GARDEL Y SINATRA
“A los 80 años de la muerte del ídolo del tango”.
En 1934 Carlos Gardel preparaba la que
sería su última gira a América Latina. Había llegado a Nueva York desde
Francia contratado por la Paramound para protagonizar varias películas. Filma “Cuesta Abajo”, “Mi Buenos Aires Querido” y “Tango en Broadway”.
En ese tiempo conoce al joven bandoneonísta Astor Piazzolla que con el
tiempo habría de revolucionar el tango. Participa en el musical “Cazadores de estrellas”
junto a Bing Crosby, Richard Tauler y Ray Noble. Entre filmación y
filmación Gardel cantaba en los musicales de la cadena NBC acompañado
por la orquesta de Richard Hommer. Su éxito fue tal que inicia el
programa propio “Carlos Gardel, barítono argentino” en la misma
emisora todos los días a las nueve de la noche. La audiencia crecía,
mientras millones de estadounidenses trataban de olvidar los estragos de
la Gran Depresión.
Se cuenta que un día un joven de 18 años
se hizo un oyente fanático del ídolo porteño. Se llamaba Francis
Albert Sinatra Agravantes, había nacido en la barriada Hoboken en New
Jersey, hijo de genovesa y siciliano y ya demostraba cualidades para el
canto. Pese a su corta edad había trabajado como camionero, repartidor
de diarios, cadete y mandadero de los mafiosos de cabotaje, lo cual lo
había conducido en más de una oportunidad a las comisarías. Una noche
Sinatra llegó a los estudios de la NBC en compañía de su novia Nancy
Barbato. Cuando terminó el programa se acercó tímido, y en cierto modo
avergonzado ante el cantante. Es Nancy quien le cuenta a Gardel que su
novio está desperdiciando su talento porque tiene una voz muy hermosa y
en vez de educarla, agota el tiempo en compañía de muchachos de dudoso
vivir.
Se cuenta que Gardel le dice: “Mira Ragacino cuando yo tenía tu edad andaba en Buenos Aires como vos andás en Nueva York”.
Le refiere anécdotas de su niñez con jóvenes de mala conducta cerca del
mercado de Abasto. Entrado en confianza le relata su amistad con unos
jovenzuelos también genoveses, la familia Traverso, cuyo padre tenía una
fonda llamada O`Rondeman, que servía de refugio a personajes de la mafia porteña.
Sinatra oía a Gardel como un alumno
obediente ante un profesor a quien se le rinde la mayor admiración.
Gardel le recomienda que en la radio está abierto un concurso para
cantantes y que nada perdería con participar en él. Sinatra se presenta
al certamen acompañado por el trío Three Flashes que para la ocasión se
hicieron llamar Hoboken Tour, ya que todos vivían en el barrio de ese
nombre en New Jersey. Ganan el primer premio e inician una gira
patrocinada por el programa. Al tiempo, Sinatra abandona el recorrido
pero ya tenía despejado el camino del éxito y de la fama.
Mientras tanto Gardel da los toques finales a su gira latinoamericana. Antes filma “El día que me quieras” y “Tango Bar”
película donde canta sus éxitos más recordados. En abril se marcha con
rumbo a Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curacao, Colombia, Panamá, Cuba y
México. Es histórico el recibimiento que le ofrecen los caraqueños en
la Estación de Caño Amarillo y sus actuaciones en teatros y emisoras.
Juan Vicente Gómez lo invita a Maracay y es célebre su interpretación
del tango “Pobre gallo bataraz” tema que le gustaba al
dictador, seguramente por su afición a las riñas de gallo. Viaja a
Maracaibo y en la escala en Curacao hace contacto con varios exilados y
les habría hecho entrega de un aporte económico parte de lo que cobró
por su actuación ante Gómez. Viaja a Medellín, una ciudad colombiana con
larga tradición tanguera y el 24 de junio, junto con el compositor Alfredo Lepera y algunos de sus
músicos, fallece en un choque de dos aviones en el aeropuerto Las
Playas. Gardel se encontraba en lo mejor de su carrera y su muerte
provocó el llanto en millones de admiradores, tanto que desde entonces
se dice que “Gardel cada día canta mejor”-
El joven Sinatra ya define su estilo
sobre la base de una compresión natural de la música popular como lo
habían entendido Bing Crosby, Fred Astaire, Benny Goodman y Louis
Armstrong, en el sentido de que la canción debería ser la extensión de
la conversación. Se reconoce entonces su capacidad interpretativa para
transmitir las emociones implícitas en las letras de las composiciones,
en un tono próximo al de bajo-barítono.
Entre 1940 y 1953 Sinatra se consagra
como el cantante más popular de Estados Unidos y su fama se proyecta a
través de las películas, multitudinarias presentaciones y la industria
discográfica. Su primer film “Las Vegas Night” de Ralph Murpy se rueda en 1941 y en ella actúa junto con la orquesta “Dorsey”. Se le conoce como “La Voz”
y su nombre se populariza aún más con la expansión del medio
televisivo, obteniendo todos los premios y merecimientos de la crítica
y el público.
En agosto de 1981 Sinatra viaja a Brasil
y Argentina en una gira relámpago. En Río de Janeiro se presenta en el
estadio Maracaná con un lleno que envidiarían las mejores tardes de un
mundial de fútbol. En Buenos Aires debuta en el Luna Park ante 20.000
personas, y según confesara este habría sido uno de sus mejores shows en
los últimos años. Permanece pocas horas en la capital argentina y de
ellas queda una anécdota que es recordada ahora por un amigo a través de
un email: “muy pocos supimos que el día anterior convenientemente
camuflado para pasar de incógnito Sinatra se hizo llevar hasta la zona
del Abasto. Había pedido previamente al agregado cultural de la
embajada de EE.UU que lo acompañaba, que tratara de ubicar donde estaba
el café O`Rondeman. Este lo condujo a la esquina de Agüero y Hummahuaca donde
un terreno baldío dejaba ver entre yuyales viejos cimientos. En la
tarde fría porteña, Sinatra sacó de su sobretodo una amarillenta entrada
de un espectáculo radial de 1934, la besó, la puso en tierra y para
asombro de todos chapurreó en un castellano casi fonético: ¿Dónde
estarán Traverso, el Cordoves y el Noy, el pardo Agusto, Flor y el
morocho Aldao, los guapos del Abasto rimaron mi cantar. Y en voz fuerte
para que todos lo oyeran agregó”: “Thanks for helping me to live, Mister Gardel”. “La Voz” se apagó en Los Ángeles a los 82 años, el 14 de mayo de 1998. El 24 de Junio se cumplieron 80 años de la muerte de Carlos Gardel.
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