Chávez y Mugabe
No es descabellada la comparación entre Mugabe y Chávez ni se requiere de mucha imaginación para encontrar parentesco en sus regímenes. Obviando los orígenes, ambas experiencias ofrecen paralelos, tanto que George W. Bush escribe en sus memorias: "Chávez se está convirtiendo ahora en el Mugabe de Suramérica".
Los dos procesos (más allá de la destrucción económica, la confiscación social y la represión política), han perfeccionado nuevos mecanismos para cierto juego de apariencia democrática. Las elecciones y el manejo de la libertad de expresión le han permitido a Mugabe reelegirse durante 30 años y le han servido a Chávez para avanzar en su proyecto durante más de una década.
Mugabe es un "adicto electoral" y por esa vía ha configurado un sistema que utiliza el sufragio, no para la alternancia, sino para relegitimar su poder ilimitado. Chávez también se siente cómodo en las campañas electorales y abusa de ellas como una demostración de su voluntad democrática. Mugabe dispone de una estructura electoral fraudulenta pero que, sin embargo, facilita derrotas y victorias forzadas; y Chávez, sin llegar a la obscenidad del africano, dispone de un sistema electoral a su medida que no garantiza transparencia ni equilibrio.
Mugabe ha estimulado una oposición que recurre al voto para ganar o perder elecciones; y mediante ella ofrece a la comunidad internacional una pincelada piadosa que oculta el horror de su tiranía.
La operación se la ha facilitado un patético personaje llamado Morgan Tsvangirai. Ha sido su principal adversario durante años; jefe del principal partido opositor y candidato crónico.
Dos años atrás ganó en una primera vuelta y después de denunciar fraude se negó a concurrir a la segunda votación. Gracias a la gestión internacional regresó para ocupar ahora el cargo de primer ministro de Mugabe. Es decir, el dictador se engulló al rebelde.
En Venezuela no será fácil llegar a esos extremos, pero las coincidencias se repiten: Mugabe y Chávez perdieron una reforma constitucional para perpetuarse en el poder y desconocieron la voluntad popular. Hace una semana, el jefe militar zimbabuense dijo que de perder Mugabe las elecciones ellos tomarían el poder; y hace pocos días el general Henry Rangel Silva leyó el mismo libreto en Caracas. Razones más que suficientes para la comparación de Bush.
Artículo publicado el 12 de noviembre de 2010 en El Nacional/ND
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