Manuel Felipe Sierra

                El postchavismo (II)

A dos semanas de los resultados de las elecciones del 14 de abril ¿Cuáles son los elementos más relevantes para el análisis?

1. Era lógico que un final reñido, con una diferencia muy pequeña entre las votaciones de Nicolás Maduro y Henrique Capriles diera margen a reclamos e impugnaciones. La misma noche, el abanderado opositor consideró ilegítimo a Maduro, solicitó una auditoría del CNE y llamó a protestas populares contra lo que consideraba un fraude.

2. Durante los días 15, 16 y 17 se activaron protestas en varias regiones del país con saldo de heridos y muertos y Capriles con sensatez ordenó suspender una marcha que estaba prevista para el miércoles 17 frente al CNE.

3. Maduro en víspera de su juramentación ante la Asamblea Nacional y con presencia de mandatarios y representaciones de varios países aceptó la auditoría como una señal a favor de la paz ciudadana. La MUD designó una comisión con la incorporación de técnicos críticos del grupo Esdata para revisar la totalidad de los votos emitidos. La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, advirtió que los resultados de esa auditoría no serían diferentes a los anunciados el 14 de abril, por cuanto se trata de un sistema automatizado que dificulta el conteo sufragio por sufragio.

4. Capriles rechazó la propuesta considerando que no era suficientemente exhaustiva para determinar una pequeña ventaja. Pero además, introdujo un nuevo elemento al consignar numerosas denuncias sobre inconsistencias, irregularidades, ventajismo descarado incluso de la fuerza militar, etc.

5. Era evidente que la simple auditoría del CNE (conociendo la composición de éste y la estructura tecnológica que ha venido funcionando a favor del régimen desde el revocatorio del 2004) no arrojaría una luz capaz de cambiar los resultados.

6. Capriles ha desechado ahora el camino del reconteo en el CNE e impugnará el acto ante el Tribunal Supremo de Justicia. Más que para determinar la diferencia de los votos a favor de Maduro para cuestionar la legitimidad de una jornada marcada por prácticas y acciones que desnaturalizan la pureza del voto. ¿Es posible pensar que un TSJ que forma parte de los poderes secuestrados, como lo demostró con la sentencia del mes de enero que designó al propio Maduro como Presidente encargado por la ausencia de Chávez, pueda decidir en una dirección que favorezca la impugnación solicitada por Capriles?

7. Mientras tanto, Maduro ya fue juramentado con el aval de Unasur, Celac, Rusia, China, Irán e importantes factores de la geopolítica internacional, designó gabinete y adelanta una serie de acciones en materia económica y de servicios públicos.

8. Capriles insiste en considerar ilegítimo a Maduro y su gobierno y dependiendo de la decisión del TSJ ampliara gestiones ante la comunidad internacional para denunciar al régimen.

9. Un cuadro semejante, como es lógico, genera inestabilidad política, Incertidumbre en la calle y complica la gestión del gobierno, incluso en las tareas rutinarias.

De persistir esta situación se crearía un cuadro de ingobernabilidad cuyos signos ya son evidentes. ¿Pueden Capriles (Miranda) Falcón (Lara) y Guarulla (Amazonas) ejercer sus gobernaciones frente a un Presidente que desconocen y consideran ilegítimo? ¿Puede la Asamblea Nacional funcionar medianamente cuando prácticamente la mitad de sus miembros actuarían en un cuadro de ilegitimidad? No es por azar que Diosdado Cabello, presidente de la AN, anuncia que le suspenderán el sueldo a los parlamentarios que desconozcan al Gobierno.

10. La situación es sencilla: los fraudes del poder no se comprueban, son actos de fuerza o modalidades de golpes de Estado, que en algunos casos suelen generar crisis política y de gobernabilidad, dependiendo de la capacidad de movilización y la fortaleza popular del factor que se considera burlado. ¿Esta situación se parece a lo que se ha vivido en Venezuela en estas dos semanas? Obviamente, lo que procede es un gran esfuerzo de sectores nacionales, más allá de los partidos, para abrir el camino del diálogo y el establecimiento de la convivencia democrática. De lo contrario el horizonte es la violencia.