lunes, 27 de junio de 2011

LA ALUCINACION ELECTORAL

Análisis
05/02/2003
LA ALUCINACION
ELECTORAL

Manuel Felipe Sierra

Para algunos sectores de la oposición, aquí no ha pasado nada. El exitoso "firmazo" del domingo 2, habría conjurado la crisis, o en todo caso sería un paso irreversible hacia la constitución de un nuevo gobierno. Nada más alejado de la realidad. La jornada cívica, ciertamente, contribuyó a la deslegitimación del régimen chavista, a tal punto que la respuesta del oficialismo ha consistido en declararse en rebeldía contra las propuestas del ex-presidente Jimmy Carter para buscar salidas a una insostenible crisis de gobernabilidad; y seguramente, funcionará para el antichavismo como un serio estímulo para mantener el paro cívico fundamentalmente de la industria petrolera; y para acentuar la creciente movilización de los factores opositores.

Pero sería un error suponer que Chávez está al borde de una estrepitosa caída. Es verdad que el proceso bolivariano conoce una acelerada erosión en su base de apoyo popular; y que luce absolutamente impotente frente a una hecatombe inédita en la historia del país que se traduce en el desmantelamiento del aparato productivo; un desastroso cuadro de las finanzas públicas, una espantosa desinversión, un freno sustancial a la inversión extranjera y niveles de desempleo que el Consejo de Economía Nacional ha estimado conservadoramente en 26 por ciento para este año.


Pero Chávez tiene todavía la posibilidad de apretar las tuercas de la represión. Y lo esta haciendo sin el menor recato. Su gobierno se encamina (destrucción de PDVSA y de la Fuerza Armada Nacional; control de la economía privada mediante la asignación de divisas y ofensiva "legal" contra los medios de comunicación) hacia una nueva versión dictatorial. Si bien, no existen condiciones para que ella cristalice plenamente en breve tiempo, el país podría desembocar en una violencia  generalizada que transformaría la radicalización social y pacifica de los últimos meses, en un escenario de conflicto de mayor envergadura o en una modalidad de guerra civil.

El rumbo de la revolución bolivariana obligaría a la oposición a una modulación de su estrategia y a un manejo mucho más exigente y menos ingenuo de sus políticas. ¿Cómo hablar entonces de candidaturas presidenciales? ¿Es que acaso existe un clima electoral? ¿Están dadas las condiciones para una contienda comicial?. Si Chávez abandona el poder no será voluntariamente.  En todo caso se daría por la presencia del factor militar no para consumar un golpe de Estado, sino para reestablecer las reglas de la convivencia democrática; o mediante la activación (luego de una laboriosa negociación internacional) de los mecanismos que la Constitución prevé para estos casos y que fueron respaldados por una decisiva porción de venezolanos en la reciente recolección de firmas.

Los aspirantes presidenciales a destiempo (siempre se respetan las aspiraciones de todo ser humano) deberían tomar en cuenta, que después de una eventual transición, que tampoco puede trazarse con la mano certera de un topógrafo, los políticos tendría que apelarse a la voluntad de manera abierta y sin limitaciones. Las formulas de laboratorio, el juego de las maniobras cupulares y el regreso a las practicas de la vieja política que dieron paso al autoritarismo chavista, hoy serían indigeribles por la explosión de nuevas fuerzas con arraigo social que han sido, en buena medida, protagonistas de las intensas protestas y acciones que han permitido que ahora, precisamente, se considere posible la salida de Chávez. Ellas, seguramente, tendrán que decir la última palabra por la vía del voto.

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