jueves, 4 de abril de 2013


EL DICTADOR Y EL POETA



Hasta su edad esconde un misterio. Lo cierto es que el joven de 28 o 29 años Kim Jong Un conocido como el “Brillante Camarada” y “Joven General” ha colocado en vilo la paz mundial. Nieto de Kim Il Sung el “Gran Líder” y “Presidente Eterno” e hijo de Kim Jong Il el “Querido Líder”, el hombre fuerte de Corea del Norte parece dispuesto a provocar un conflicto de alcance nuclear. Partiendo del anonimato, sin credenciales académicas conocidas y carente de méritos políticos y militares  Kim Jong Un fue elevado en diciembre del 2011 al liderazgo supremo de la República Popular Democrática de Corea, tras el fallecimiento de su padre.

Mientras Estados Unidos y Japón  desplazan unidades de combate para maniobras conjuntas con el ejército de Corea del Sur el “Joven General” anuncia la reanudación de operaciones en el reactor nuclear de Yongbyon, contraviniendo así la resolución del Consejo de Seguridad de ONU. Washington ha informado que responderá de manera contundente a las nuevas amenazas mientras que China y Rusia han exhortado a la reconciliación y la paz, tal como lo hizo también el Papa Francisco desde El Vaticano.

Si bien es cierto que no es la primera vez que los mandatarios norcoreanos lanzan advertencias de esta naturaleza en la crónica confrontación entre las dos Corea que vivió tiempos de guerra entre 1950 y 53,  la tensión generada en las últimas semanas (con el añadido del poder nuclear) podría devenir en situaciones terriblemente críticas no sólo  para la región sino también para otras zonas del mundo. El “Brillante Camarada” luce inclinado a llevar hasta los extremos el proyecto del “Songún”, es decir, la política del “Ejército Primero” que responde a necesidades de seguridad siempre apremiantes en un país en permanente movilización por la paranoia guerrerista de sus lideres.

Norcorea, afectada por un déficit comercial severo, una expansión de su deuda externa y la disminución de la ayuda internacional (que le fue proporcionada en el pasado por la Unión Soviética y China) privilegia sin embargo proyectos de desarrollo para la defensa que hoy supera más del 20% del PIB y en proporciones más elevadas de naciones relativamente militarizadas como el caso de Israel. A ello se suma condiciones de pobreza que han obligado a la nación  a solicitar la ayuda internacional. De allí que para algunos analistas las actuales acciones podrían interpretarse como una nueva presión para negociar  términos de asistencia de Estados Unidos, China y Corea del Sur, tal como ocurrió en el pasado.

Ya en el 2006 Kim Jong Il al anunciar que Norcorea poseía armas nucleares y que adelantaba un avanzado programa de misiles encendió las alarmas en los centros de poder. Estados Unidos advirtió que el gobierno de Pyongyang probaría un misil de largo alcance teóricamente capaz de alcanzar ciertas partes de esa nación. En esos días, Hugo Chávez de gira en Panamá, anunció que Venezuela pensaba suscribir acuerdos con el país asiático para transferencia de tecnología militar, y anunció que viajaría a esa nación. Sus declaraciones obligaron al portavoz del Departamento de Estado Sean McCormack a preguntarse: “¿qué es lo que espera obtener Venezuela de los norcoreanos?”. En la estrategia internacional del chavismo la vinculación con Norcorea (fue el único país que apoyó explícitamente su plan nuclear) guardaba relación con los vínculos con Irán, Libia, Siria y Cuba en una estrategia de contrapeso con los Estados Unidos. De cara a la actual situación, si bien es cierto que inicialmente el Presidente (e) Nicolás Maduro reconoció el derecho norcoreano a desarrollar sus planes nucleares, luego la declaración de la Cancillería se sumó más bien a las exhortaciones para la búsqueda de una solución pacifica y diplomática.

A propósito de la situación norcoreana la periodista Milagros Socorro ha refrescado el episodio de la larga detención del poeta venezolano Alí Lameda en las prisiones del “Gran Líder” en 1967. Lameda, militante del Partido Comunista venezolano fue invitado entonces por el régimen con la promesa de publicar su extensa obra en la cual se destaca el poemario “Corazón de Venezuela”. Una madrugada mientras trabajaba en la revisión de los materiales se vio rodeado por policías armados de metralletas y pistolas y posteriormente fue sometido a un juicio propio de los regímenes totalitarios con acusaciones de “infidencia y deslealtad” a la causa ideológica.  Durante 7 años debió vivir un espantoso calvario, aislado en calabozos y sometido a un sin número de padecimientos físicos y como si fuera poco le fueron confiscados todos sus manuscritos que resumían una labor de 20 años de intenso trabajo. Hasta las libretas que contenían direcciones le fueron hurtadas. Durante el juicio Lameda solicitaba que le fueran devueltos sus poemas, entre ellos “La canción del pescador de Corea” en el cual expresaba su afecto por el pueblo coreano. La respuesta de los carceleros siempre fue la misma: se trataba de “una obra sucia, malsana, del más inmundo extracto burgués y destinada a cantar al imperialismo yanky”.

De nada bastaron las denuncias de intelectuales venezolanos y europeos sobre el insólito cautiverio del poeta. El presidente Rafael Caldera planteó el caso al dictador rumano Nikolai Ceausesco durante su visita a Caracas y éste se comprometió a gestionar el asunto ante el “Presidente Eterno”. El 27 de septiembre de 1974 Lameda salió de la enfermería de la prisión con destino a Moscú. De esta manera tenía éxito la diligencia del ya presidente Carlos Andrés Pérez quien puso como condición la libertad de Lameda para avanzar en las negociaciones para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países. En enero de 1976 Lameda regresó a Venezuela y habría de morir en 1995 sin haber logrado rescatar sus manuscritos. ¿Cuál será el desenlace de la situación actual en Asia? El secretario general de la ONU Ban Ki- Moon no se muestra muy optimista: “la crisis de Corea ha ido demasiado lejos”.

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