El ABC de Roberto León Parilli / Presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (ANAUCO)
“La producción debe estar en manos del sector privado”
Cuando el Estado se convierte en empresario no lo hace bien. Cuando las leyes son cambiantes con tanta frecuencia se deprimen los mercados y cae la inversión. El Gobierno tiene que sentarse con los empresarios y conciliar, no hay otro camino, opina el experto.
Manuel Felipe Sierra
Desde hace varios años ANAUCO se ha dedicado a la defensa de los derechos de los consumidores. Ante la actual crisis de escasez y desabastecimiento que enfrenta el país, las actividades de la organización han cobrado un mayor impulso. En este sentido, su presidente, Roberto León Parilli, ofrece sus reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
─ ¿Cuál es la visión de ANAUCO frente al cuadro de desabastecimiento que ya es persistente y que enfrentan los consumidores venezolanos?
─ Desde la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (ANAUCO) vemos con mucha preocupación que hay varios derechos de la Constitución que están siendo violados con esta práctica que se ha hecho recurrente de tener que hacer largas colas, y no sólo eso, sino de estar sometido a una serie de controles y supervisiones que implican que la compra no sea permanente sino condicionada a un terminal de un número de cédula o a una huella dactilar. Esta suerte de práctica violenta de manera flagrante dos artículos de la Constitución: el primero es el artículo 117, el cual nos da el derecho a todos los venezolanos a disponer y a elegir bienes y servicios de calidad sin limitación alguna. ¿Esto qué significa? Que la voluntad de la persona prevalece y es el ciudadano quien dispone de lo que necesita, no puede estar sometido a una cuota de compras. Esto violenta esa libertad de elección y de acceso libre que tenemos según la Constitución. El segundo artículo es el 305 y establece que la seguridad alimentaria debe entenderse como un acceso oportuno y permanente a los alimentos, y obliga al Estado a garantizar un abastecimiento suficiente para cubrir la demanda de los ciudadanos, y también ordena privilegiar la producción nacional, lo cual es posible lograr a través de la agricultura como base sustentable de la seguridad alimentaria.
─ Lo que no se esta cumpliendo…
─ Ciertamente en Venezuela en estos momentos el acceso a los alimentos no es ni permanente ni oportuno, además de que vamos por lo que hay y cuando hay. Hay personas en las colas que cuando son entrevistadas responden que no saben qué es lo que van a comprar, es decir, pasan horas esperando que llegue algún producto porque necesitan de todo en sus casas.
─ Es decir que la producción no cubre la demanda.
─ Nosotros hicimos un estudio de campo de fondo y comenzamos por recorrer fuentes de producción de alimentos, escogimos dos rubros para comenzar, luego iremos a otros, pero escogimos la harina precocida de maíz (por lo emblemática que es la arepa para los venezolanos) y el café. En el caso de la harina, pudimos entrar en casi todas las plantas, sólo se nos bloqueó el acceso a Molinos Nacionales C.A. (Monaca), donde nos dijeron que sólo podían ingresar organismos del Estado, lo que violenta la Constitución porque el pueblo tiene derecho a acceder a donde la administración pública ejerza sus funciones. Sin embargo, con la visita a las otras plantas pudimos tener una línea general de lo está ocurriendo.
─ ¿Qué pudieron constatar?
─ Fuimos a la planta en Turmero de Empresas Polar, la cual está 100% en producción, lo que pasa es que no se da abasto a la demanda porque falta la producción del Estado que controla más del 50%. También visitamos Protunicos, donde se hace la harina CASA y estuvimos en otra empresa del Estado que se llama Apisa y ellas están al 45% de su capacidad instalada, hay una caída evidente en la producción. Esto demuestra que la producción debe estar en manos del sector privado, el Estado tiene la facultad de supervisar que no caiga la producción, pero cuando el Estado se convierte en empresario no lo hace bien. Podría ser bien visto que el Estado incursione en el mercado con algunas empresas para romper la competencia y tratar de bajar los precios, mejorar la calidad y aumentar los niveles de producción, siempre y cuando fueran plantas nuevas creadas por el Estado, pero el Gobierno lo que ha hecho es expropiar, desplazar al privado, colocarse en su lugar y hacer que caiga la producción.
Manuel Felipe Sierra
Desde hace varios años ANAUCO se ha dedicado a la defensa de los derechos de los consumidores. Ante la actual crisis de escasez y desabastecimiento que enfrenta el país, las actividades de la organización han cobrado un mayor impulso. En este sentido, su presidente, Roberto León Parilli, ofrece sus reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
─ ¿Cuál es la visión de ANAUCO frente al cuadro de desabastecimiento que ya es persistente y que enfrentan los consumidores venezolanos?
