lunes, 23 de octubre de 2017

Análisis: 2018: SE DESPEJA LA VíA ELECTORAL

Análisis:
2018: SE DESPEJA LA VÍA ELECTORAL

Era de suponer y ello reflejaron la casi totalidad de las encuestas previas a las elecciones regionales del 15 de octubre, que los factores que marcaron la victoria de la MUD en la consulta parlamentaria del 6 de diciembre de 2015 habrían de condicionar y decidir la escogencia de los nuevos mandatarios de los estados. Si en aquella oportunidad, (más que el peso real de los partidos de la oposición y el gobierno), la votación fue finalmente inclinada por las consecuencias sobre la población de la crisis económica y social que sufre el país, ante su acelerado agravamiento  y la falta de respuestas eficaces para afrontarla, era lógico estimar el resultado incluso sin la ayuda de los no siempre infalibles sondeos de opinión.
Pero como se sabe, la matemática tiene poco que ver con la política. Cuando se suponía que el caudal de votos obtenido en la elección de la Asamblea Nacional (no estaba en juego el cambio presidencial) serviría para un proceso de acumulación de fuerzas para siguientes eventos, se impuso en buena parte de la dirigencia opositora el llamado “virus del inmediatismo”. Se repitió de esta manera el costoso error estratégico de las luchas de los años 2002 al 2005 y que se resume en mayor espacio para iniciativas del adversario, prisiones, exilio, muertes, alejamiento del  manejo de los problemas cotidianos y finalmente desánimo y desconcierto de los partidarios.

23 ELECCIONES

Las votaciones regionales pospuestas por un año, fueron convocadas por el CNE para diciembre de 2017 y luego adelantadas por la Asamblea Nacional Constituyente (ejerciendo sus llamados poderes supraconstitucionales) para el 15 de octubre. Habrían de celebrarse entonces en el marco de una nueva fase de la conflictividad política que durante cuatro meses de acciones de calle resultó con 112 muertos, centenares de presos, inhabilitación de alcaldes, considerables daños materiales en las principales ciudades y una creciente preocupación de la comunidad internacional, incluso con la aplicación de sanciones   por Estados Unidos en materia energética. Era comprensible que los partidos opositores vieran con recelo la iniciativa electoral  mas aún luego de desconocer la convocatoria a la Asamblea Constituyente y declararla “fraudulenta e ilegitima”.

No obstante, los comicios regionales si bien estarían necesariamente contaminados por la situación nacional, se inscribieron en realidades y expectativas propias de cada región y este razonamiento se impuso para la  presentación de candidatos de la MUD en los respectivos estados. El pasado domingo se realizaron en la práctica 23 elecciones cuyos resultados fueron procesados y escrutados regionalmente sin que ellos tuviesen que ver con lo ocurrido en los estados vecinos, otorgando 18 victorias al oficialismo y 5 gobernaciones a los aspirantes opositores. Por supuesto, se trata de un escenario que contradice la tendencia registrada en la votación parlamentaria y reflejada en todas la mediciones de opinión, lo que automáticamente llevó a la MUD a desconocerlas y declarar fraude, sin que se sometieran a la auditoria correspondiente, y pese a que gobernadores derrotados como Henry Falcón (Lara) y Feo La Cruz (Carabobo) asumen la transparencia del proceso.

¡A MIRAFLORES!

Si bien lo ocurrido, tal como lo han señalado voceros de la Conferencia Episcopal, añade nuevos elementos a la confrontación reinante, lo cierto es que ello impulsa necesariamente la ruta electoral hacia el 2018. Ya se asegura que las elecciones de alcaldes serán convocadas para diciembre –y aunque todavía en privado-  se asoman los nombres de Henry Ramos Allup, Ramón Guillermo Aveledo y Claudio Fermín como aspirantes presidenciales de la oposición. Sin duda, un nuevo triunfo de la “vocación democrática-electoral” de los venezolanos

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