¿PARA QUÉ EL REVOCATORIO?
¿Por qué razón se procura la
salida de un mandatario por vía distinta a la que establece el final de su
mandato? Es normal que los gobernantes acumulen rechazo o aceptación a lo largo
de sus gestiones como lo registran regularmente las encuestas, pero ello no bastaría para presionar su abandono del
poder.
La figura
del referéndum revocatorio en cambio, es un mecanismo que por su naturaleza se
invoca para afrontar crisis de ingobernabilidad o insalvables conflictos institucionales. En 2002
ante las tensiones que implicaron la salida por horas de Hugo Chávez de la
Presidencia; la disidencia militar en la Plaza Altamira, la paralización de la
industria petrolera y un paro nacional que se prolongó durante 63 días, resultaba
necesario el uso del mecanismo. Ahora la Mesa de la Unidad Democrática activa
el recurso ante una creciente conflictividad política y más recientemente un
frontal choque entre los poderes ejecutivo y legislativo, en un escenario que
ha merecido atención y preocupación internacional
y la exigencia de un diálogo con mediadores calificados.
Todo indica,
que el agravamiento de la crisis, el desgaste del gobierno y la sostenida tendencia
de las encuestas que de realizarse en el
2016 o 2017 el resultado sería desfavorable al gobierno. En el primer caso,
ello implicaría la salida del Presidente y la convocatoria a nuevas elecciones en un plazo perentorio
para la elección de un gobernante hasta
el final del período. Nadie duda que las fuerzas que impulsan la consulta aplicaran su fortaleza en la escogencia del
sucesor y que existan ya valiosos dirigentes en su seno que han comprobado ascendencia popular para optar con éxito al
cargo. ¿Pero las causas que obligaron al
revocatorio se podrían superarse
en este caso y ello no significaría, en cambio, una profundización de la crisis
en todas sus expresiones? Lo que dicta la madurez política y la experiencia
internacional es que ese lapso de transición debería ser ocupado por un nuevo
gobernante y un equipo que gozara del reconocimiento nacional y que asumiera el
compromiso de ejecutar un programa mínimo para restablecer las reglas de la
convivencia y avanzar en la reordenación económica.
En el segundo escenario una vez
sustituido el mandatario las fuerzas que permanezcan en el poder estarían obligadas,
más allá de su identidad ideológica, por un elemental sentido común y el peso
de una insalvable realidad política a introducir cambios que faciliten acuerdos mínimos en materias económicas
vitales. Solo sobre estos criterios se justificaría
plenamente la consulta revocatoria, porque
de otra manera la pugnacidad fácil y la vocinglería demagógica que estarían
presentes en ella, servirían más bien para añadir fuego a la candela.
Muy cierto. Vale la reflexiòn.
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