Análisis
17/05/2002
LA CARTA DE CHAVEZ
La necesidad de superar el cuadro de ingobernabilidad ya no sólo preocupa a la oposición. Tras dificultades para concretar un diálogo nacional; y los resultados de la ronda de interpelaciones televisivas de altos oficiales en la AN (cuyas revelaciones antes que aclarar los episodios del mes pasado, han colocado en su justa dimensión la anarquía que carcome a la FAN), se reproducen agravadas las causas que condujeron al golpe de estado o vacío de poder del 11 de abril.
Tres fórmulas serían viables en este camino. La tesis del referéndum consultivo propuesto por la CTV y los partidos de la oposición desde hace varios meses. Si bien un resultado adverso al gobierno en una consulta de este tipo no es vinculante y, en consecuencia, no significa el abandono por el mandatario de la Presidencia de la República, sería un factor de tal combustión que haría aún más inmanejable la crisis nacional.
Una Enmienda Constitucional que permita el recorte del período presidencial, la convocatoria a elecciones y la consagración de la doble vuelta, es una tesis que ha ganado espacio en el seno de la Asamblea Nacional, estimulada por el grupo disidente del MVR algunos parlamentarios del MAS oficialista y que incluso podría contar con el apoyo de representantes del partido en el poder.
Últimamente ha cobrado fuerza -desde el ámbito oficial- un tercer planteamiento. Ciertamente, hasta ahora no ha sido confirmado públicamente, pero se sabe que fue puesto sobre la mesa en la reciente conversación entre Chávez y Miquilena. Se trataría de la renuncia del gobernante y de todos los poderes públicos para ser relegitimados en elecciones generales convocadas en un lapso perentorio. Por supuesto, Chávez tendría derecho a ser postulado nuevamente.
¿Que hay detrás de esta jugada? Con la iniciativa, el gobierno pasaría a la ofensiva y colocaría a la oposición en una actitud incómoda. Las anteriores alternativas están dirigidas a provocar únicamente la salida de Chávez. Con esta propuesta se trataría de una especie de borrón y cuenta nueva. A la oposición le resultaría cuesta arriba oponerse a una fórmula de este tipo. No obstante, no es tan bien vista como las anteriores. Las razones son evidentes: Chávez (incluso debilitado en su popularidad y credibilidad) sigue siendo el dirigente político con mayor peso específico. El referéndum consultivo, en cambio, se daría en términos dilemáticos: sí ó no; además sin referentes humanos o la confrontación entre candidatos.
En unas elecciones que se realicen dentro de tres meses, por ejemplo, Chávez seguiría manteniendo una importante ventaja y la oposición, tendría que aglutinarse en torno a un candidato único. En el escenario de que Chávez perdiera, sería como producto de una recomposición electoral de todos los factores públicos y no como una operación exclusivamente dirigida contra él.
¿Por qué Chávez, quien se ha negado sistemáticamente a cualquier mecanismo distinto al previsto en la Constitución Bolivariana estaría ahora dispuesto a someter su liderazgo a una prueba electoral? La explicación es sencilla: la ingobernabilidad afecta en primer lugar al propio gobierno para cumplir con sus más elementales y simples tareas. Seguramente por eso el diputado Rafael Simón Jiménez, líder del masismo chavista declaraba ayer: “si fuera Chávez iría a elecciones”.
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