El Nacional: Agosto 1943
Comenzaba el mes de agosto de 1943 y
al tercer día del mes vio la luz El Nacional, un diario que habría de
significar un impulso fundamental en el periodismo venezolano. Los periódicos,
hasta entonces, eran tribunas esencialmente de opinión y estaban marcados por
las banderías políticas. Era un diarismo que irrumpió a la muerte de Juan
Vicente Gómez, pero que todavía reflejaba posiciones políticas y partidarias,
más que lo que entonces en el mundo ya se conocía como “el diarismo moderno”.
Es decir, medios básicamente comprometidos con los lectores.
También había cambiado el concepto
del periódico. Ya en Venezuela dos años antes se había fundado el diario
Últimas Noticias, que asumió el concepto del tabloide para la información
ligera, un modelo que entonces tenía un extraordinario éxito en Estados Unidos
y en Europa, porque de alguna manera traducía en el papel el contenido de una
pujante radiodifusión orientada a las noticias. Pero El Nacional se proponía
otras metas.
Fue fundado por Henrique Otero
Vizcarrondo, un empresario con visión de futuro que había comprado una rotativa
que perteneció a uno de los grandes matutinos norteamericanos y que según
testigos de la época, habría tenido como propósito no públicamente confeso pero
transmitido a su entorno, crear un diario para apuntalar una eventual
candidatura de Jóvito Villalba, quien era entonces el político con mayor
proyección y a quien le parecía despejado el ascenso a Miraflores. Pero fue
esencial el impulso de su hijo Miguel Otero Silva, periodista vocacional,
poeta, humorista, político de la
Generación del 28 y con valiosísimas experiencias en su
condición de exiliado.
La dirección del periódico fue
confiada al escritor y novelista Antonio Arraiz y se integró con un equipo de
jóvenes reporteros. El medio privilegiaba entonces, además del hecho político
(era el gobierno de Isaías Medina Angarita que garantizó una amplia libertad de
prensa) la información y el tratamiento de los temas deportivos y culturales.
En su primer editorial Arraiz escribió: “Al servicio de la nación venezolana,
así comprendida, estaremos. Por su causa, intentaremos ser justos, sin
intolerancias, es cierto, pero también sin complacencias ni debilidades. En su
nombre, intentaremos ser verdaderos, sin fanatismo y sin estridencias, pero
también sin titubeos y (esto por encima de todo) sin pusilanimidad”.
Han transcurrido 72 años y en
circunstancias difíciles y períodos históricos de fuerza, contrarios y
renuentes a la libertad de expresión, este diario emblemático que además abordó
a tiempo un compromiso con las nuevas tecnologías de la comunicación, se
mantiene como uno de los principales voceros del periodismo impreso venezolano.
Al día siguiente de su aparición (el
periódico se editaba en el edifico El Nacional, en la esquina de La Pedrera ) en sus páginas se
registraba el éxito del lanzamiento. Una crónica muy propia de aquél tiempo
señalaba: “Ayer, a pesar de ser martes y marcar negro el almanaque, la ciudad
tuvo la animación de los días de fiesta. En los bulevares del Capitolio, en la Plaza Bolívar , en
las calles adyacentes, en las barriadas populares, un grito agudo, apresurado,
entusiasta provocaba la sensación de los transeúntes:
— ¡EL NACIONAL! … ¡EL NACIONAL!
— ¡Salió el fantasma! — decían algunos risueñamente,
refiriéndose a los aplazamientos de la fecha inicial.
— ¡Por fin! — decían otros que esperaban el periódico
con ansiedad sana y cordial”.
Ese
mismo día una nota exclusiva desde Zulia registraba que: “el 29 de julio a las
10:30 p.m., el buque tanque Rosalía, de nacionalidad holandesa, perteneciente a
la Royal Dutch ,
se encontraba anclado frente a la
Bahía de Curazao, cargado de petróleo procedente de
Maracaibo. La tripulación descansaba de las faenas del día cuando fue
bruscamente sorprendida por la explosión en los costados del buque de un
torpedo nazi. Breves segundos después, otro torpedo estalló en la parte
delantera del barco. 23 marineros del buque tanque murieron a consecuencia de
la explosión y el incendio, entre ellos los hay de diversas nacionalidades: 9
chinos, 8 holandeses, 3 ingleses, 2 curazoleños y 1 venezolano de nombre Ramón
Rodríguez, natural de Coche, Nueva Esparta”.
Era
sólo uno de los ataques de los que durante varios meses fueron objeto tanqueros
petroleros en la ruta entre Maracaibo y la Península de Paraguaná, con destino a las
refinerías de Curazao y Aruba. Venezuela de esta manera, se vió inserta en la
ofensiva militar nazi, en una etapa que ya presagiaba la derrota del régimen de
Hitler.
Días
después, el periódico registraba otra noticia de gran significación cuando
80.000 personas recibieron al presidente Medina. Destacaba la nota: “El
homenaje tributado al Presidente de la República por el pueblo del Zulia, de La Guaira y de Caracas, fue un
espectáculo glamoroso y unánime, de hondo significado democrático y de
bienvenida cordial y afectiva. En los aeródromos repletos de concurrencia, en
las calles por donde cruzó la comitiva, en los balcones y azoteas invadidos por
un gentío que extendía sus brazos para el aplauso, en el espíritu amplio de las
multitudes conmovidas, el general Isaías Medina Angarita pudo ver una vez más
cómo es de sincero y espontáneo el pensamiento democrático de los venezolanos”.
Medina
regresaba de una gira presidencial que procuraba el acercamiento de los países
bolivarianos y la reafirmación de una posición al lado de las naciones que
luchaban por la libertad y la justicia en plena conflagración mundial. Todo
esto ocurrió en los primeros días del mes de agosto de 1943, hace justamente 72
años.
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