lunes, 24 de septiembre de 2018

ANÁLISIS

ALMAGRO  Y LA  “ FAKE NEWS  “

¿Ciertamente Luis Almagro abogó por una intervención militar en Venezuela? Cuesta creer que un diplomático con experiencia y que además encabeza un organismo internacional pueda violentar impunemente las más elementales normas de discreción y sensatez que imponen el manejo del alto cargo. No era para menos entonces la andanada de réplicas y críticas de países y organizaciones que hasta ese momento compartían sus  puntos de vista  en relación con la salida de la crisis venezolana .Once de las catorce naciones que integran el llamado “Grupo de Lima “, y que en la práctica han asumido en los últimos meses el papel que debía corresponder a la OEA, reaccionaron duramente en cosa de horas  ante una audaz e infortunada afirmación. El gobierno de  Colombia en la voz de su canciller Carlos Trujillo Holmes (quien acompañaba a Almagro en la frontera colombo-venezolana en el momento de la declaración) se unió al desacuerdo expresado por el grupo latinoamericano, e incluso el presidente Ivan Duque subrayó la posición de Bogotá al afirmar que “una intervención militar termina legitimando al dictador“.
Como si fuera poco el canciller de Uruguay Rodolfo Nin Novoa ( cargo que ejerció Almagro durante el gobierno de José “Pepe “ Mujica ) rechazó la posibilidad de una acción de esa naturaleza contra Venezuela y aseguro que su país “ no apoyaría su eventual reelección como secretario general del organismo “.Curiosamente, - las palabras posteriormente desmentidas en los términos publicados por la prensa por el propio Almagro- fueron saludadas de manera entusiasma por voceros de la oposición venezolana en el exterior que parecen convencidos que la solución de nuestros problemas no será producto del esfuerzo  y las luchas de sus compatriotas sino el regalo de una caritativa mano extranjera que actuaria con la sospechosa  inocencia de una dama de la caridad . El hecho cierto es que una palabra, una expresión,  si es manejada de manera interesada por un medio de comunicación de comprobado alcance  puede desatar tormentas indetenibles como la que todavía afecta la imagen del funcionario. Y es que en rigor, más allá de la palabra “militar” no existe ninguna diferencia entre su pensamiento y la actitud que  mantienen quienes se adelantaron a desmarcarse de él por una frase seguramente pronunciada al calor de la emoción  en una tarde calurosa de  Cúcuta. 

PELIGROSO CONTAGIO

Y es que la llamada “fake news” o la falsa y media verdad ya no sólo circula libremente  en las redes digitales si no que es asumida también -en procura de un mayor rating o mayores niveles de venta por periódicos, emisoras y televisoras- hasta ahora consideradas como depositarias de la verdad y en consecuencias dignas de la confianza del público. El reciente episodio provocado por una nota de sospechosa condición editorial en el “New York Times  “(periódico centenario que consagró su credibilidad por sus denuncias contra Richard Nixon en el caso “Watergate”), y la cual afectaría al presidente Trump  y al más alto entorno de la Casa Blanca, y que aun no ha sido lo suficientemente aclarada conforme a la tradición del periodismo norteamericano, llama poderosamente la atención. Una tendencia que hasta ahora se refugiaba en el manejo irresponsable de las redes sociales que escapan a la disciplina y al compromiso ético de la profesión -tanto que según la revista “ Sciense “ las informaciones falsas son retwiteadas en un setenta por ciento más que las verdaderas  y cuya difusión alcanzaría como promedio entre mil y cien mil personas en contraste con las informaciones veraces- ahora parece trasladarse,  si bien todavía de manera puntual , a una nueva arma en manos de intereses económicos y el fanatismo político para contaminar y distorsionar el debate de las ideas y la contrastación política civilizada . Razón tiene entonces el escritor español Javier Marías cuando se pregunta “¿qué habría sido del mundo si Goebbels hubiera contado con la internet?”




@manuelfsierra

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