miércoles, 31 de diciembre de 2014

Fábula Cotidiana

A 56 años del inicio de la Revolución,
¿Cuba avanza hacia el capitalismo o la democracia?

¿Avanza la apertura económica y política en Cuba? ¿Hasta dónde la designación de Miguel Díaz Canel como primer vicepresidente marcaba el inicio de una transición? El domingo 24 de febrero de 2013 cuando Raúl Castro acompañado por su hermano Fidel hizo el anuncio en la sesión inaugural del nuevo parlamento se produjo una natural sorpresa en los medios internacionales. ¿Habría comenzado la llamada etapa “post-castro”? Hasta ahora la llamada apertura se venía dando tímidamente con la flexibilización de la actividad económica mediante la legalización del comercio informal e ilegal como el uso de casas particulares como hospedajes para turistas y los llamados “paladares” que funcionaban como restaurantes clandestino. Desde hace unos meses estos negocios funcionaban legalmente y sin control de tarifas. “Las reformas más recientes también implican la apertura de pequeños negocios para la venta de alimentos, ropa, utensilios para el hogar, artesanía, o servicios de taxi sin la injerencia del Estado más allá del otorgamiento del permiso para operar y el cobro de un impuesto” escribía el periodista de El Nacional Andrés Rojas Jiménez.

¿Era posible esperar mayores cambios en un país con una estructura económica mediatizada por el Estado desde hace cinco décadas? La economía cubana desde1960 ha funcionado subsidiada por un Estado que en los primeros años fue protegido por la asistencia de la Unión Soviética y los países del bloque socialista y que a partir de la caída de éste, hubo de afrontar un “período especial” de severas penurias. Pero todo cambió desde el año 2000 con la firma de un convenio de ayuda petrolera por parte de Venezuela que inició un acelerado proceso de complementación económica entre los dos países que ya se conoce como “Venecuba”. A comienzos de enero de 2013 entró en vigencia una reforma migratoria para la salida de cubanos al exterior aunque todavía existan algunas restricciones. Hasta ahora la demanda de la comunidad internacional se ha referido a una apertura política que significaría la realización de elecciones abiertas, la alternancia presidencial, el libre juego de los partidos y la libertad de expresión. Estos cambios (que obviamente lucen improbables si no se produce la demolición o implosión del modelo) no parecen cercanos en el corto ni mediano plazo. Más bien en Cuba se impulsaría un esquema parecido al de China y de Vietnam del Norte que estimula una economía capitalista pero sometida a un férreo control estatal. 

En su discurso Raúl Castro, un político pragmático y menos comprometido con la épica que su hermano Fidel, anunció en aquel entonces que asumía un nuevo mandato por sólo cinco años y que propondría establecer en la Constitución una previsión para que los altos funcionarios no excedieran de los diez años de ejercicio. Justamente allí se produjo el anuncio del nombramiento de Díaz Canel como su posible sucesor y quien desde hace varios años según la bloguera Yoani Sánchez “se consideraba el ‘Benjamín’ del proceso”.

¿Quién es Díaz Canel? Es un ingeniero electrónico de 53 años que nació luego del ascenso de los Castro al poder y que no ha tenido mayores relaciones con la estructura militar que sirve de sostén al régimen. Ha sido en cambio un disciplinado militante de la Juventud Comunista desde 1987 y el 93 inició su ascenso en los niveles del partido y en cargos públicos hasta que al asumir Raúl Castrola Presidencia fue designado ministro de Educación Superior y posteriormente en 2012 Vicepresidente del Consejo de Ministros. Su nombramiento sin embargo es considerado irrelevante por voceros del exilio como el disidente Lizardo Sánchez por cuanto “él no podrá cambiar las reglas de juego”. Otras opiniones traducen igual pesimismo porque consideran que durante los últimos años de su mandato Fidel Castro utilizó figuras jóvenes como promesas de un eventual relevo. Se recuerda que Carlos Aldana llegó a ocupar la secretaría ideológica del PCC; Roberto Robaina, fue un joven canciller con pinta de rockero, Carlos Lages fue vicepresidente y Felipe Pérez Roque canciller y todos terminaron en algún momento defenestrados y víctimas de la llamada “operación pijama”. ¿Podría ser Díaz Canel una excepción en esta materia? El conocido disidente Guillermo Fariñas quien lo conoció en su infancia en la ciudad de Santiago refiere que es el “mascarón de proa, la carnada para que mordamos el anzuelo; hay que ver si Raúl le da algún poder”. Los voceros del exilio en Miami también sostienen que “no habrá cambio real mientras exista el partido único y estén suprimidas las libertades”.

Otras opiniones ubican el asunto en un plano más general y realista. El analista Brian Later autor de varios libros sobre Cuba considera la designación “como una sucesión a largo plazo ahora en marcha, los inversionistas extranjeros potenciales estarán más interesados y se podrá desarrollar una presión en Estados Unidos contra el embargo”. Sin duda la tendencia de la apertura se orienta a la construcción de una base económica fortalecida por la inversión extranjera que apuntale ciertos desarrollos capitalistas sin que ello implique una automática democratización de la Isla. Lo otro sería suponer, que los Castro aún con vida pese a la carga de los años, renunciaran a la leyenda que significa la Revolución Cubana. Como dice en Caracas el luchador anticastrista Ángel del Cerro, “Cuba puede avanzar hacia el capitalismo, pero no necesariamente hacia la democracia”.

El 17 de diciembre de 2014 el presidente estadounidense Barack Obama anunció el restablecimiento de relaciones con Cuba.

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