Los riesgos y amenazas del cambio
climático van más allá de las razones que suelen ser aducidas por las grandes
potencias para tomar medidas urgentes e inaplazables. Esa preocupación presidió
La Conferencia Climática de París del año pasado. Ahora la Asamblea Anual de la
Unión Europea de Geosciencias que se celebra en Viena ofrece datos y evidencias
más alarmantes: la relación entre el cambio climático y la guerra. Varias ponencias
recuerdan que una época de frió redujo la agricultura del Imperio Romano; un volcán
desequilibró a la cultura Maya, y la sequía provocó revueltas en la Irlanda medieval.
Francis Ludlow del Trinity College de Dublín en su presentación sostuvo que: “aunque
el cambio climático del pasado se debió a causas naturales y el actual según todo
los estudios apunta a la acción humana los desafíos para la Humanidad, son los
mismos”. El científico asegura haber encontrado “vínculos recurrentes entre
registros históricos y episodios de violencia como la Batalla de Clontraf en
1014 y momentos de intensa sequía que provocaron epidemias, hambrunas y
movimiento de población en busca de comida”. Hoy la situación ha cambiado y según
otras especialistas resulta muy difícil saber cuándo un evento natural extremo podría
afectar a la sociedad porque el mundo está estrechamente globalizado y cada vez
mas conectado a través de la tecnología, Ludlow advierte: “deberíamos estar
preparados para momentos inesperados, hemos tenido experiencia en erupción de volcanes
en los últimos 200 años, pero no sabemos como la actual sociedad podría manejarlos”.
La conclusión: la guerra mundial ya no
sólo depende de las armas sino como ha ocurrido en el pasado (ignorado por
muchos) de los curiosos caprichos de la naturaleza.
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