miércoles, 1 de noviembre de 2017

Análisis: Nuevas elecciones y nuevos retos

Análisis
Nuevas elecciones y nuevos retos

Los resultados de las elecciones regionales del 15 de octubre, al margen de los análisis convencionales, apuntan también a una recomposición del cuadro político. Varios hechos ocurridos durante la semana se orientan en esta dirección. Cuatro de los cinco gobernadores opositores, pese a la línea contraria impuesta por la MUD, se juramentaron ante la Asamblea Nacional Constituyente e incluso sostuvieron una conversación con Nicolás Maduro para abrir camino a una relación de convivencia en el desempeño de sus nuevas funciones. Habría que recordar que en los últimos años las vinculaciones presidenciales con los tres mandatarios de la MUD (Capriles en Miranda, Guarulla en Amazonas y Falcón en Lara) estuvieron caracterizadas por los enfrentamientos de la severa polarización gobierno-oposición que ha vivido el país.
El rechazo a la juramentación por el gobernador electo del Zulia, Juan Pablo Guanipa, significó que éste fuera desconocido por el Consejo Legislativo de la región y que se designara como gobernadora interina a su presidenta Magdely Valbuena, mientras se realizan las nuevas elecciones convocadas por la ANC para el 10 de diciembre. Un episodio que ha puesto de manifiesto las diferencias y discrepancias entre los principales factores de la Mesa de la Unidad Democrática. Tanto como para que el excandidato presidencial y exgobernador Henrique Capriles Radonski anunciara su retiro de la directiva de la alianza; que AD excluyera de sus filas a los cuatro gobernadores por desacatar la disciplina partidista; que el gobernador derrotado de Lara, Henry Falcón y líder de Avanzada Progresista denunciara públicamente que no contó con el apoyo de los principales partidos opositores y que desde ya el vocero de Voluntad Popular, Freddy Guevara anunciara que su partido  no participará en las futuras elecciones municipales si no hay una recomposición a fondo del organismo electoral.

UNA NUEVA MUD

Mientras los factores opositores redefinen la reestructuración de la MUD o la creación de una nueva plataforma unitaria con la flexibilidad requerida para procesar diferencias tácticas de las fuerzas que lo integran junto al compromiso de una común estrategia electoral, el oficialismo hace una lectura demasiado optimista de unos resultados que no se esperaban dado el contexto nacional y los números de las encuestas pero que le sirven momentáneamente para superar graves problemas de gobernabilidad.
En este sentido, se inscribe la convocatoria de la Constituyente para las elecciones de alcaldes el 10 de diciembre, fecha en la cual todavía se sentirán los efectos depresivos de la derrota opositora y los candidatos oficialistas contarían como en el famoso dicho marinero “con el viento a su favor”. Una convocatoria que también estimula la competencia presidencial (algunos comentaristas aseguran incluso que podrían ser adelantadas) y que constitucionalmente deberían realizarse en octubre de 2018.
Resulta claro que los partidos opositores deberán profundizar con ánimo autocrítico en las causas del tropiezo -y para algunos más bien retrocesos- registrado el 15 de octubre. Es obvio que la plataforma opositora tendría que replantearse como una alianza más fluida de partidos y no como la estructura rígida a partir de la cual todas sus decisiones deben ser compartidas por los miembros. La experiencia de frentes opositores en otros países y también de Venezuela demuestra que los partidos que lo integran deben mantener un razonable margen de autonomía para sus propuestas e incluso para la confrontación de diferencias ideológicas y operar solo de manera consensuada básicamente en materia electoral.
Si bien la mayoría de los partidos de la MUD (con la excepción obvia de AD y COPEI) son producto de la lucha contra el chavismo que se inició al año 2001, no han logrado definir aun sus perfiles ideológicos ni aplicar políticas propias en función de avanzar en el compromiso social, en su vinculación con el ciudadano y en consecuencia con sus expectativas y necesidades; pues aun permanecen anclados en la prédica y el puro cuestionamiento primero contra Chávez y ahora contra Maduro sin valorar ni reconocer las diferencias y reacomodos en el seno del propio oficialismo, sino más bien estimulando de esta manera el “espíritu de cuerpo” de los factores del chavismo.

CRISIS SIN SALIDA

Algunos analistas opinan que con lo ocurrido se crea un clima propicio para acuerdos mínimos y la normalización del debate político, y que los resultados han coincidido paradójicamente con el agravamiento exponencial de la crisis económica con los niveles imparables de inflación, cuyos efectos se sienten cada vez con mayor fuerza en los amplios sectores de la clase media, la cual representa el componente más activo en el debate político. Una situación que se complica aún más cuando el régimen ha sido incapaz de proponer un plan frente a la crisis, que más allá de sus resultados ponga en claro que se reconoce su magnitud y que se actúa en busca de soluciones prontas y eficaces.
Los próximos días prometen de esta manera acentuar el clima electoral hacia el 2018, pero al mismo tiempo poner en claro la complejidad del “caso Venezuela” que más que una crisis es, en esencia, una catástrofe. ¿Entenderán los sectores opositores que más que la evaluación de unos resultados desfavorables se trata de redefinir su comportamiento y la aplicación de sus tácticas; y el régimen asumiría que más allá de los votos el país requiere de un cambio urgente de políticas económicas? Como señala el analista Michael Penfold: “la oposición requiere urgentemente de una verdadera unidad política que sea capaz de movilizar emocionalmente a toda su base ciudadana de una forma voluntaria”.

@manuelfsierra
manuelfsierra@yahoo.com

manuelfelipesierra.blogspot.com

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