ANÁLISIS
ALMAGRO Y LA “ FAKE NEWS “
¿Ciertamente
Luis Almagro abogó por una intervención militar en Venezuela? Cuesta creer que
un diplomático con experiencia y que además encabeza un organismo internacional
pueda violentar impunemente las más elementales normas de discreción y sensatez
que imponen el manejo del alto cargo. No era para menos entonces la andanada de
réplicas y críticas de países y organizaciones que hasta ese momento compartían
sus puntos de vista en relación con la salida de la crisis venezolana
.Once de las catorce naciones que integran el llamado “Grupo de Lima “, y que
en la práctica han asumido en los últimos meses el papel que debía corresponder
a la OEA, reaccionaron duramente en cosa de horas ante una audaz e infortunada afirmación. El
gobierno de Colombia en la voz de su
canciller Carlos Trujillo Holmes (quien acompañaba a Almagro en la frontera
colombo-venezolana en el momento de la declaración) se unió al desacuerdo
expresado por el grupo latinoamericano, e incluso el presidente Ivan Duque
subrayó la posición de Bogotá al afirmar que “una intervención militar termina legitimando
al dictador“.
Como
si fuera poco el canciller de Uruguay Rodolfo Nin Novoa ( cargo que ejerció
Almagro durante el gobierno de José “Pepe “ Mujica ) rechazó la posibilidad de
una acción de esa naturaleza contra Venezuela y aseguro que su país “ no
apoyaría su eventual reelección como secretario general del organismo “.Curiosamente,
- las palabras posteriormente desmentidas en los términos publicados por la
prensa por el propio Almagro- fueron saludadas de manera entusiasma por voceros
de la oposición venezolana en el exterior que parecen convencidos que la
solución de nuestros problemas no será producto del esfuerzo y las luchas de sus compatriotas sino el
regalo de una caritativa mano extranjera que actuaria con la sospechosa inocencia de una dama de la caridad . El hecho
cierto es que una palabra, una expresión, si es manejada de manera interesada por un
medio de comunicación de comprobado alcance puede desatar tormentas indetenibles como la
que todavía afecta la imagen del funcionario. Y es que en rigor, más allá de la
palabra “militar” no existe ninguna diferencia entre su pensamiento y la actitud
que mantienen quienes se adelantaron a
desmarcarse de él por una frase seguramente pronunciada al calor de la emoción en una tarde calurosa de Cúcuta.
PELIGROSO
CONTAGIO
Y es
que la llamada “fake news” o la falsa y media verdad ya no sólo circula
libremente en las redes digitales si no
que es asumida también -en procura de un mayor rating o mayores niveles de
venta por periódicos, emisoras y televisoras- hasta ahora consideradas como
depositarias de la verdad y en consecuencias dignas de la confianza del público.
El reciente episodio provocado por una nota de sospechosa condición editorial
en el “New York Times “(periódico
centenario que consagró su credibilidad por sus denuncias contra Richard Nixon
en el caso “Watergate”), y la cual afectaría al presidente Trump y al más alto entorno de la Casa Blanca, y
que aun no ha sido lo suficientemente aclarada conforme a la tradición del
periodismo norteamericano, llama poderosamente la atención. Una tendencia que
hasta ahora se refugiaba en el manejo irresponsable de las redes sociales que escapan
a la disciplina y al compromiso ético de la profesión -tanto que según la
revista “ Sciense “ las informaciones falsas son retwiteadas en un setenta por
ciento más que las verdaderas y cuya
difusión alcanzaría como promedio entre mil y cien mil personas en contraste
con las informaciones veraces- ahora parece trasladarse, si bien todavía de manera puntual , a una
nueva arma en manos de intereses económicos y el fanatismo político para
contaminar y distorsionar el debate de las ideas y la contrastación política
civilizada . Razón tiene entonces el escritor español Javier Marías cuando se
pregunta “¿qué habría sido del mundo si Goebbels hubiera contado con la internet?”
@manuelfsierra
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