CORREA: 5
AÑOS NO ES NADA
“Nunca pensé que este día,
el día más triste de mi vida fuera a suceder durante mi gobierno”, dijo Rafael
Correa ante la multitud que rodeaba el Palacio de Carondelet. Había recobrado la calle luego de varias horas en
el Hospital Policial de Quito. La mañana del jueves 30 de septiembre del 2010,
el Cuartel de la Policía Nacional fue estremecido por un motín. Los “chapas”
(apelativo quiteño de policía), cuestionaban un veto presidencial al
anteproyecto de Ley de Servicios Públicos. Correa se hizo presente para
dialogar con los huelguistas. En un ambiente ya caldeado, fue recibido con rechiflas y gases lacrimógenos y a punto de
asfixia fue trasladado al centro asistencial. El episodio desató el
desconcierto. En un país acostumbrado a golpes de estados civiles y asonadas
legislativas, parecía llegar el momento de un curioso golpe de estado policial.
Se recuerda que el 5 de febrero
de 1997, numerosas organizaciones sociales salieron a las calles para repudiar
el gobierno de Abdalá Bucaram Ortiz, heredero de la corriente de Jaime Roldós,
su cuñado y presidente de la República que pereciera en un accidente aéreo.
Bucaram había ejercido anteriormente
varias funciones públicas y era conocido además
como cantante y atleta (asistió a las Olimpíadas de Munich en 1972). El
7 de febrero de 1998 una marejada popular lo hizo salir del poder y el
Parlamento lo destituyó por “incapacidad mental”. En esos días, el disco de
mayor venta en Ecuador era su long play “Un loco que ama”.
En la jornada de protesta
contra Bucaram participó activamente el abogado Jamil Mahuad, ex alcalde de
Quito, con una destacada gestión en materia de servicios públicos. La salida de
Bucaram dio paso al ascenso provisional
de Fabián Alarcón, presidente del Congreso Nacional. En las elecciones de 1998
Mahuad derrotó a su contendor Álvaro Novoa. Durante su gobierno se firmó un tratado de paz con Perú que puso
término a un largo conflicto entre los dos países; enfrentó una crisis bancaria
y adoptó el dólar como moneda nacional, logrando con ello estabilizar la
economía. Sin embargo, crecía el malestar en grupos indígenas y en la izquierda
por sus políticas consideradas
neoliberales. La Confederación de Nacionalidades Indígenas, en abierta
oposición tomó un día las calles de
Quito y la multitud avanzó hacia el Congreso Nacional apoyada por un grupo de
coroneles. A la medianoche, Mahuad dimitió y un triunvirato integrado por el
vocero indígena Antonio Vargas, el coronel Lucio Gutiérrez y el jurista César
Solórzano Constatine asumió el mando.
Gutiérrez se separó por presión militar y el académico Gustavo Novoa fue
nombrado presidente provisional.
Gutiérrez fue dado de baja
y detenido durante seis meses; y finalmente favorecido por una medida de
gracia. Tiempo después emprendió una intensa campaña y conformó una alianza con
grupos indígenas encabezada por su partido Sociedad Patriótica. En esos días
surgió la acusación de haber recibido financiamiento de Hugo Chávez a través de
un asistente del canciller José Vicente Rangel y circularon versiones que sus
finanzas eran alimentadas con aportes de las FARC. El 24 de noviembre de 2002
Álvaro Novoa sufre otra derrota y Gutiérrez es electo presidente. Al tiempo,
surgen problemas en las relaciones con
el Congreso Nacional y para solventarlos procura un acuerdo con los partidarios
de Bucaram. Aprovecha un viaje oficial a Panamá y se entrevista con el ex presidente a quien le garantiza su
regreso a Ecuador.
El 20 de abril de 2005 fue
el día de mayor presión de la “rebelión de los forajidos”, un movimiento que
comenzó con los llamados del periodista Francisco “Paco” Velásquez, de la
emisora juvenil “La Luna”, que facilitaron crecientes protestas de la clase media contra el
gobierno de Gutiérrez. Rápidamente se produjo el contagio con los medios de
comunicación y se configuró una impensada respuesta de la sociedad civil. El
clima se hizo irrespirable. El periodista Fernando Cárdenas cuenta: “desde la
Casa de Gobierno salieron varias camionetas todoterreno pero se alcanzó a
distinguir que Lucio no iba en la caravana. Todavía permanecía en su oficina.
Cuando la plaza de la Independencia había sido tomada por los “forajidos” se pudo
ver cómo un helicóptero se posaba en el recinto presidencial y rescataba al
mandatario para conducirlo al aeropuerto”.
Por 60 votos el Congreso aprobó la salida del presidente “por vacante de
sus funciones”, y en su lugar fue designado Alfredo Palacios. Entre quienes
aparecieron al frente de las movilizaciones se encontraba el economista Rafael
Correa, que habría de asumir el Ministerio de Economía en el gobierno
provisional.
Correa se postuló a la
presidencia de la República y obtuvo la victoria en las elecciones del 26 de
noviembre de 2006 frente al incorregible
Álvaro Novoa. Su ascenso coincidió con la expansión del ALBA, la
propuesta chavista que había contaminado Bolivia, Perú, además de Nicaragua.
Correa se sumó a ella y compró un seguro de sobrevivencia económica por la vía
de la ayuda petrolera; y convocó a una Constituyente que permitió drenar los cambios políticos. Para Correa lo
ocurrido el jueves 30 de septiembre tuvo todas las características de un golpe
de estado, por supuesto, con la modalidad ecuatoriana e insistió en que en todo
ello estuvo metida la mano del excoronel Lucio Gutiérrez. Si se revisa la
reciente historia de Ecuador no cabe duda que Correa tenía razones para la
preocupación y porqué no, para la tristeza.
5 años después, Rafael
Correa, reelecto para un segundo mandato enfrenta numerosas protestas de indígenas
y sectores obreros. Y es acusado en las instancias internacionales de atentar
contra la libertad de prensa. ¿Será que podría ocurrir una nueva sublevación como
la de un día como hoy en el 2010?
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