miércoles, 7 de septiembre de 2011

EL RIESGO OPOSITOR

AL COMPÁS DE LOS DÍAS

EL RIESGO OPOSITOR
22/01/2008
Manuel Felipe Sierra

Si los partidos de la oposición no hacen una lectura desprejuiciada y exhaustiva del resultado del referéndum del 2 de diciembre, corren el riesgo de comprometer lo que podría significar una segura victoria en las elecciones de gobernadores y alcaldes de octubre o noviembre. La tendencia a extrapolar mecánicamente los escrutinios de la consulta que rechazó la propuesta de Chávez a las condiciones que privarán en los futuros comicios comporta un gravísimo error. El triunfo del NO fue un voto con un alto contenido social y no solamente partidista o ideológico. Se trataba de defender derechos sustantivos que hubieran sido liquidados de imponerse la aspiración presidencial remendada por la Asamblea Nacional.


En cambio, en la futura escogencia entran en juego otras circunstancias, como los liderazgos nacidos en las regiones y municipios y las fuerzas emergentes que han debilitado la base de sustentación del chavismo y que determinaron que el mes pasado se pusiera freno al proyecto totalitario. ¿Era posible ese revés sin que durante ocho años cobraran protagonismo en las calles las organizaciones de la sociedad civil, las asambleas de ciudadanos, los gerentes despedidos de PDVSA, los militares disidentes, los periodistas, los medios de comunicación y finalmente la emergencia del movimiento estudiantil con sus masivas protestas contra el cierre de RCTV? ¿Era previsible ese desenlace sin el aporte de los desprendimientos del chavismo representados por el partido PODEMOS y el llamado “efecto Baduel”?

Si se llegara a imponer la visión sectaria y excluyente que parece asomar en algunas siglas o franquicias de la oposición antichavista tradicional, se estarían desconociendo las luchas y los tropiezos que han signado la defensa de la democracia y las libertades en los últimos años y que decretaron, sin duda, la activación mayoritaria contra los contenidos que anidaban en la pretensión de Chávez de perpetuarse en el poder. Pero resultaría mucho más grave aún que se reprodujeran deplorables episodios de la llamada Cuarta República. Ello le ofrecería al oficialismo la oportunidad para confrontar en ventaja y revertir lo que ahora, con un manejo certero y realista, supondría otra derrota estratégica de un invento delirante que rechaza el mundo y que contraviene claramente la realidad venezolana. 

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