En
la embajada de Ecuador en Londres Julian Assange “dispone de una habitación con
cama, teléfono y conexión a internet, ducha, cocinita, caminadora y lámpara
solar”, según registran los cables. El fin de semana se asomó al balcón y
micrófono en mano habló a un grupo de curiosos congregados frente a la sede
diplomática. En ese momento, su nombre y su imagen ganaban espacio en las páginas de la prensa y
en los noticiarios televisivos a nivel mundial. No era para menos. Voceros del
gobierno británico anunciaban la posibilidad de que la embajada ecuatoriana
fuera ocupada para detener a Assange
solicitado por el gobierno de Suecia. El presidente ecuatoriano Rafael Correa,
después de varios tanteos y consultas con otros mandatarios, le otorgaba el
asilo y le ofrecía el territorio de su país como exilio. Desde Washington, se
advertía sobre un posible conflicto diplomático de largo alcance, toda vez que
Assange violentó leyes al revelar secretos propios de la inteligencia de varios
países. La OEA
anunciaba una reunión para discutir el tema que atañe a uno de sus países
miembros y el ALBA condenaba al gobierno británico y exigía respeto a la
soberanía ecuatoriana. Hugo Chávez aprovechó para amenazar con una enérgica
respuesta en caso de que se produjera la
ocupación de la embajada en Londres.
¿Por
qué tantos y diversos elementos se conjugan en un juicio al fundador de
Wikileaks? ¿Qué tienen que ver unas acusaciones por delitos sexuales que habría
cometido Assange en Suecia con una crisis diplomática que pone a prueba la
convivencia entre el viejo imperio inglés, una nación latinoamericana, la
prudente política sueca y la misma Casa Blanca? Sobra el misterio en la primera
gran novela informática que ahora se escribe y que tiene como protagonista a un
personaje siempre envuelto en él. Es tal el misterio que Assange se niega a
decir la fecha de su nacimiento y revelar sus datos personales. Es Raffi Khatchadourian
en un reportaje de The New Yorker quien
asegura que nació en Townsville, Queensland Australia en 1971. Assange para
completar su biografía ha dicho que sus padres tenían una compañía de teatro
itinerante y que en su país asistió a 37 escuelas y 6 universidades. Lo único
que está claro es su temprana inclinación por la informática y sus habilidades
como hacker del grupo “Subversivo Internacionales”, por lo que en 1991 la
policía federal allanó su casa siendo detenido y declarándose culpable por 24
cargos por delitos informáticos. Fue puesto en libertad después de cancelar una
multa de 2500 dólares australianos. Al culminar sus estudios de física y
matemática se hizo programador y hacker profesional hasta dar el salto como
director, asesor y redactor jefe de Wikileaks.
En
el 2010 comienza la filtración masiva de
documentos confidenciales sobre la diplomacia de los Estados Unidos. El Pentágono
enfrenta a Assange por cuanto las revelaciones ponen en claro la penetración de
los organismos de seguridad y el uso que se puede hacer de materiales
estrictamente secretos. Assange se convierte en un peligroso transgresor que
merece los mayores castigos. El Pentágono dispuso de 120 personas para detener
el derrame de filtraciones y Sahah Palin la ex candidata a la presidencia por
el Partido Republicano pidió a Obama que capturara a Assange con la misma
urgencia que se perseguían a Al Qaeda y a los líderes talibanes. Llegando más
lejos, el presentador de Fox Bill O` Reilly solicitó la ejecución de los
miembros de Wikileaks y Tom Flanagan asesor del primer ministro de Canadá dijo
simple y llanamente: “Assange debe ser asesinado”.
Consciente
de haber explotado una bomba informática Assange solicita permiso de trabajo y
residencia en Suecia ya que considera a este país como defensor de los Derechos
Humanos, siendo rechazada la solicitud. Si inicialmente los documentos de
Wikileaks afectaban a la seguridad estadounidense fueron saliendo numerosísimas
revelaciones que resultaban inconvenientes y riesgosas para numerosos países.
Wikileaks abrió también un necesario debate sobre el uso de la comunicación
digital. Mientras para algunos, los menos por cierto, se trataba de una forma
audaz de un nuevo periodismo, (siendo Assange invitado a explicar sus hazañas de
informática mediante videoconferencias) en estricto sentido, Wikileaks no es
más que un caso típico de hurto de información.
Las
prácticas de Assange son todo lo contrario de lo que imponen los valores éticos
y profesionales del periodismo. Se trata de un simple robo de documentos y de
informaciones y en ningún caso de noticias procesadas, confirmadas y asumidas
responsablemente por un periodista. Sin embargo, ello no evitó que Wikileaks y
Assange treparan la cúspide del protagonismo mediático, al colocar la
posibilidad de comunicarse colectivamente a cualquier usuario de las redes
sociales. Assange mientras tanto debió enfrentar a la policía y la justicia
sueca; sobre él recayó dos órdenes de arresto por presuntos delitos de
violación y acoso sexual. Oculto desde
que se inició el juicio; permaneció escondido en el Sur de Inglaterra y luego detenido
por la policía de Londres al presentarse por su propia voluntad. A los días
recobró la libertad bajo fianza después que un tribunal rechazó el recurso de
la fiscalía sueca para mantenerlo en prisión.
El
martes 19 de junio del 2012 Assange se refugió en la embajada de Ecuador en
Londres y solicitó asilo. El gobierno de Rafael Correa dice haber analizado la
petición en defensa de los derechos humanos más que por cuestiones políticas y ante
el temor de que Assange sea extraditado a Estados Unidos donde está vigente la
pena de muerte. Desde la sede diplomática ecuatoriana Assange sigue un nuevo
capitulo de la novela que protagoniza. Escribe su autobiografía por la cantidad
de 1,5 millones de dólares con lo cual
financiará las acusaciones legales que afronta. Su vida será el tema de la obra
teatral “Rata de acero inoxidable” del dramaturgo Ron Elisha que será llevada a
escena por Wayne Harrinson y se representará en el Seymour Centre de Sydney. Insomne
frente al computador el hacker no descansa.
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