Análisis
07/07/2002
LAS SALIDAS
Manuel Felipe Sierra
Después de la multitudinaria manifestación del 11 de julio, en la cual los factores antichavistas demostraron nuevamente una vigorosa disposición de lucha, se replantea el tema de las salidas a la crisis de gobernabilidad que enfrenta el presidente Chávez. Está claro que la oposición, y en especial los factores de la sociedad civil que siguen emergiendo con inusitada fuerza, no bajarán la guardia. Al mismo tiempo, la liberación de los tres indiciados por la masacre de Puente Llaguno del 11 de abril, quienes reiteran un inalterable compromiso con el proceso bolivariano, revela también la estrategia de Chávez en el sentido de profundizar y radicalizar su propuesta “revolucionaria”. ¿Cuáles son entonces las salidas en un cuadro de confrontación irreductible?.
Quizás lo que resultaría menos costoso para el país, es que se definan los términos de una renuncia negociada del Presidente de la República, que facilite una transición sin sobresaltos. Pero ello no parece una opción viable en términos inmediatos. El otro escenario, que también ahorraría mayores sacrificios para los venezolanos, es la intermediación de la Organización de Estados Americanos no para estimular un diálogo que en las circunstancias actuales es meramente utópico, sino para aplicar los mecanismos contemplados en La Carta Democrática Interamericana, aprobada en Lima en septiembre del año pasado. Sin embargo, una intermediación de esta naturaleza sólo tendría pertinencia y eficacia en el marco de una confrontación política de mayor intensidad lo cual supone un cuadro abierto de violencia. Ello seguramente supondrá una espera de varios meses. La otra salida que, aunque públicamente no haya sido admitida por sus promotores, consiste en la designación del comandante Francisco Arias Cárdenas en la vicepresidencia de la República –gestión que es dirigida por el general Raúl Baduel desde Maracay, sin duda el oficial con mayor peso especifico en la Fuerza Armada Nacional-y que supondría en caso de que sea inevitable la salida del mandatario, la continuidad al menos en teoría del proceso bolivariano original, pero con la ventaja de que Arias Cárdenas tiene vínculos con los factores más activos de la oposición y que su eventual mandato transitorio sería admitido por los factores que hoy apuestan a una salida radical y de fuerza. Las otras salidas estarían sujetas a los resultados de las querellas presentadas ante el Tribunal Supremo de Justicia por delitos que implican de manera directa al jefe del Estado. Esta opción está inevitablemente sujeta a las no siempre expeditas diligencias judiciales. Lo que sí es evidente es que la superposición de crisis cada día refuerza más el planteamiento, según el cual, la renuncia de Chávez es un requisito casi indispensable para reestructurar las bases de la convivencia política.
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