Análisis:
2018:
SE DESPEJA LA VÍA ELECTORAL
Era de suponer y ello
reflejaron la casi totalidad de las encuestas previas a las elecciones
regionales del 15 de octubre, que los factores que marcaron la victoria de la
MUD en la consulta parlamentaria del 6 de diciembre de 2015 habrían de
condicionar y decidir la escogencia de los nuevos mandatarios de los estados.
Si en aquella oportunidad, (más que el peso real de los partidos de la
oposición y el gobierno), la votación fue finalmente inclinada por las
consecuencias sobre la población de la crisis económica y social que sufre el
país, ante su acelerado agravamiento y
la falta de respuestas eficaces para afrontarla, era lógico estimar el
resultado incluso sin la ayuda de los no siempre infalibles sondeos de opinión.
Pero como se sabe, la
matemática tiene poco que ver con la política. Cuando se suponía que el caudal
de votos obtenido en la elección de la Asamblea Nacional (no estaba en juego el
cambio presidencial) serviría para un proceso de acumulación de fuerzas para
siguientes eventos, se impuso en buena parte de la dirigencia opositora el
llamado “virus del inmediatismo”. Se repitió de esta manera el costoso error
estratégico de las luchas de los años 2002 al 2005 y que se resume en mayor
espacio para iniciativas del adversario, prisiones, exilio, muertes,
alejamiento del manejo de los problemas
cotidianos y finalmente desánimo y desconcierto de los partidarios.
23
ELECCIONES
Las votaciones regionales
pospuestas por un año, fueron convocadas por el CNE para diciembre de 2017 y
luego adelantadas por la Asamblea Nacional Constituyente (ejerciendo sus
llamados poderes supraconstitucionales) para el 15 de octubre. Habrían de
celebrarse entonces en el marco de una nueva fase de la conflictividad política
que durante cuatro meses de acciones de calle resultó con 112 muertos,
centenares de presos, inhabilitación de alcaldes, considerables daños
materiales en las principales ciudades y una creciente preocupación de la
comunidad internacional, incluso con la aplicación de sanciones por Estados Unidos en materia energética. Era
comprensible que los partidos opositores vieran con recelo la iniciativa
electoral mas aún luego de desconocer la
convocatoria a la Asamblea Constituyente y declararla “fraudulenta e ilegitima”.
No obstante, los comicios
regionales si bien estarían necesariamente contaminados por la situación nacional,
se inscribieron en realidades y expectativas propias de cada región y este
razonamiento se impuso para la presentación
de candidatos de la MUD en los respectivos estados. El pasado domingo se
realizaron en la práctica 23 elecciones cuyos resultados fueron procesados y
escrutados regionalmente sin que ellos tuviesen que ver con lo ocurrido en los
estados vecinos, otorgando 18 victorias al oficialismo y 5 gobernaciones a los
aspirantes opositores. Por supuesto, se trata de un escenario que contradice la
tendencia registrada en la votación parlamentaria y reflejada en todas la
mediciones de opinión, lo que automáticamente llevó a la MUD a desconocerlas y
declarar fraude, sin que se sometieran a la auditoria correspondiente, y pese a
que gobernadores derrotados como Henry Falcón (Lara) y Feo La Cruz (Carabobo)
asumen la transparencia del proceso.
¡A
MIRAFLORES!
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