La contraofensiva
La contraofensiva del régimen a la llamada “guerra económica” que, según Nicolás Maduro, es provocada por la “derecha apátrida” representa una estrategia electoral a escasos días de las elecciones municipales del 8 de diciembre. ¿Puede ella cambiar la tendencia del voto a favor del oficialismo? El desbordamiento de la inflación, el desabastecimiento y la escasez de los últimos meses han venido configurando un cuadro de opinión negativa para el régimen, que de alguna manera habría de influir en los resultados de la venidera consulta.
La conmoción que desde hace una semana se vive en empresas de electrodomésticos y más recientemente en centros comerciales de todo el país, con la aparatosa actuación del Indepabis, la FANB y hasta las milicias, ha incluido la detención de comerciantes, además de ajustar los precios de diversos productos, para con ello evidenciar la existencia de un alto grado de especulación. Además, logra centrar, sin duda alguna, la atención de la población en un tema altamente sensible, y sirve a los objetivos del gobierno de colocar los problemas económicos como una responsabilidad de los empresarios.
Con ello se adelanta, además, la instrumentación de la ley habilitante, que comenzará (como lo anunció el presidente) con una legislación de control y regulación de precios, costos y ganancias, amén de modificar el esquema de otorgamientos de divisas. Unos poderes que, con la propia forma de realizar las inspecciones actuales, se demuestra que no eran indispensables para castigar la manipulación de los precios y proteger a los consumidores.
Pero más allá del “efectismo” de estas medidas, lo cierto es que a mediano plazo ellas habrán de complicar aún más las dificultades que la economía viene enfrentando. Es cierto que en el pasado se tomaron medidas de control de precios a través de la Superintendencia de Protección al Consumidor, que cumplió con esta tarea en los años ochenta y noventa y que en buena medida puso orden en esta materia, a pesar de que existían modestos niveles de inflación.
Pero la situación planteada ahora tiene su origen en la aplicación de políticas económicas, que históricamente se ha comprobado ofrecen los resultados que explican las complicaciones que se presentan en el país. De tal manera que sólo la corrección y modificación de ellas, inscritas en un modelo económico fracasado, podrán orientar el restablecimiento de reglas claras en materia cambiaria y comercial.
Cuando cese la “euforia consumista” que en los últimos días se observa en los comercios y que es estimulada por el discurso presidencial, se habrá de confrontar con la realidad: y es que en 2014 seguramente se complicará la crisis económica que afecta fundamentalmente a los sectores populares. Ello más allá de los resultados que puedan arrojar las urnas en las elecciones de diciembre.
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