lunes, 27 de junio de 2011

EL CAMINO ÚNICO

Análisis
01/04/2002
EL CAMINO ÚNICO

Manuel Felipe Sierra


Los factores de la oposición – después de la pausa de Semana Santa - parecen empeñados en desarrollar una estrategia común  para enfrentar las desviaciones autoritarias del gobierno.  Tal como lo revela “Termómetro” en la opinión pública persiste la convicción de que los esfuerzos opositores deben cobrar un mayor vigor popular y responder a una conducción común y uniforme.  En esta línea de razonamiento, más de 30 organizaciones no gubernamentales que tuvieron un rol protagónico en la organización de las manifestaciones y marchas en los últimos meses; conjuntamente con los partidos políticos AD, Copei, Proyecto Venezuela, Unión y el MAS (no oficialista)  coinciden en la idea de impulsar el referendum consultivo como una forma de medir la aprobación o desaprobación de los venezolanos al proceso bolivariano.  El planteamiento había sido sugerido semanas atrás por la CTV, y de alguna manera, tácitamente suscrito por Fedecámaras.  Es sin duda, la mejor manera para alcanzar acuerdos y aproximaciones en el vasto abanico de factores críticos a Chávez.  La consulta permitiría concentrar todos los esfuerzos del mundo no chavista en un objetivo único, al margen de las diferencias y las visiones contrapuestas de los sectores de la sociedad civil y de las agrupaciones partidistas. 
Evitaría la guerra de desgaste que supone una movilización de masas concebida de manera recurrente cuando ésta es contrarrestada por los partidarios del oficialismo con una alta dosis de violencia.  Por eso, la señal más esclarecedora estaría en relación directa con la actitud del gobierno que juega a una deliberada y calculada conflictividad. En un ámbito pluralista y en algunos casos contradictorios como el de la oposición,  Chávez cuenta con una ventaja operativa: una línea de radicalización apuntalada en los círculos bolivarianos y otros sectores fanatizados que apuestan a la fórmula de la violencia, suponiendo que élla ejercerá un efecto disuasivo en el adversario.   De cristalizar la convocatoria al referéndum, el régimen podría colocarse a la defensiva, salvo que la iniciativa (como se le ha exigido repetidamente) sea propuesta por el propio mandatario.  En todo caso, el referéndum consultivo es la vía más expedita para despejar la crisis de gobernabilidad – cuyos efectos ya son demasiados costosos para los venezolanos – y para someter el rumbo de la gestión oficial a la voluntad inapelable de los electores. Su resultado, positivo o negativo, además de ratificar la cultura democrática del país, abriría un amplio espacio tanto para quienes gobiernan como para los que asumen hoy el papel de la oposición.

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