─ Desde la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (ANAUCO) vemos con mucha preocupación que hay varios derechos de la Constitución que están siendo violados con esta práctica que se ha hecho recurrente de tener que hacer largas colas, y no sólo eso, sino de estar sometido a una serie de controles y supervisiones que implican que la compra no sea permanente sino condicionada a un terminal de un número de cédula o a una huella dactilar. Esta suerte de práctica violenta de manera flagrante dos artículos de la Constitución: el primero es el artículo 117, el cual nos da el derecho a todos los venezolanos a disponer y a elegir bienes y servicios de calidad sin limitación alguna. ¿Esto qué significa? Que la voluntad de la persona prevalece y es el ciudadano quien dispone de lo que necesita, no puede estar sometido a una cuota de compras. Esto violenta esa libertad de elección y de acceso libre que tenemos según la Constitución. El segundo artículo es el 305 y establece que la seguridad alimentaria debe entenderse como un acceso oportuno y permanente a los alimentos, y obliga al Estado a garantizar un abastecimiento suficiente para cubrir la demanda de los ciudadanos, y también ordena privilegiar la producción nacional, lo cual es posible lograr a través de la agricultura como base sustentable de la seguridad alimentaria.
─ Lo que no se esta cumpliendo…
─ Ciertamente en Venezuela en estos momentos el acceso a los alimentos no es ni permanente ni oportuno, además de que vamos por lo que hay y cuando hay. Hay personas en las colas que cuando son entrevistadas responden que no saben qué es lo que van a comprar, es decir, pasan horas esperando que llegue algún producto porque necesitan de todo en sus casas.
─ Es decir que la producción no cubre la demanda.
─ Nosotros hicimos un estudio de campo de fondo y comenzamos por recorrer fuentes de producción de alimentos, escogimos dos rubros para comenzar, luego iremos a otros, pero escogimos la harina precocida de maíz (por lo emblemática que es la arepa para los venezolanos) y el café. En el caso de la harina, pudimos entrar en casi todas las plantas, sólo se nos bloqueó el acceso a Molinos Nacionales C.A. (Monaca), donde nos dijeron que sólo podían ingresar organismos del Estado, lo que violenta la Constitución porque el pueblo tiene derecho a acceder a donde la administración pública ejerza sus funciones. Sin embargo, con la visita a las otras plantas pudimos tener una línea general de lo está ocurriendo.
─ ¿Qué pudieron constatar?
─ Fuimos a la planta en Turmero de Empresas Polar, la cual está 100% en producción, lo que pasa es que no se da abasto a la demanda porque falta la producción del Estado que controla más del 50%. También visitamos Protunicos, donde se hace la harina CASA y estuvimos en otra empresa del Estado que se llama Apisa y ellas están al 45% de su capacidad instalada, hay una caída evidente en la producción. Esto demuestra que la producción debe estar en manos del sector privado, el Estado tiene la facultad de supervisar que no caiga la producción, pero cuando el Estado se convierte en empresario no lo hace bien. Podría ser bien visto que el Estado incursione en el mercado con algunas empresas para romper la competencia y tratar de bajar los precios, mejorar la calidad y aumentar los niveles de producción, siempre y cuando fueran plantas nuevas creadas por el Estado, pero el Gobierno lo que ha hecho es expropiar, desplazar al privado, colocarse en su lugar y hacer que caiga la producción.
Mercado deprimido
─ Además, la crisis se ha agravado con la aparición creciente de los “revendedores”.
─ Este es un delito que no se puede justificar, porque eso de revender, de especular, la venta de contrabando de extracción son delitos que afectan la cesta básica del venezolano y son muy graves. Y por supuesto, también hay especuladores disfrazados de empresarios. Son conductas que se acostumbran a ver cuando los mercados están deprimidos. Yo no veo ni bachaqueros, ni colas, ni especuladores, ni contrabandistas en Chile, Brasil o Colombia, por ejemplo, y aunque estamos hablando de Venezuela es bueno hacer una comparación porque cuando uno compara uno se da cuenta del por qué ocurren las cosas. Sencillamente todos los otros países utilizan un modelo de libre competencia aunque no es tan libre, porque tampoco es que el Estado debe divorciarse de la función de supervisar. Yo particularmente no estoy de acuerdo con aquella tesis de “la mano invisible del mercado” donde el empresario es el que establece todo, porque allí ocurren muchas cosas en desventaja del consumidor, por eso las leyes en casi todo el mundo hablan de antimonopolio, posición de dominio y todas esas cosas. Pero aunque yo no esté de acuerdo con esa libertad total, la libertad de mercado permite competencia, y esto debe ir acompañado de seguridad jurídica, de leyes que permitan que un empresario pueda proyectarse. Pero cuando las leyes son cambiantes con tanta frecuencia se deprimen los mercados y cae la inversión.
