sábado, 9 de julio de 2011

EL “REAFIRMAZO” ES LA PRUEBA

LA SEMANA EN TRES ACTOS

EL “REAFIRMAZO” ES LA PRUEBA
05/10/2003
Manuel Felipe Sierra

El régimen hará todo lo posible para complicar y entorpecer la realización del referéndum revocatorio. Hasta el vicepresidente de la República, José Vicente Rangel -quién con dificultades es cierto, había logrado asumir el papel de interlocutor democrático del proyecto autoritario- ahora cumple la deplorable  condición de vocero humorístico del alto gobierno cuando fija el 30 de febrero, como la cita posible para la votación.

Sin embargo, mucho más que para el referéndum el chavismo tiene la urgencia de emplear sus fuerzas y recursos en los próximos treinta días. El “reafirmazo”, es en los cálculos oficialistas una jornada definitoria. Una presencia contundente de una mayoría de la población  implicaría dos cosas sustanciales cuando menos: se produciría un plebiscito deslegitimador del mandato que Chávez recibió en 1998 y el 2000 (con repercusión fulminante en el ámbito internacional); y supondría, además, un extraordinario estimulo para la materialización del hecho electoral activado para la revocación del mandatario.


Por ello se explican los últimos acontecimientos, que se inscriben en dos niveles: en primer lugar, mediante la tenaz prédica presidencial y de los principales voceros del oficialismo, orientados a introducir elementos de desánimo y confusión en segmentos del electorado que podrían ceder a la abstención. Como se sabe, sólo unos altos porcentajes de ausentismo en las urnas podrían impedir la salida del gobernante en una consulta electoral; por otra parte, la aplicación de la represión generalizada. Lo ocurrido en los Semerucos, en Anaco y otros campos petroleros no puede desligarse -y sería un acto de ingenuidad hacerlo- de la ofensiva de invasiones estimuladas desde el poder a fincas y espacios urbanos o la incautación de los equipos de microondas de Globovisión, procedimientos que burlan y vulneran las más elementales disposiciones legales.

Allí no se detendrá el juego. Para Chávez es fundamental -ojalá la vigilancia internacional sea mas diligente- rodear la nueva recolección de firmas del mayor número posible de obstáculos y escollos. El secuestro de los poderes públicos le ofrece la posibilidad al oficialismo de prolongar en el tiempo la activación práctica del revocatorio. Pero el “reafirmazo” no es sólo una iniciativa de oposición organizada, que tiene su expresión más  consistente en la Coordinadora Democrática, sino de factores decisivos de la sociedad que se oponen al proyecto chavista no únicamente por razones políticas sino porque éste representa un cambio del rumbo democrático y soberano de la nación.

La maniobra distraccionista de los referendos regionales y locales solicitados por el MVR es de corto aliento. Ningún gobernador, alcalde, diputado o concejal se opondría a la prueba revocatoria si ella es, como es previsible, procesada de acuerdo a los términos constitucionales. En cambio, lo que si resulta evidente es la determinación del chavismo de obstruir la revocación presidencial. Y es lógico. Venezuela no vive un proceso democrático clásico o convencional ni tampoco rigen las reglas propias de un Estado de Derecho. Para la revolución bolivariana no existen plazos. Cuando un demócrata asume las funciones de gobierno lo hace conciente de que su ejercicio esta condicionado por el tiempo que establecen las normas de la Constitución. Por el contrario, para viabilizar el proceso bolivariano “no hay fecha en el calendario”, como diría Simón Díaz.

Cuando Chávez habla que gobernará hasta el 2021 está diciendo su verdad. Para él se trata de gobernar sobre la base de una refundación del país y la reingeniería de la sociedad. En eso radica una diferencia sustantiva entre democracia y autocracia. No se refiere a un camino lineal sino a una fractura, que afortunadamente no ha tenido manifestaciones mayormente traumáticas y sangrientas. De eso se trata. Es el verdadero sentido de la apuesta del referéndum, que se ganará constitucionalmente en algún momento del 2004, pero que en propiedad se consolida con las firmas mayoritarias de los votantes. Esa fecha esta cercana. El régimen lo sabe. Ojalá que la oposición organizada (para la inmensa protesta de la sociedad civil esta demasiado claro) también lo entienda de este modo.



LOS PERSEGUIDOS
DE SAN ANTONIO
Todos los martes, religiosamente, se reúnen en un lugar de San Antonio de Los Altos. Intercambian opiniones y sus vivencias. Constituyen, en buena medida, una familia. Son los técnicos, científicos, y trabajadores de Intevep, que constituían hasta hace unos meses el cerebro de la industria petrolera. Ahora, como sus compañeros de la principal industria del país son objeto de una implacable persecución. No ceden al pesimismo ni la resignación. Su espíritu de combate -mucho más allá de lo que pensó el régimen- se mantiene intacto. Se organizan, promueven formas para solventar las dificultades económicas cotidianas y hablan de las salidas a una crisis que no sólo es política y económica sino que ha derivado en una dolorosa fractura de la familia venezolana. Después de compartir el espacio que asignan al análisis y las explicaciones sobre la problemática del país siguen allí. Discuten cómo organizarse con mayor eficacia y apuestan a que el futuro será mejor. Una noticia interrumpe la reunión. Sus compañeros en Anaco han sido secuestrados y atacados por efectivos de la Guardia Nacional. Se repite el drama de Los Semerucos en Paraguaná. Un nuevo estimulo para la lucha y la indignación democrática. Son los errantes de los altos mirandinos.

GLOBOVISION:
LIBERTAD O DICTADURA

La incautación del sistemas de microondas de Globovisión es un paso más -en este caso con una mayor gravedad- de los atentados y atropellos contra los medios de comunicación y los periodistas. No es un asunto jurídico ni administrativo. Lo que se viene aplicando es una política de Estado, una visión de poder que pasa por secuestrar también la libertad de expresión. Cuando en el mundo entero la sociedad rescata su derecho a estar informado y a opinar en Venezuela, como remedo de la vergüenza histórica de Cuba, se trata de releer el viejo libreto de las autocracias. El tema es demasiado sencillo: se está a favor de la inmensa mayoría de la población educada en un modelo de libertad o se cede al zarpazo de la arbitrariedad y la fuerza bruta.

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