LA SEMANA EN TRES ACTOS
REFERENDUM: MUCHO MAS QUE UNA CONSULTA
03/08/2003
Manuel Felipe Sierra
Las más recientes alocuciones del presidente Chávez revelan, que en la medida que se acerca el 19 de agosto, al régimen se le agotan las cartas en la mano para lograr la posposición o diferimiento del referéndum revocatorio. Los ataques a los medios, periodistas y a los médicos venezolanos que cuestionan la presencia abusiva en el país de galenos cubanos con dudosas credenciales para ejercer la medicina, replantea el tema de las cadenas presidenciales.
En las democracias los mandatarios se dirigen a sus compatriotas para rendir cuenta de la obra de gobierno o para informar y fijar posición ante situaciones excepcionales. Los autócratas, en cambio, suelen recurrir de manera excesiva a los medios de comunicación con el propósito de inocular en la población las coordenadas políticas de sus proyectos y propuestas. Chávez hace lo último (y este es un rasgo que define su vocación autocrática) pero para decir lo que le viene en gana; para descalificar, con un lenguaje soez, a sus adversarios; y para difamar a honestos ciudadanos que no comulgan con la llamada revolución bolivariana.
Ello establece una clara distorsión en el manejo del discurso presidencial, que como se sabe, está investido del fuero especial que le confiere la majestad del poder. ¿Cómo puede un ciudadano común ejercer su derecho a réplica cuando es aludido, injuriado o cuando se hacen burlas de él, con la misma eficacia y alcance que tienen las afirmaciones hechas en una cadena de radio y televisión?
Pero no se trata sólo del ejercicio de la payasería verbal del mandatario, sino de la manera como adultera y falsifica la historia y da rienda suelta a su tentación despótica. Enfrentado a la encrucijada insalvable del referéndum, en las últimas semanas ha convertido las pantallas de televisión en un escenario insoportable para lanzar amenazas, mentiras y plantear enormes disparates. ¿De dónde saca, por ejemplo, la tesis según la cual en la consulta revocatoria no podrían votar sino aquellos que lo hicieron en el acto de su relegitimación del año 2000? ¿Acaso el derecho al voto no está garantizado para todo venezolano mayor de 18 años? ¿A partir de qué criterio se puede desconocer la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de escoger el nuevo Consejo Nacional Electoral después de la omisión de la Asamblea Nacional? ¿Cómo se explica que un gobernante elegido democráticamente ordene a su alto mando militar que use las armas para reprimir a la población, e incluso, a las policías regionales y municipales que escapan legalmente a su control?
Es comprensible que la desesperación atente en algunos casos contra el sentido común. Pero se trata de algo mucho más grave. Simple y llanamente Chávez ha perdido -ya habían suficientes síntomas de ello- el equilibrio y el respeto, propios de cualquier mandatario, incluso de los peores dictadores. Fidel Castro abusó de la palabra en los primeros años de la revolución cubana. Ahora lo hace en ocasiones muy especiales. Eran maratones oratorios pero marcados por la política, por el enfrentamiento contra el “imperialismo”, para dar cuenta de los logros de su proceso transformador, para analizar la correlación geopolítica del mundo. Nunca para mofarse de los cubanos, para hacer chistes de baja factura ni descalificar a personas ajenas al debate político.
Se suele decir que los dictadores más primitivos y crueles imponen el terror mediante el silencio. Chávez desborda todos los parámetros en esta materia, contribuyendo no sólo a una mayor crispación del clima de conflictividad política sino afectando, además, la salud mental de la población. Por esta vía Chávez ya se ha convertido en un enorme obstáculo para la más elemental convivencia democrática y por eso su salida del poder no es un simple capricho oposicionista, sino un prerrequisito para la reconciliación y la reconstrucción del país.
De allí que el referéndum revocatorio no sea una elección convencional, sino una necesidad nacional para encontrar una solución a un cuadro de ingobernabilidad, que es persistentemente agravado por el comportamiento del propio Chávez. No se trata de cambiar a un mandatario ni a un equipo de gobierno, como suele ocurrir en el marco de la alternabilidad constitucional. Lo que tiene planteado Venezuela en los próximos días es una decisión que envuelve -como nunca antes- la suerte de la misma sociedad. El fracaso del proyecto chavista ha implicado la destrucción o el secuestro de los poderes e instituciones claves del Estado. Chávez más que un gobernante ha sido un hábil secuestrador de espacios decisivos de la vida nacional. Ha desvirtuado los objetivos y funciones de la Fuerza Armada Nacional, embargado de facto el sector productivo, destruido literalmente la industria petrolera y ahora trata de ejercer un férreo control sobre los contenidos de los medios radioeléctricos y seguramente, posteriormente, de la prensa impresa. Hay qué pensar lo que significarían unos medios que reproduzcan, en una labor de hostigamiento a la paciencia de los ciudadanos, los deplorables show que Chávez ha venido escenificando en los últimos días. Por eso el referéndum revocatorio es irrenunciable y deberá activarse a cualquier costo y mediante el uso legitimo de las previsiones constitucionales, a despecho de las maniobras y los manejos ilegales del gobierno.
EL VENEZOLANO
SE EMPOBRECE
La inflación venezolana de 17,4% es la más alta de América Latina. El índice de precios de bienes y servicios, del BCV, se ubica en 31,9% durante los últimos doce meses. La canasta alimentaría subió a 385.858 bolívares. durante el mes de julio, revela el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA). Los rubros con mayor alza -de acuerdo al mismo estudio- fueron los granos con 46,7%; las verduras 8,8% y las frutas y hortalizas 4,4%. Las previsiones de Fedecámaras señalan que el índice de precios superará el 35% al cierre del año. El gobierno autorizó aumentar la harina de maíz a 995 bolívares, mientras que la harina de trigo escasea en supermercados y abastos. Una investigación de la Universidad Católica Andrés Bello pone en evidencia que cada venezolano ha perdido el 25% de sus ingresos durante el gobierno de Hugo Chávez Frías. Un informe de auditoria elaborado por la empresa Guillen, Sandoval Ramos y Asociados, realizadas a las cinco plantas de distribución más importantes de PDVSA demuestran que por fallas de facturación la empresa dejó de percibir 50 millardos de bolívares. Un reportaje de la periodista Giuliana Chappe, anuncia que la revolución bolivariana batió un record en el tema de la deuda externa que pasó de 2,3 billones en 1998 a 15,3 billones en el 2002. Estos hechos son más que suficientes para explicar el acelerado y creciente rechazo de la mayoría de los venezolanos a la gestión de Chávez.
DESPRECIO
POR LA CULTURA
Después que existieron dudas sobre el pago de cien mil dólares al ganador del Premio Internacional de Novela “Rómulo Gallegos”, obtenido por el novelista colombiano Fernando Vallejo, pende ahora la amenaza de que el galardón literario mas importante de América Latina desaparezca. No sería nada raro. Si alguna característica define a los regimenes de voluntad autocrática es el desprecio por la cultura. Después de casi cinco años el régimen ha sido incapaz de diseñar una política coherente en el plano del estimulo de los valores culturales y, por el contrario, ha procedido a la liquidación de museos, al desmantelamiento de la biblioteca nacional y al regateo o eliminación de los subsidios a grupos y organizaciones que habían venido realizando importantes actividades en todo el país. Curiosamente, es el mismo gobierno que facilita la penetración, que con el ropaje de cultural, procura objetivos de adoctrinamiento por el gobierno de Fidel Castro.
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