sábado, 9 de julio de 2011

AL BORDE DEL ABISMO

Análisis

 AL BORDE DEL ABISMO
28/05/2002
Manuel Felipe Sierra

El chavismo no cambia. Hacerlo implicaría su desnaturalización.   El chavismo es victima no de una trampa, sino de un laberinto.  El laberinto como lo señala Jorge Olavarria: “es un sistema en el cual el error y la trampa son parte sustancial de su diseño funcional”. En la trampa se cae. Al laberinto se llega de manera voluntaria o involuntaria.  La reunión del alto mando del MVR celebrada el fin de semana en Barquisimeto, abría posibilidades para la rectificación o para practicar el principio cristiano del propósito de enmienda.

Pero no fue así.  Sobre la mesa de la Asamblea Nacional, los hechos y no la siniestra voluntad de ciertos actores han colocado la necesidad de superar la crisis de ingobernabilidad que atrapa al presidente Chávez.  Las propuestas han surgido desde distintos ámbitos.  La posibilidad de un referéndum consultivo –que no es más que una encuesta pura sin interferencias mercantiles- para determinar el grado de aprobación o desaprobación del gobierno; una Enmienda que contemple el recorte del período presidencial en cuatro años y consagre la doble vuelta (que a la luz de la historia moderna se ha convertido en la más eficaz garantía de la estabilidad democrática), o una renuncia del mandatario –admitida por él mismo en una reunión con Luis Miquilena- que facilite una breve transitoriedad para la relegitimación de todos los poderes públicos. 
      

Ninguna de esas fórmulas surgieron de manera casual.  No están inspirada por el propósito de contravenir el mandato legítimo de una mayoría de venezolanos que hizo Presidente de la República a Hugo Chávez por un lapso de seis años.  Si estas vías son examinadas ahora por el poder legislativo, es porque el mandato chavista enfrenta escollos, que a la luz del más desprevenido análisis lucen hoy en día infranqueables.

Por ello es incomprensible el argumento del conclave reunida en la ciudad larense, según la cual la única razón para una salida fuera de las previsiones constitucionales sería “una contingencia o un clima de violencia que obligue a unas elecciones adelantadas”.

¿Y qué está ocurriendo en el país?  Exactamente lo que teme la especulación teórica del chavismo.  El país vive una situación inédita. Venezuela ha conocido en su etapa democrática padecimientos económicos; inestabilidad política, signos de explosión social y calamidades por las incapacidades de sus gobernantes para ejercer la función pública.

Pero ahora todas esas variables confluyen en una severa situación que define no sólo un clima de ingobernabilidad, sino un  estado generalizado de anarquía, que pasa por la fractura de la Fuerza Armada Nacional y el declive de los poderes públicos.  Precisamente ahora y no en el pasado el país enfrenta una “contingencia”, que sin embargo para el chavismo, parece  como una posibilidad indeseable y remota. 

Si alguna ilusión quedaba, en el sentido de que el gobierno pudiese poner los pies sobre la tierra y vibrar en armonía con las pulsaciones nacionales después de la reunión en Barquisimeto, ésta fue cancelada. Las resoluciones del conclave larense, no son más que el énfasis en radicalizar el proceso bolivariano.  En otras palabras: la reproducción deliberada de las causas que originaron el misterioso accidente histórico el 11 de abril, y de la cual sólo hasta ahora se conocen dos verdades meridianas: qué Pedro Carmona Estanga está exiliado en Bógota y Hugo Chávez Frías, gobierna peligrosamente al borde del abismo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario