Análisis
08/03/2002
LA VÍA DEL REFERENDUM
Manuel Felipe Sierra
Las bases para el acuerdo nacional propuestas el martes 5 por la CTV, Fedecámaras, con el apoyo de la Iglesia, la sociedad civil y los partidos políticos, ha generado las repercusiones que eran previsibles. El presidente Chávez rechazó el planteamiento atribuyéndole fines conspirativos y de estar inspirado en el viejo estilo de los pactos cupulares. Para los factores de la oposición (o con más propiedad en el antichavismo) se trata de un nuevo paso para la conformación de una vasta alianza social y política que podría culminar con la salida o la renuncia del mandatario. En el acuerdo se juntan varios factores: 1) La preocupación por el rumbo autoritario del gobierno que desvirtuaría su origen democrático. 2) Su evidente incapacidad para atender con eficiencia las más elementales obligaciones de la administración pública. 3) La negativa del régimen en admitir el diálogo como un elemento esencial de la convivencia democrática. 4) La tendencia a un acelerado agravamiento de la crisis social y económica. 5) La paralización del país, no sólo en sus ámbitos productivos – sino de factores decisivos de la sociedad - por una creciente sensación de incertidumbre. ¿Cuáles son las vías para superar el estancamiento?. Todas las variables pasan por la decisión que al final adopte el presidente Chávez. De él depende – y esa parece ser la línea de acuerdo a su retórica-, que el proceso se profundice y radicalice. Ello es posible, pero por muy corto plazo, ya que esa vía no asegura un margen indispensable de gobernabilidad.
El camino de la rectificación – tal como lo plantea la oposición – no cabe en el esquema conceptual de la revolución bolivariana. Los factores críticos, sin embargo, tienen un amplio espacio para seguir profundizando sus protestas y acciones de calle en el convencimiento de que éstas debilitarán cada vez más la base de sustentación política y social del régimen. De tal manera que el presidente Chávez, necesariamente, se verá forzado a una definición que libere a su gestión de insalvables limitaciones y que le ofrezca a la oposición un territorio amplio para sus políticas. En esta dirección cobra cada vez más fuerza el mecanismo del referéndum consultivo previsto en la Constitución de la República Bolivariana. Esta sería la salida menos costosa para el gobierno. Las otras opciones se moverían entre la posibilidad del pronunciamiento militar o la huelga general. Ambas pueden sumir al país en una situación de caos y de altos riesgos. El referéndum consultivo no es vinculante, es decir, sus resultados siendo contrarios no implicarían el abandono de la Presidencia de la República. El gobierno podría constatar su verdadero nivel de aceptación popular y las correcciones que un desenlace adverso suponga en las políticas oficiales se interpretarían, no como una rendición o como un retroceso vergonzoso sino que tendrían el sentido de un mandato expreso y soberano. No es casual que esta tesis haya sido asumida por la CTV (organización que llevará el peso de la conflictividad social en los próximos meses) y significaría para la sociedad civil – lo refleja la encuesta de “Termómetro”- la solución menos traumática para salir de un estado de psicosis colectiva.
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