sábado, 9 de julio de 2011

REFERENDUM:LA PRUEBA CRUCIAL

EN 3 Y 2

REFERENDUM:LA PRUEBA CRUCIAL
20/07/2003
Manuel Felipe Sierra

Chávez para avanzar en su proyecto autocrático ha tenido una ventaja: claridad en los objetivos finales. Ello le permitió usar las reglas democráticas para acceder al poder en el entendido de que se trataba de un tramo que inevitablemente debía transitar. Pero nunca olvidó el propósito sustantivo de la llamada revolución bolivariana. Cabalgando sobre la onda expansiva de la popularidad que potenció su victoria en diciembre de 1999, impulsó el proceso constituyente que le permitió una Constitución hecha a la medida y por esta vía su relegitimación y un férreo control de los poderes públicos.

Convencido de que debía recorrer el camino que establece el juego democrático, pero a la vez fijar las bases de su propio blindaje legal supo convivir -en algunos casos traumáticamente, es cierto- con las instituciones heredadas de la etapa democrática. No obstante, impulsaba las líneas maestras de un plan que ahora asume su fase definitiva. Después del deslinde con Luis Miquilena y el factor civilista del MVR se enfrentó a dos eventos que le permitieron endurecer el carácter antidemocrático de su propuesta: los hechos del 11 de abril (todavía confusos) y el resultado del largo paro cívico de diciembre y enero que le imprimieron un nuevo ritmo a su estrategia.


Lo ocurrido en abril le abrió las puertas para decapitar la élite institucional de la Fuerza Armada Nacional y las derivaciones del paro nacional le permitieron la captura de los niveles gerenciales de PDVSA y el virtual secuestro de la economía privada, eludiendo de paso la convocatoria al referéndum consultivo del 2 de febrero constitucionalmente activado por el Consejo Nacional Electoral. Ahora, Chávez se apuntala en un manejo discrecional de los mandos castrenses, fortalecido por el proceso de fidelización de la vida nacional y se dispone a bloquear e interferir, y por que nó en última instancia, desconocer los resultados del referéndum revocatorio que debería activarse a partir del 19 de agosto.

La oposición, en cambio, ha seguido un camino distinto. La vasta tradición democrática de los venezolanos impidió -y todavía impide de alguna manera- la cabal comprensión de los planes del chavismo. En los primeros años del gobierno porque los factores opositores habían sido devastados por la avalancha “bolivariana” y también por la torpeza como los principales partidos manejaron el tema electoral en la coyuntura del 98. A partir del 2001 se produjo una reactivación del campo opositor. Pero ello no se dio como solía ocurrir en el pasado por la recuperación de las fuerzas partidistas, sino por la emergencia de la sociedad civil mediante un fenómeno inédito en la historia del país. Más que la dirigencia tradicional fueron factores gremiales como la CTV y Fedecámaras y los nuevos agentes que aparecían en la escena nacional los que percibieron el verdadero trasfondo del chavismo.

La Coordinadora Democrática que nació como consecuencia de esa eclosión política y social y que por definición es una plataforma donde coexisten visiones contrapuestas, supo conducir con acierto los hechos ocurridos después del 11 de abril. Pero ahora, en la nueva fase del proceso bolivariano caracterizada por un acento en la represión y una clara intención de cerrar, hasta donde sea posible, los espacios del juego democrático, parece confundida en cuanto el rumbo a seguir. Chávez paralelamente al reforzamiento de los perfiles autocráticos del régimen ha  logrado crear la ilusión en algunas figuras de la vieja política de que son posibles salidas electorales sorteando lo que para él constituye el obstáculo insalvable de la consulta revocatoria.

A estas alturas, el referéndum es el único instrumento que tiene la sociedad democrática para enfrentar el autoritarismo e impedir la perpetuación de un modelo, que aun guardando algunas apariencias democráticas, tenderá a consolidar los mecanismos de la fuerza. No es una concesión de Chávez, sino un derecho constitucional. Si el gobierno logra debilitar la lucha a favor de la salida a la crisis de ingobernabilidad establecida a plazo fijo abrirá criminalmente las puertas a un futuro impredecible y que luce no exento de la amenaza de la violencia generalizada. Chávez se habrá consolidado y las ingenuas ilusiones electoralistas de algunos dirigentes serán irremediablemente sepultadas. Chávez se ha conducido por una autopista mientras que la oposición lo ha hecho a través  vericuetos, trochas y, en algunos casos, caminos verdes.


MILITARES
UNIDOS

El sábado se dio a conocer el “Manifiesto de Caracas”, declaración fundacional de la Alianza Militar por Venezuela. El hecho tiene una extraordinaria importancia. Se trata de una plataforma que reúne a numerosos oficiales de todas las promociones de los cuatro componentes, incluyendo a los oficiales disidentes de Altamira, con el propósito de establecer las bases mínimas para la defensa de la institución (más allá de diferencias políticas) seriamente amenazada por la desnaturalización de sus objetivos fundamentales y por una fuerte tendencia para convertirla en milicias parecidas a las cubanas. Y por que además el objetivo inmediato de la organización se concreta en impulsar el referéndum consultivo que deberá activarse en agosto. Los dirigentes de la alianza insistieron en que es indispensable despejar de cualquier duda el camino hacía la consulta sobre la premisa de que esta se realice en el 2003, como única posibilidad para abrir espacio a la reconciliación nacional y la reconstrucción del país a partir de las reglas de la convivencia democrática.


LA OFENSIVA
CONTRA LOS MEDIOS

El gobierno persistirá -y no podía esperarse otra cosa- en la aprobación de la Ley Mordaza. La sentencia 1942 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia basada en una ponencia del magistrado Jesús Eduardo Cabrera, que facilita la aplicación de la censura previa y que de manera insólita desconoce tratados internacionales suscritos por Venezuela en materia de libertad de expresión, es un paso más en el camino de estrangular los derechos de expresión y de información y de hacer cada vez mas difícil y riesgoso el desempeño del oficio periodístico. Para el proyecto autocrático de Chávez el control de los medios de comunicación es un prerrequisito para su consolidación plena. Al mismo tiempo, la semana pasada se registraron nuevos atentados contra emisoras y medios del interior del país y se recrudecieron las amenazas contra comunicadores sociales. El país se encamina de esta manera hacía un modelo abiertamente antidemocrático. Hay una sola posibilidad de evitarlo: impulsar la consulta revocatoria.

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