─ ¿Cuáles son las causas de estas colas?
─ El problema del por qué se hacen colas en Venezuela tiene que ver con la intermitencia del abastecimiento, debido a que ello cuando ocurre genera nerviosismo en la población, porque tienen dificultades para conseguir el producto, entonces cuando éste llega al anaquel y están frente a él compran el tope de lo que pueden comprar. Es un instinto de supervivencia. Entonces, ese nerviosismo es legítimo porque hay intermitencia, porque los productos no están siempre al alcance del ciudadano. Si tuviésemos un abastecimiento estable la gente no tiene por qué comprar de más, no tiene por qué comprarle a un bachaquero o a un especulador, sencillamente va al abasto cuando quiere y compra lo que necesita. Ese es el problema de fondo.
─ ¿Qué acciones se deberían tomar para enfrentar el problema de las colas?
─ Yo creo que todavía el Gobierno tiene mucho margen de acción, lo que pasa es que tienen que virar y tienen que hacerlo rápidamente. Yo por ejemplo veo con agrado que están anunciado una flexibilización en el proceso burocrático de importación y eso hay que hacerlo, hay que agilizar las importaciones porque hoy por hoy no tenemos la capacidad productiva que teníamos antes y de alguna manera tenemos que correr el bulto y tratar de palear el abastecimiento con productos importados, no tenemos otra solución a corto plazo. Pero el Estado también tiene que sentarse con los empresarios y conciliar, no hay otro camino.
─ ¿Cuáles son las denuncias que reciben con más frecuencia?
─ Sobre la dificultad para encontrar los productos de la cesta básica hay una denuncia muy puntual y que es recurrente, y es que ya hace mucho tiempo aquí no se elige una marca o un tipo de producto en específico, porque se va por lo que hay, no tenemos capacidad de decir “me gusta la leche marca o tipo tal”, esa suerte de gama de productos constitucionalmente es un derecho que tenemos y hace muchísimo que no se ejerce. Cuando tú vas a comprar productos ya no te importa la procedencia, el tipo o el precio, compras lo que hay.
Sin salida
─ También es muy grave la escasez de medicamentos.
─ La dificultad para el acceso a los medicamentos es muy grave porque son productos vitales que no tienen sustitutos, y esos medicamentos tienen que estar presente así sean pocas personas las que sufran de determinada enfermedad. Porque es que importan por necesidad, porque hay más de un tipo de enfermedad que de otra, pero esa “poca gente” tiene los mismos derechos que los demás, son ciudadanos y tienen derecho a la vida y a la salud. El abastecimiento de medicamentos tiene que estar garantizado, eso no puede fallar. Hay muchas medicinas que están escasas, es decir han desaparecido por completo. ¿Cómo a una persona que tiene una convulsión no se le va a poder dar el medicamento que le corresponde? Hay quienes nos hablan de volver a prácticas antiguas, como sentar a un niño en hielo para quitarle un ataque porque no hay el medicamento, pero ese tipo de situaciones no pueden seguir ocurriendo.
─ ¿Por eso han anunciado la creación de una red de profesionales de la salud para hacer frente a estas denuncias?
─ Ciertamente. Vamos a crear una red con los médicos para tratar de ayudar a la gente, ésta va a estar integrada por todos los que hacen vida en el sector de la salud, incluso pacientes y organizaciones. Anauco va a servir como una plataforma tecnológica para la recolección de datos, sustentación de denuncias y elaboración de bases estadísticas para poder presentárselas al Gobierno como contribución. Lo que queremos es que tengan insumos, que tengan estudios de fondo y que se pueda conocer la verdad, sin tintes políticos, queremos enfrentar este problema y todos vamos a estar en esa red con ánimos de defender la salud y la vida de los venezolanos.
─ En otro sentido, Anauco también ha destacado el tema de las líneas aéreas…
─ Tenemos en cuenta de que hay una deuda, pero como empresa yo no me puedo voltear hacia el ciudadano porque el Gobierno me debe a mí unas divisas, porque eso sería terrible. Pretender que el venezolano –en un sistema de control de cambio donde adquirir dólares es ilegal y especulativo– pague en dólares un pasaje porque si no la persona no se puede trasladar, es una práctica que no puede ser aceptada. Nosotros hemos un llamado a las aerolíneas a deponer esas conductas porque es una mala práctica y están siendo muy pocos solidarios con los venezolanos, porque nosotros los acompañamos en sus problemas y creemos en que el deber del Estado es liquidar las divisas oportunamente, pero no puede no puede costarnos tanto viajar.
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