miércoles, 13 de julio de 2011

SIN CARTAS EN LA MANO

Análisis
05/12/2002
SIN CARTAS EN LA MANO

Manuel Felipe Sierra

Después de cuatro días de paro civico nacional, dos elementos de análisis quedan perfectamente claros. En primer lugar, la fortaleza de los factores de la oposición (de manera especial la sociedad civil) para enfrentar a un régimen que ha escogido, sin aparente regreso, el camino del autoritarismo. Ciertamente, la Coordinadora Democrática, la CTV y Fedecámaras, han sido consecuentes con una línea crítica a los costosos extravíos de la llamada "revolución bolivariana".

La convocatoria al paro del lunes 2, estuvo precedida de ruidos y circunstancias ( la aprobación del llamado al referendo consultivo por el CNE y las espectativas creadas por la Mesa de Negociaciones y Diálogo que preside César Gaviria) que hicieron dudar a un sector del antichavismo de los resultados exitosos de la paralización.

Pero nunca como ahora existían condiciones más favorables para la acción  cívica. La conjunción de crisis conoce  expresiones terminales. La ingobernabilidad no es una invención de irreductibles grupos antichavistas sino una realidad que obligo al propio mandatario a buscar la facilitación externa. La fractura militar se expresa de manera ostensible con la ya larga vigilia militar de Altamira y la razzia aplicada a niveles medios de la institución, burlando decisiones del Tribunal Supremo de Justicia. La crisis económica -pese a la pausa navideña- conoce niveles literalmente insostenibles. El empeño por implantar un modelo autoritario en suelo democrático, coloca al gobierno cada vez más cerca de la aplicación de la Carta Democrática  Interamericana.

El paro civico  ha funcionado como un eficaz estímulo para la activación de una creciente emergencia social que los dos últimos días ha ocupado las plazas y las calles de las principales ciudades del país, detonando, además, la acción de la Marina Mercante en el Lago de Maracaibo, con las consecuencias que no sólo en Venezuela sino  también en el ámbito internacional se siguen con atención.

En segundo lugar, las tensas últimas horas han servido para develar el proyecto antidemocrático de Chávez. La actuación de la Guardia Nacional la tarde del martes en la Plaza Chuao contra manifestantes pacíficos; la noche del miércoles enfrentando con una furia digna de  mejores y más nobles causas a un grupo de vecinos frente a la residencia del comandante general de GN en Prados del Este; y el brutal despliegue del Ejército la tarde de ayer, para atemorizar la marejada humana que marchaba hacia la sede de PDVSA en  La Campiña, ponen de bulto la verdadera esencia del proyecto chavista, y el uso desconsiderado y criminal que  se hace de la FAN puesta al servicio de una parcialidad política fanatizada y no en función de los intereses de la colectividad.

Este cuadro hace inminente la aplicación de las sanciones que consagra la Carta Democrática Interamericana de la OEA y presiona -más allá de los efectos catastróficos que suponga la ofensiva represiva del gobierno-
y tiende a radicalizar una dificil e incierta confrontación política en la cual los factores contrarios a Chávez han demostrado interpretar un sentimiento mayoritario. Pase lo que pase (salvo que el gobierno admita la necesidad de una pronta consulta electoral) con el desenlace del paro,  queda claro que al régimen se le agotan las cartas políticas y se le hacen cada vez más estrechos los espacios para gobernar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario