COSMETICA MINISTERIAL
Manuel Felipe Sierra
06/05/2002
Pocas sorpresas depararon los cambios en el Gabinete Ejecutivo anunciados el domingo por el presidente Chávez. Quizás los más polémicos se refieran al nombramiento del general en Jefe, Lucas Rincón, como nuevo titular de la Defensa y la designación de Felipe Pérez en sustitución de Jorge Giordani (hasta hoy verdadero patriarca del chavismo económico) en el ministerio de Planificación y Desarrollo. Pérez mantuvo discrepancias públicas con las concepciones tradicionalistas de Giordani y asegura que introducirá innovaciones en sus políticas, entre ellas el concepto de la "cuarta vía" que incorpora la "solidaridad" como una variable del comportamiento económico.
El nombramiento del general Rincón comporta diversas derivaciones. El hasta ahora Inspector General de la FAN tuvo una actuación curiosa y todavía no del todo aclarada en los episodios desencadenados el 11 de abril. Hasta ahora no ha podido explicar de una manera convincente la supuesta renuncia del mandatario. Rincón fue evidentemente sobrepasado por graves hechos de insubordinación en el propio alto mando militar; y reveló que no es un factor de consenso, sino que más bien aparece como el jefe de un sector en el seno de una institución que él mismo ha calificado de "fraccionada".
En sectores decisivos de la FAN -como lo revelan recientes declaraciones del general Raúl Baduel, factor decisivo en el regreso del presidente al poder- cobraba fuerza la necesidad de mantener el ministerio en manos de un civil, que fuese capaz de conciliar e intermediar en los desencuentros que han conducido a la balcanización del estamento castrense.
¿Es acaso el general en Jefe Lucas Rincón el candidato ideal para recomponer un clima de sospechas, contradicciones y hasta enfrentamientos irreconciliables? ¿Garantiza el General Rincón que se sanen las heridas producidas durante su desempeño como el máximo jefe operativo de los componentes militares?.
La salida del ministro del Interior Ramón Rodríguez Chacín era inevitable. El funcionario llegó al cargo para cumplir una tarea muy concreta en el tiempo: apuntalar desde el MIJ la radicalización del proceso bolivariano. Desde la óptica del gobierno lo hizo con eficacia pero ello suponía -como en efecto ocurrió- la desnaturalización de la función más importante del cargo como instrumento para la concertación. Lo sustituye Diosdado Cabello, que si bien se moverá según los parámetros de la gestión de Rodríguez (no por casualidad se le señala como el verdadero jefe de los círculos bolivarianos) tiene una mayor capacidad para comunicarse con sectores estratégicos del país.
El nuevo ministro de Finanzas Tobías Nóbrega -el sexto en ocupar el cargo-, llega como una cuota del MAS - Gobierno. Tiene experiencia como consultor y asesor privado. Por supuesto, el éxito de su gestión dependerá de que pueda conciliar políticas y estrategias con el resto de los ministros de la economía. Falta saber si de alguna manera el fundamentalismo de Pérez será capaz de influir en técnicos como Nóbrega, con una percepción menos académica y mucho más terrenal del hecho económico. ¿Implican estos cambios una rectificación del rumbo del Gobierno?. Un viraje de esta naturaleza, como se sabe, no es un asunto de nombres ni personas, sino de definiciones políticas y conceptuales; y en relación a esto último Chávez todavía parece estar convencido que nada extraordinario ha pasado.
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