El ABC de Carlos Romero / Internacionalista
“Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela están pendiendo de un hilo”
“Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela están pendiendo de un hilo”
No se puede negociar con un país cuando estás insultando a sus dirigentes. El restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba tendrá un impacto muy grande y Venezuela queda muy atrás en su posición de recalcitrantes, opina el profesor universitario.
Manuel Felipe Sierra
Exhibe una larga trayectoria académica en el país y en el exterior. Colabora con diversos medios nacionales como columnista y es invitado permanente a seminarios y discusiones sobre la política de Estados Unidos y su relación con América Latina. A propósito de ello, ofrece sus reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
— En este momento, ¿cuál es tu percepción sobre las relaciones de Venezuela con Estados Unidos, una vez que hemos conocido estos incidentes y que incluso el presidente Maduro instó a una reunión de Unasur asegurando que había un plan contra su Gobierno?
— Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela en este momento están pendiendo de un hilo. Hay que hacer un esfuerzo sobrenatural para restablecer una plataforma que permita una negociación seria, una negociación entre los gobiernos, una negociación de carácter bilateral. Yo creo que en este momento no es sano plantear que el problema de la relación entre Estados Unidos y Venezuela es un problema de carácter regional, de cierta manera el gobierno quisiera “pasarle la pelota” a los países de Unasur y la mayoría de ellos no quiere tener problemas con Estados Unidos, no quieren tomar parte a favor de Venezuela en esta diatriba entre Washington y Caracas y tienen una posición más bien intermedia de “lavarse las manos”, porque no creo que muchos de ellos vayan a apoyar a Venezuela en el caso de que se presente una situación mucho más difícil que la estamos observando.
— ¿Piensas que se han agotado los espacios para una negociación?
— Todavía no se han agotado todas las posibilidades de una negociación entre los dos gobiernos. El ejemplo de Cuba, que se ha sentado en La Habana con representantes de Estados Unidos para negociar una agenda, agenda por cierto difícil, porque hay algunos elementos que son realmente una piedra de tranca, es una buena perspectiva en el sentido de que creo que se debería crear unas comisiones de alto nivel por parte de Estados Unidos y de Venezuela que en Washington o en Caracas, o en un tercer país, puedan llevar adelante estas negociaciones y sincerar los problemas. Si ambos países se sinceran y discuten mano a mano una agenda bilateral se puede llevar adelante una posición mucho más positiva para el bien de todos los venezolanos y para el bien de todos los estadounidenses, porque en estos momentos pudiera producirse un rompimiento de las relaciones.
— ¿No te parece que durante la gestión del presidente Hugo Chávez ocurrieron incidentes más tensos que los recientes? ¿Hasta dónde en todo este planteamiento de Maduro sobre Estados Unidos no funciona un mecanismo de distracción frente a la gravedad de los temas nacionales, y por otro lado, también lo que Chávez en su momento llegó a interpretar y a manejar con mucho acierto, que fue recoger un poco la bandera “anti-imperialista” que prende en muchos sectores de América Latina?
— No cabe la menor duda de que el presidente Chávez interpretó muy bien que había un sentimiento en América Latina de buscar unas relaciones internacionales mucho más autónomas frente a Estados y Unidos, y que tomara en cuenta una realidad internacional que ya se estaba desarrollando en la década de los 90 pero que ha tenido su mayor expresión en todo estos años, que es la tendencia a la multipolaridad, en donde hay factores importantes de la vida internacional que van más allá de Estados Unidos, como es el caso de China, la Unión Europea, Rusia y también, por supuesto, el desarrollo de políticas exteriores de países pequeños que han tratado de tener unas políticas mucho más autónomas en tono con todas las luchas “anti-imperialistas” que se han venido desarrollando en todo el siglo XX y parte de este siglo XXI. Pero esa es una cosa y otra es buscarle pelea a Estados Unidos. Es decir, una cosa es cómo efectivamente el presidente Chávez entendió hacer una política exterior mucho más independiente, y otra cosa es que tú abandones esas posiciones internacionales a favor de una relación casi exclusiva, de antagonismo con Estados Unidos que no trae buenas consecuencias para Venezuela, y no solamente desde el punto de vista bilateral, sino desde el punto de vista internacional porque lo que ahora se percibe sobre Venezuela en el mundo es que se está quedando atrás, que está aislada, que no representa un modelo a seguir, es decir, hay cuestionamiento del ejercicio de la diplomacia y de la democracia internamente.
