martes, 20 de febrero de 2018

ANALISIS: EL VIEJO DILEMA DE LA ABSTENCION

ANALISIS
EL VIEJO DILEMA DE LA ABSTENCION

 “El 22 de abril habrá elecciones presidenciales con o sin la oposiciòn” declaró Nicolàs Maduro al anunciar la reapertura  del Consulado en Miami y el proceso de inscripciòn para votar a los venezolanos (legalmente establecidos) en el exterior. De esta manera se cumpliría con una de las exigencias opositoras en la reciente y fallida negociación entre la MUD y el Gobierno en  Repùblica Dominicana.  En la misma línea, el CNE prolongò el Registro Electoral y aseguró garantizar  una mayor participación de los electores.
El llamado  ”G-4” en el seno de la alianza opositora (Primero Justicia, Voluntad Popular, Acciòn Democratica y Un Nuevo Tiempo)  que de firmarse el  “Acuerdo de Convivencia ” en Santo Domingo habìa avanzado  en el  consenso en torno a la candidatura del lìder adeco Henry Ramos Allup (Henrique Capriles y Leopoldo Lòpez  permanecen inhabilitados) este fin de semana perfilarà una línea común ante el evento de abril y seguramente insistirán en  la no presencia a la hora del voto. A ùltima hora se especulaba, sin embargo, que  UNT liderado por  Manuel Rosales  podrìa sumarse al grupo que integran el MAS de Felipe Mujica, Soluciones para Venezuela que apoya  la candidatura de Claudio Fermìn, Vanguardia Popular de Rafael Venegas, Avanzada Progresista de Henri Falcòn y un sector  de COPEI representado por Juan Alvarado  que insisten en la participación sobre la base de un candidato escogido por la via consensual. Sin contar con opciones independientes ya en la calle como el internacionalista Julio Cèsar Pineda y  Jesùs Cabezas coordinador del Frente de Entendimieto Nacional.
Se repetirìa de esta  manera el cuadro presente en las elecciones de alcaldes del pasado 10 de diciembre que, lógicamente, pronosticaban una abrumadora ventaja para el oficialismo , pero curiosamente sin que se registraran en ellas niveles de abstenciòn en correspondencia con la fortaleza demostrada por los partidos  ahora ausentes, en los resultados de  consultas anteriores.
La experiencia histórica demuestra que la decisión de votar o  no  hacerlo no debería obedecer a simples caprichos ni a la mera valoración de las circunstancias que en política suelen variar como el apetito frente a la mesa. Durante una época, ya mucho menos, en grupos de izquierda dogmàticos cobrò fuerza el abstencionismo ideológico sobre la premisa que el voto es un instrumento propio de la democracia burguesa y que si bien su uso representaba cambios de leyes y gobernantes, èstos se daban en el seno de una sociedad a la cual era necesario sustituir. Ese postulado en desuso, sin el menor efecto pràctico además, durante unos años fue enarbolado en el país, entre otros, por uno de los màs  brillantes líderes y pensadores de la etapa democrática como Domingo Alberto Rangel.
Otro fenómeno es el abstencionismo que crece y se consolida en sociedades y países como fatiga, como cansancio, por la falta de renovación en los liderazgos, por la complicidad de las èlites y la ineficacia de las políticas pùblicas que establecen el divorcio entre el “país político” y el “país nacional” como solìa proclamar  Gaitàn en la Colombia de liberales y conservadores. En esos casos incluso, la tarea de las dirigencias políticas de todos los signos polìticos es combatir la tendencia al ausentismo que en democracias desarrolladas como la norteamericana se ubica en un promedio de cincuenta por ciento o el imbatible setenta cinco por ciento colombiano.
BALAS y VOTOS
En Venezuela, dominada tradicionalmente por dictaduras militares el derecho al voto conquistado tardìamente, apenas con la Constituciòn de 1946, su ejercicio tiene una carga simbólica y significa un instrumento fundamental para el logro y la estabilización democrática a lo largo de cuarenta años e incluso asumido como propio por la actual experiencia del llamado “proceso revolucionario”-
A los dos años de su vigencia la Constituciòn del 46 habrìa de ser desconocida y sustituida en su principal articulado por el golpe de Estado que derrocò a Ròmulo Gallegos. Regresan las espadas, la càrcel y el exilo pero a diferencia del pasado ahora tambièn la necesidad de cuidar las formas, de  guardar las apariencias. Por eso se convoca a elecciones para una Asamblea Constituyente en 1952 para preparar el escenario “constitucional” del nuevo despotismo ya no en alpargatas ni con “carga de machetes” como en siglo XIX sino con tanques modernos, cemento armado y abundante riqueza petrolera. AD el partido derrocado que meses antes habìa cosechado el setenta y ocho por ciento de los votos, fue inhabilitado junto al Partido Comunista con influencia en los campos petroleros, y sus militantes sometidos a torturas y persecuciones de todo tipo. URD de Jòvito Villalba y COPEI de Rafael Caldera actuaban en la semilegalidad, sin libertad de prensa, con el acecho de la implacable Seguridad Nacional y no eran en verdad referencias electorales consistentes. La dirigencia adeca declara la abstención pero tiene en marcha y la asume públicamente la estrategia de la subversiòn con apoyo militar, promueve alzamientos y ataques a cuarteles y en esa lucha caen los jefes de la resistencia Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevalli y Antonio Pinto Salinas`.
LA BATALLA DE VILLALBA
¿Era posible pensar en una victoria frente a un régimen que controlaba y abusaba con las armas de todo el poder, con apoyo de ejércitos de países vecinos, y con el visto bueno de Estados Unidos en el marco de la “Guerra Frìa”?. Villalba y Caldera asumieron el reto de una batallla cuya posibilidad de victoria no parecía probable con el arma silenciosa del voto. Jose Vicente Rangel, un joven estudiante que hacìa de secretario privado del líder urredista comenta que Villalba sostenía  que podrían imponerse de nuevo los fusiles pero tendrían que hacerlo ahora contra “la fuerza histórica del voto”.

El 30 de noviembre la dictadura fue derrotada por los sufragios amarillos de Villaba y tuvo que tomar el camino del golpe de fuerza- Como escribió Mario Biceño Iragorri:  “el fraude màs escandaloso que conoce la historia de los comicios americanos”.

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