Análisis
24/05/2002
GANAR TIEMPO
Manuel Felipe Sierra
Se cierran las posibilidades de explorar fórmulas dirigidas a superar la crisis de ingobernabilidad. El fracaso del diálogo promovido por el gobierno y conducido por el Vicepresidente de la República José Vicente Rangel, deshizo la esperanza de una rectificación. La potenciación de los círculos bolivarianos, colocados ahora bajo la conducción operativa del ministro del Interior y Justicia y el director de la Disip acentúan el rumbo de radicalización iniciado por el régimen hace varios meses. Sectores del MVR acariciaron, con optimismo la factibilidad de una salida mediante una Enmienda Constitucional que recortase el mandato a cuatro años y convocase a elecciones, consagrando de paso la figura de la segunda vuelta. La CTV y algunos partidos políticos insisten en la viabilidad del referéndum consultivo, que resulta mucho más expedito para calibrar los niveles de aprobación y desaprobación del gobierno.
Este mecanismo, si bien llegare a arrojar resultados adversos al gobierno no sería vinculante, pero sí un indicador demasiado contundente sobre el rumbo de la gestión chavista. En la reunión de hace dos semanas entre el mandatario y el ex ministro del Interior y Justicia, Luis Miquilena, surgió la tesis de la renuncia del Presidente, un período de transición de un año y la convocatoria a elecciones generales que significarían una nueva relegitimación de los poderes públicos. Pero con los días se han revelado dos cosas: en primer lugar, que no es nada fácil una modificación en la relación de fuerzas en el seno de la Asamblea Nacional, en la cual el oficialismo ejerce la mayoría; y que para el mandatario sólo se trata de un recurso para ganar tiempo, tratar de recomponer el cuadro institucional y persistir en las coordenadas de su proyecto original. El presidente Chávez anuncia, en cambio, que tomará la ofensiva en el mes de junio mediante movilizaciones de masas en todo el país y el reforzamiento de los grupos más radicales que lo apoyan. Por supuesto, se trata de un camino minado de riesgos. La crisis militar antes que atenuarse se ha visto seriamente agravada con las interpelaciones a la alta jerarquía castrense en la AN sobre los episodios ocurrido en abril del mes pasado; y la negativa del Fiscal General, Isaías Rodríguez y los demás miembros del Poder Ciudadano de renunciar a sus cargos, han complicado en extremos críticos el vacío institucional que estimula un creciente clima de confusión y anarquía. Sobre estas premisas, el futuro del país se hace cada vez más oscuro e impredecible.
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