Restablecimiento de relaciones
— ¿Cómo se inscribe dentro de esta situación el proceso que se ha iniciado para restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos después de 56 años de ruptura?
— ¡56 años de sangre, sudor y lágrimas! Pero en términos generales, en la mayoría de la diáspora cubana, en Estados Unidos, en América Latina y así como en otros países, ha habido una tendencia muy favorable en relación al tema. Esto a mi modo de ver por tres razones: primero, porque estas relaciones son muy importantes y van más allá de lo político y económico, porque la vinculación entre Cuba y Estados Unidos es una vinculación geográfica, social y cultural muy fuerte. Por otra parte, también es importante destacar que la presencia de la colonia cubana durante todos estos años ha sido un factor importante para las relaciones hemisféricas de Estados Unidos hacia América Latina y en particular, para el desarrollo de las relaciones con Cuba, porque hoy en días los cubanos-norteamericanos viajan a la isla, gastan allí, envían remesas, son los que llenan los aviones (hay más de 18 vuelos diarios) y hacen de ella una relación orgánica muy importante.
— También hay un claro interés por parte de los empresarios estadounidenses…
— Claro, porque ven a Cuba como un mercado potencial, de hecho el año pasado se cerró el intercambio comercial (a pesar del embargo económico) en aproximadamente 500.000.000 de dólares. Además, hay una vinculación cada día más importante de muchos cubanos que viven en Estados Unidos y que quieren pasar sus últimos años en Cuba y están evaluando, en la medida en que se genere la reforma económica, la manera en que puedan comprar bienes inmobiliarios. De tal manera que hay una especie de “revolución al revés”, en el sentido en que son los cubanos que por diversas razones se fueron a Estados Unidos, los hijos y nietos de éstos y los jóvenes que se han ido en los últimos años, los que quieren tener una relación más pacífica, mas normal.
— La normalización de las relaciones entre ambas naciones es uno de los hechos históricos más importantes del siglo XXI para América Latina.
— Por supuesto, porque estamos observando un proceso en el cual ya de antemano se está definiendo que se van a abrir las relaciones diplomáticas, luego de 56 años, y además, forma parte de todo el proceso de reforma que se vive en Cuba. No solamente desde el punto de vista económico, sino de también del punto de vista político. A mi modo de ver, hay un movimiento claro de que en Cuba se impone un cambio y la interpretación de esta nueva etapa de las relaciones entre Washington y La Habana es un claro ejemplo de ello.
Impacto en América Latina
— ¿Qué influencia política tendrían el restablecimiento de estas relaciones en América Latina y particularmente en el caso de Venezuela, porque como sabemos nuestro país ha estado asociado políticamente (no sólo desde el punto de vista de la asistencia petrolera) con Cuba?
— Este es un impacto muy grande y Venezuela queda muy atrás en sus posiciones recalcitrantes y antagónicas de no querer negociar con Estados Unidos y de culparlo de todos los problemas que hay en el país. Si alguna cosa debería aprender la actual dirigencia venezolana sobre cómo conducir sus relaciones con Estados Unidos es copiarse de lo que está haciendo Cuba. Pero debo decir que no solamente es la relación entre Cuba y Estados Unidos la que está viento en popa en el contexto de América Latina, hay otros gobiernos, incluso gobiernos de izquierda como es el caso de Bolivia, Ecuador, Uruguay, Chile, Nicaragua y algunos gobiernos de las pequeñas islas del Caribe, que están impulsando una nueva dimensión de las relaciones. En ese sentido, también tenemos que reconocer el papel que Estados Unidos ha jugado en la dirección demócrata, en la conducción de la política exterior hacia América Latina que ha sido fundamental, porque el presidente Obama y el secretario Kerry son personas que pertenecen al ala liberal y de izquierda de la política norteamericana, y al igual que otros dirigentes del Partido Demócrata entienden que esa mentalidad de la Guerra Fría que fue tan utilizada durante mucho tiempo por los gobiernos norteamericanos en ese período, como también posteriormente, no tiene sentido en el mundo o en la América Latina de hoy en día. Entonces, si hay una buena relación entre Cuba y Estados unidos, si se ha establecido una buena relación con algunos países de América Latina ¿por qué entonces Venezuela no está en el mismo tren? ¿Por qué no sigue esa misma dirección?
