresario y ha desplazado a los competidores, a los empresarios y el Estado es el que se ha metido en el juego comercial y es el jugador más importante del mercado. En algunos rubros es dueño único, en otros, posee porcentajes que superan el 80%. En consecuencia, el Estado ha monopolizado muchas de las fuentes de producción y comercialización de productos eliminando competidores, y cuando eso pasa también elimina variedad. Y esa es la razón por la cual ese derecho de tener bienes y servicios de calidad, no está claro en Venezuela. El otro elemento, el sostener el precio de un producto no es regularlo porque la economía es una de esas cosas que no puedes controlar ni domar como un caballo, la economía no acepta el látigo. Eso lo han conseguidos muchos países, por ejemplo Brasil, Chile, que tienen una inflación de un solo dígito mientras que aquí tenemos la inflación más alta de Latinoamérica y la tercera más alta en el mundo, y este también es un elemento que hace muy difícil que el consumidor pueda ejercer el derecho de acceso a los bienes.
— Pero también tiene que ver mucho con eso que se ha llamado la “cultura consumista” del venezolano, en la cual ha influido nuestra condición de país petrolero…
— Por supuesto, son problemas que vienen adheridos a la cultura y la formación juega un papel muy importante. No es lo mismo educar al consumidor para que sea un ciudadano solidario, que colabore con la estabilidad de un país en lo económico, que obligarlo con un látigo a tomar conductas que son contrarias a sus derechos. Yo creo que ese método ha sido muy negativo para el país. Ese tipo de situaciones como el racionamiento o ventas condicionadas es renunciar a nuestros derechos. También te decía que el otro derecho fundamental es el derecho al reclamo y a la compensación, ahora, cuando el Estado es empresario y a la vez supervisor y regulador a sí mismo, ese derecho se va a menos. Por ejemplo, cuando una persona va al Indepabis a reclamar sobre el servicio eléctrico, yo creo que eso no prospera. Porque lo natural es que sean las empresas privadas las provean de bienes y servicios para que el Estado supervise y regule.
— Pero también está la responsabilidad del Estado de enfrentar la especulación.
— Estas situaciones que estamos viendo en Venezuela, que nos han alejado de esos derechos fundamentales que se han venido conquistando en el mundo entero, pues ahora, después de muchos años de supuesta especulación que seguramente sí las hay, pero cuando el mercado se reprime se abren ventanas para la especulación, porque el bien más caro es el que no se encuentra. Entonces, esa situación nos ha llevado a que se den varias distorsiones en el mercado y ello justifica una medidas que más temprano que tarde se van a convertir en un boomerang y nos van a producir efectos negativos, como ha ocurrido con el arrendamiento de apartamentos, que es una ley que beneficiaba supuestamente al inquilino y que ahora no se consigue nada en alquiler. ¿De qué nos sirve un precio justo de cualquier producto si luego no lo conseguimos? Yo preferiría tener el precio adecuado, el precio estable y siempre tener el producto a la vista, yo creo que ese debe ser el norte.
La organización
— ¿Cómo ha sido la experiencia de ANAUCO, siendo la organización más importante que se ocupe del tema en el país?
— Bueno, nuestra experiencia ha sido que cuando el consumidor se une y se organiza tiene mucha más fuerza. Todo los logros que hemos venido obteniendo en la organización (son muchos los casos que hemos “ganado” para darle algún calificativo) provienen de la capacidad organizativa. Cuando hemos unido el esfuerzo de los consumidores hemos obtenido resultados más rápidos y más efectivos, por lo tanto no estaba muy equivocado Kennedy, que decía que el consumidor individualizado, el consumidor en su personalidad individual no tiene la misma fuerza, pero cuando se organiza, es el la fuerza más grande del mercado. Él veía muy difícil la posibilidad de organizarse porque las barreras de distancia y tiempo dificultaban que el consumidor se pusiera de acuerdo, pero Kennedy no contaba con las redes sociales, con twitter, por ejemplo. Esa potencia de la tecnología está siendo utilizada por los consumidores y creo que estamos logrando muchas cosas y cada vez vamos a lograr más porque nos vamos a entender mucho mejor.
— ¿Cuáles son las quejas más frecuentes que han recibido con respecto a toda esta situación con los precios?
— Lo primero es la medida más “efectista” que real. Nosotros hicimos una especie de encuesta en las colas que hemos estado viendo en todos los comercios del país, resulta que un gran porcentaje de las personas que están allí están comprando para otros. Eso es un elemento que hay que tomar en cuenta, si se están beneficiando las personas que están en la cola o se están beneficiando terceros que están comprando productos para revenderlos. Por eso digo que es muy “efectista”, que en la práctica no está llegando verdaderamente a las personas que lo necesitan. Porque a veces le da igual a las personas que algo cueste cincuenta, treinta o siete mil bolívares cuando no tiene ni los siete mil, no lo puede comprar. Eso es una de las cosas que vimos. En algunos casos observamos que fue ficticia la rebaja de precios, porque ellos esperaban la llegada de las autoridades, entonces lo que hicieron fue remarcar los precios y luego bajaron a lo mismo. También hemos recibido denuncias de empresarios que se compraron ellos mismos los productos para no perder tanto, a través de sus empleados o familiares. Igualmente, denuncias que tienen que ver con los funcionarios y es que habían muchos apartando cupos en las colas.
— Todos los analistas, economistas y expertos hablan de que las consecuencias de estos se sentirán el próximo año…
— Se van a sentir porque la capacidad de reposición en la velocidad que requiere el mercado para volver a abastecer sobre todo con esa garantía y ese anuncio de que se van a mantener los precios en el tiempo, es muy difícil. Los productos que habían ahora fueron insuficientes para la gente que estaba en las colas y las colas y todo eso se va a seguir manteniendo en el tiempo. Además, cuando el Estado se ha convertido en importador y vendedor no lo ha hecho muy bien, han faltado productos que dominan totalmente el Estado, yo no veo cómo ello va a ser distinto esto. Históricamente, cuando el Estado ha asumido esa conducta de empresario no ha sido eficiente, entonces yo no puedo esperar que esta vez sí lo sea.
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