martes, 5 de diciembre de 2017

ANÁLISIS


REELECCIÓN, DIALOGO Y VICTORIA
En los años noventa América Latina regresó de nuevo al camino de la democracia después de un período de regímenes dictatoriales como  las primitivas tiranías que vivió el Cono Sur, conformando de esta manera el llamado “péndulo dictadura-democracia” que caracteriza la historia del continente. Al mismo tiempo  cobró  fuerza la tendencia a la reelección presidencial inmediata, además del mandato alterno consagrado en la mayoría de las constituciones de la región Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Cristina kirchner en Argentina y Daniel Ortega en Nicaragua gozaron del favor de la mayoría de sus electores en un proceso de redemocratización,  en la conocida como la etapa del “posneoliberalismo”.
Otros países también tomaron el rumbo de la reelección como los casos de Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos en Colombia; Michelle Bachelet y seguramente Sebastián Piñera en Chile y de superarse un impase interno, Lula Da Silva en Brasil sin contar con las frecuentes reelecciones ocurridas en Centroamérica y el Caribe.  Jóvito Villalba, en su tenaz prédica a favor de la democracia venezolana sostenía que “la reelección es la maldición histórica de América latina” (incluso en los años setenta llegó a proponer una enmienda constitucional en este sentido) sustentado en la experiencia histórica de la región; e incluso cuestionaba el mecanismo reeleccionista venezolano establecido en la Constitución de 1961 que estableció un paréntesis de diez años entre las elecciones presidenciales con un mismo candidato. Años después las victorias de Carlos Andrés Pérez en 1988  y  Rafael Caldera en 1993  dejaron en claro grandes diferencias entre sus primeros  gobiernos y sus segundos mandatos, cuyos balances contribuyeron en buena medida al desplome del sistema bipartidista con el triunfo de Hugo Chávez en  1998.
Ahora mismo el tema de las reelecciones gravita en las tensiones políticas que se viven en Ecuador, Bolivia y Honduras. A pocos meses de entregar la presidencia Rafael Correa a su candidato victorioso Lenin Moreno debió regresar a Quito para enfrentar decisiones del nuevo gobernante que amenazan con dividir incluso su partido “Movimiento Alianza País”. Una de las razones de la diferencia (en lo que la historia latinoamericana conoce como la clásica “patada histórica”)  es el tema de la reelección. En su constitución del 2008 Correa estableció la reelección inmediata y seguramente en previsión de nuevas intenciones presidenciales de éste,  Moreno ha propuesto un referéndum urgente para anular la disposición constitucional ante lo cual Correa denuncia un nuevo “golpe de Estado”.
Hace unos días en Bolivia el Tribunal Constitucional decidió que era posible una nueva postulación de Evo Morales luego que esa previsión fuera negada en un referéndum realizado en el 2016, lo cual lógicamente ha tensado `posiciones entre los actores políticos, más aún cuando Morales ya anunció su postulación para el 2019. La crispación política que se vive en Honduras con los resultados de las elecciones presidenciales del pasado domingo 26 de noviembre entre el presidente Juan Orlando Hernández del Partido Nacional y el aspirante Salvador Nasralla  de la “Alianza contra la dictadura” tiene que ver con el tema toda vez que Hernández apostó a una nueva gestión por encima de disposiciones legales como una manera de enfrentar al posible regreso al poder de una fuerza opositora, que si bien encabeza el presentador televisivo Nasralla en el fondo seria la reconquista del poder por Manuel Zelaya, el polémico presidente depuesto el 2009 y que dio pie a un conflicto político y diplomático que amenaza con repetirse ahora con elementos ya activos de violencia callejera.
Como si faltaran más elementos para agravar el llamado “Caso Venezuela”, ya en la mira de la atención mundial,  el vicepresidente Tareck el Aissami sin que todavía sea tema en debate propuso esta semana la reelección del presidente  Nicolás Maduro para una escogencia electoral con fecha aún impreciso pero  que debería realizarse el 2018. Cada año que pasa parecen confirmarse las esclarecedoras y sabías  advertencias de Villalba,  el constitucionalista, luchador democrático y brillante tribuno margariteño.
SANTO DOMINGO
El encuentro  entre la oposición y el gobierno en República Dominicana tiene una enorme importancia por cuanto refleja la decisión de ambas partes en abordar coincidencias mínimas, lo cual no significa avanzar en acuerdos concretos a largo plazo. El solo hecho de formalizar la reunión en un país amigo con cancilleres acompañantes de México, Chile, Nicaragua, Paraguay  San Vicente y Las Granadinas supone el comienzo de un proceso que como se sabe registra avances y retrocesos y que requiere de suficiente paciencia para superar resistencias  y obstáculos. Sin embargo, la puesta en escena de la reunión parecida a un “reality show” o a un programa de concursos televisivos es contraria a la discreción y la prudencia propias e indispensables para este tipo de encuentros, lo cual podría complicar eventuales coincidencias y arreglos. Ojalá ello no ocurra.
EL 30 DE NOVIEMBRE DEL 52

El viernes 30 de noviembre se conmemoraron 65 años de la victoria  de los candidatos de URD para la Asamblea Nacional Constituyente convocada por la Junta de Gobierno de Suárez Flamerich Pérez, Jiménez y Llovera Páez para darle piso constitucional al derrocamiento de Gallegos el 24 de noviembre de 1948. Ni el más agudo analista hubiera pronosticado una victoria en circunstancias tan adversas: sin libertad de prensa, con partidos ilegalizados, con persecución de adversarios por una policía sanguinaria, con cientos de exiliados y un régimen que gozaba de un alto ingreso fiscal además del control de todos los espacios públicos. Sin embargo ese día la mayoría del pueblo venezolano acudió a las urnas para consolidar un triunfo que desenmascaró el proyecto dictatorial que luego  durante 5 años marcaría  una nueva etapa de oscuridad política en la vida venezolana. 

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