— El discurso anual sobre el estado de la Nación del presidente Obama se considera un discurso histórico porque tocó temas muy importantes (incluso habló sobre la autosuficiencia energética) ¿Cómo valoras estos anuncios, si los contrastas con el hecho de que en las recientes elecciones parlamentarias sufrió una apabullante derrota?
— La derrota del Partido Demócrata tiene que ver mucho con la falta de unidad que hubo en la campaña electoral. Fue una campaña muy mala, en donde hubo un gran error de percepción: la mayoría de los candidatos a senadores, representantes y otros cargos de elección, no querían que apareciera Obama en ninguna parte. Por el contrario, hubo como una especie de bloqueo a la figura del Presidente. Un segundo error fue no motivar a los electores, hubo mucha abstención que fue aprovechada por los candidatos republicanos. En mi opinión, el discurso de Obama tiene dos consecuencias importantes: la primera de ellas es que a partir de ese momento comienza la recuperación de la economía norteamericana; ya los datos del último cuatrimestre de 2014 indicaban que había una ligera recuperación, pero hoy por hoy hay una recuperación importante. Y en segundo lugar, esa recuperación viene dada por la revolución que se ha dado en la industria energética, y no solamente a nivel de la exploración, explotación e industrialización del petróleo de esquistos, que ha hecho de cierta manera apetecible la industria petrolera y gasífera en Estados Unidos porque los costos son abaratados. Y en tercer lugar, por la recuperación financiera, particularmente del sistema bancario, que está dando vuelta a favor de una nueva política de créditos, de impulsar las inversiones extranjeras, que no solamente están llegando a Estados Unidos de otras partes del mundo, sino también de inversiones indirectas, así como el nuevo “boom” de inmobiliarios, de extranjeros que están comprando propiedades. De tal manera que estamos observando una gran recuperación y ella fue expresada en ese gran discurso.
— ¿Crees que este cuadro pronostica una posible victoria de Hillary Clinton como candidata presidencial, tal como señalan algunos analistas?
— Se ha discutido mucho estos últimos meses sobre la administración de Obama, si va a ser una administración en la cual no le va a quedar más remedio que escribir sus memorias o va a tener un papel fundamental, y eso puede ser discutible, lo que sí está claro es que el Partido Demócrata tiene una carta en este momento muy importante que es Hillary Clinton, que está encaminada a ser candidata presidencial y tiene la primera opción para ganar las elecciones en 2016, a no ser que pase algo personal (hay muchos rumores por ejemplo sobre su salud). Claro, también hay otros candidatos que se han asomado del Partido Demócrata, John Kerry por cierto, y una senadora de mucho prestigio: Elizabeth Warren. Pero en el caso republicano, hay infinidad de candidatos, se habla aproximadamente de 11, muy diversos, por supuesto con algunos favoritos dentro de ellos, como el exgobernador de Florida Jeb Bush, hermano de George W.
— ¿Crees que la estrategia chavista de expansión que a comienzos de los años 200 tuvo tanta fuerza ha tocado fondo?
— Sobre esto hay que diferenciar: una cosa es la expansión como modelo y como liderazgo (que indudablemente tuvo el presidente Chávez a nivel internacional) y otra cosa es la política de cooperación con la izquierda mundial. Ésta sigue viento en popa, es decir, Venezuela no ha dejado de tener relaciones de cooperación con partidos y personalidades de izquierda y no ha dejado de promover a la izquierda a nivel mundial. De hecho, está en el caso de Podemos en España y de Syriza en Grecia. Yo hago la diferencia porque nosotros podemos equivocarnos al pensar que por el hecho de que el carisma de Chávez no esté y de que hayan enormes críticas sobre el socialismo de siglo XXI, porque no han funcionado ni siquiera en Venezuela, no quita que el partido de gobierno sigan promoviendo la revolución. Todo gobierno que se autocalifica de revolucionario maneja la política internacional con las dos manos, con la derecha las relaciones diplomáticas formales y con la otra la promoción de la izquierda mundial y particularmente de sus aliados.
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