lunes, 26 de septiembre de 2016

Análisis

MERCOSUR: POR LA PUERTA O LA VENTANA

Venezuela solicitó su incorporación al Mercosur en el 2005 y hubo de esperar hasta el 2012 (justamente cuando Paraguay fue suspendido del organismo por la destitución del Presidente Fernando Lugo) para formalizar su ingreso definitivo. Sin embargo, cuatro años después todavía quedan trámites pendientes para que asuma la membrecía con todos los deberse y derechos los cuales debieron completarse el pasado cuatro de agosto.  Ello no ocurrió, y por el contrario  ofreció un  pretexto para que la designación que le correspondía a la presidencia pro-témpore fuera negada por iniciativa de Paraguay, posteriormente suscrita por Argentina Brasil y Uruguay, dando paso de este modo a la actual crisis política.

Paraguay, en razón de las tensiones políticas venezolanas  objetó la designación alegando el Protocolo de Ushuaia que establece: “la vigencia de las instituciones democráticas es condición indispensable para la existencia y desarrollo de los procesos de integración, y toda alteración del orden democrático constituye un obstáculo inaceptable para la continuidad del proceso de integración regional”. Ya antes el Secretario General de la OEA Luis Almagro había anunciado la  posibilidad de activar la Carta Democrática Interamericana por la misma razón.

 Brasil  y Argentina y posteriormente Uruguay invocaron por su parte el incumplimiento por el país de los lapsos establecidos para su plena incorporación. En el fondo se trataba de suscribir la objeción política de Paraguay ya que ambos países con los nuevos mandatos de Mauricio Macri y Michel Temer resienten la postura ideológica venezolana que compartían  los anteriores gobernantes Cristina Kirchner y Dilma Rousseau.

Recientemente en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York  los cancilleres del organismo anunciaron que “Venezuela estará fuera de la ronda de conversaciones con la Unión Europea que se celebrará en Bruselas del 10 al 14 de octubre”.  Mercosur busca concluir un acuerdo con las economías europeas que según los cancilleres en ella “Venezuela no tiene la menor inclinación dado su rechazo a ese tipo de tratados comerciales”.
  
Por otra parte, los cuatro países le han dado al gobierno venezolano un plazo hasta el 1 de diciembre para “solventar sus problemas en materia de comercio, política de energía, infraestructura, política de derechos humanos y defensa y aduana” algunos de cuyos requisitos deberán ser aprobados por la Asamblea Nacional para adecuarse definitivamente al Mercosur, y de no cumplirse con estas exigencias el país  podría quedar fuera de la organización por incumplimiento a las reglas que firmó  cuando se unió al bloque.

El presidente Maduro en recientes declaraciones descartó la expulsión de Venezuela diciendo: “si nos sacan por la puerta nos metemos por la ventana pero del Mercosur nadie saca a Venezuela”, y luego añadió que existe un plan no sólo para expulsar  al país sino para desmembrar al organismo: “quieren acabar con Mercosur, entregarlo a Estados Unidos a través de un ALCA es decir, a través de un Tratado de Libre Comercio”.

Las sanciones que en este sentido se le impondrían a Venezuela sobre la base del Tratado de Asunción y sus protocolos, supondrían la suspensión del Parlasur tal como ocurrió con Paraguay entre el 2012-2013; sin embargo, los venezolanos como los paraguayos en aquella ocasión seguirán gozando de toda la protección de la cual hoy gozan en los países miembros donde residan y tampoco se les negara el ingreso a ellos porque seguirán vigentes los convenios establecidos con la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

            EL VIEJO “PACTO ANDINO”  

El ingreso de Venezuela al Mercosur luego de la salida de la Comunidad Andina de Naciones fue visto con reservas y criticas por sectores económicos y políticos del país, por cuanto se trataba de abandonar un espacio de integración que había logrado importantes niveles de crecimiento de las exportaciones no tradicionales y el fortalecimiento de las relaciones con países con una sólida identificación histórica y cultural.  Los argumentos para abandonar la CAN popularmente conocido como el “Pacto Andino” a la cual ingresó Venezuela en 1973 se produjo por una razón fundamentalmente política como lo fue el desacuerdo con la suscripción de dos de sus miembros Colombia y Perú  de acuerdos de Libres Tratados de Comercio con Estados Unidos, un mecanismo que había sido rechazado por la IV Cumbre de las Américas en Mar de Plata en noviembre del 2005, decisión  que entonces fortalecía la vigencia de la organización.

El Mercosur se consideraba más que un verdadero escenario de integración un mecanismo de complementación comercial entre Brasil y Argentina (ya existían ensayos fallidos en el pasado) con la presencia de dos naciones vecinas como Paraguay y Uruguay que si bien mantenían una relación asimétrica con los dos polos tradicionalmente habían resultado favorecidas con un intensa relación de importaciones y exportaciones. La presencia de Venezuela, dada la debilidad de su capacidad exportadora no tradicional no era particularmente atractiva para los empresarios venezolanos y sólo se explicaba como la incorporación del músculo energético venezolano a nuevos espacios y que cobraba fuerza con la estabilización a un nivel elevado de los precios del petróleo.


Por supuesto, el factor político resultaba  tan importante como el económico, y era clave para la alianza con los gobiernos de la pareja Kirchner en Argentina y “Lula” Da Silva y luego Dilma Rousseau en Brasil, que suscribían en buena medida la estrategia diplomática de Hugo Chávez de acentuar coincidencias ideológicas y de reafirmación del perfil latinoamericano ante la nueva configuración geopolítica multipolar. En términos concretos, según cifras de  CONAPRI en 2014 Venezuela exportó al Mercosur 260 millones de dólares mientras las importaciones fueron de casi 6 billones de dólares  una relación exactamente contraria a la que se registraba como socio de la CAN. Todo indica que Mercosur se inclina ahora con los cambios ocurridos en los principales países miembros hacia una instancia comercial de mayores relaciones con procesos similares en Europa y Asia, dejando atrás el viejo espíritu integracionista bolivariano que inspiró los procesos de integración impulsados a partir de los años 60. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario