miércoles, 13 de julio de 2011

UN DEBATE ¿PARA QUÉ?

Análisis

30/05/2002
UN DEBATE ¿PARA QUÉ?

Manuel Felipe Sierra

Los principales testigos de los trágicos episodios del 11 al 14 de abril, comenzaron su desfile ante la Comisión Especial de la Asamblea Nacional. El primer interpelado, el jueves fue el presidente provisorio Pedro Carmona Estanga.  Durante más de diez horas, el empresario soportó con estoicismo una catarata de preguntas repetitivas y los insultos del más subido de tono por parte de los parlamentarios oficialistas.

Carmona, para algunos analistas fue victimizado y reivindicado a partir de entonces.  Hasta ese día se le consideraba el instrumento de una operación política rodeada de insólitas e incomprensibles circunstancias.   Ahora puede decirse que es, cuando menos, un demócrata capaz de soportar la inclemente ofensiva de una mayoría parlamentaria que actúa con la desconsideración propia de una minoría fanatizada.   ¿Qué quedó en claro de la interpelación?. Muy poca cosa.  Como era de esperarse las preguntas más comprometedoras no fueron respondidas por el fugaz exmandatario quien se acogió a los artículos 223 y 49 de la Constitución Nacional.


Hacia la medianoche, el contralmirante retirado Carlos Molina Tamayo, se colocó frente al paredón parlamentario. Inició su exposición fijando el debate en su justo lugar: había que comenzar por establecer por qué se produjo la masacre del 11 de abril y el “vacío de poder” antes que ponderar sus consecuencias. Como era previsible, Molina Tamayo no habría de hacer gala de la paciencia de Carmona.  Ante una pregunta que consideró ofensiva abandonó abruptamente la sede legislativa.

Ayer, el primer interpelado fue el ministro de la Defensa y futuro vicepresidente de la República, José Vicente Rangel. La otra cara de la moneda.  Las preguntas de la oposición, se mantuvieron por lo general dentro de la prudencia y el respeto.  Seguro en su patio, Rangel dio la versión del gobierno, según la cual se trató de una acción subversiva fríamente planificada.  Pero ya, en las tres primeras comparecencias quedó definido el desenlace de la investigación.  Varias de las personas invitadas a dar sus testimonios (al parecer el presidente de la CTV Carlos Ortega entre otros) no atenderán al llamado de la comisión.  ¿Qué cosa distinta a la que dijo Carmona (versión de la oposición) y a los argumentos de Rangel (versión del gobierno) se pueden ofrecer de ahora en adelante?. 

Lo que pudo ser una oportunidad para una discusión esclarecedora no pasará de ser otra  irrelevante refriega parlamentaria. En lo que ahora escenifica la Asamblea Nacional hay mucho de espectáculo mediocre, de show de baja categoría para alimentar la furia de los círculos bolivarianos que han permanecido en los alrededores del Palacio Federal en una ensordecedora vigilia.  En este contexto ¿qué destino espera a la Comisión de la Verdad en cuya gestión se han creado numerosas expectativas?.  ¿No está dando la mayoría de la AN una demostración de su bajo nivel cualitativo en relación a los congresos nacionales de la IV República?. 

Es posible que ello contribuya a la estrategia del gobierno de enturbiar la averiguación, pero al mismo tiempo – y es lo más grave - profundiza el desencanto y el pesimismo en la mayoría del país sobre el futuro de la democracia. 

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