sábado, 9 de julio de 2011

UNA MISION DE DUDOSOS RESULTADOS

Análisis

UNA MISION DE  DUDOSOS RESULTADOS
29/10/2002
Manuel Felipe Sierra

La visita del secretario general de la OEA, César Gaviria, ha despertado mayores expectativas que los que podrían ser los resultados de su nuevo esfuerzo de facilitación en la crisis venezolana. Para muchos, el desenlace de la tensa situación que vive el país -acentuada por la magnitud de la manifestación del 10, los alcances del paro cívico del 21, y la toma de Altamira el 22 de octubre- y la inflexible actitud del Gobierno, estaría en manos del funcionario diplomático.

Nada más alejado de la verdad. El ex mandatario colombiano viene cumpliendo la promesa que hiciera en sus viajes anteriores de contribuir a un diálogo  que, en todo caso, corresponderá al Ejecutivo y a la oposición. Él mismo advirtió a su llegada a Caracas, mediante el vocero del organismo en el país, que “no aceptaría ser mediador aunque se lo propusieran”, pues su cargo lo obliga a ocuparse de los asuntos de la totalidad de los países miembros la Organización de los Estados Americanos.


Pero otras razones de fondo hacen que se desvanezca cualquier ilusión sobre los frutos de la misión Gaviria. El Gobierno -como ocurrió con las visitas de Jimmy Carter y la comisión tripartita, integrada por la OEA, el mandatario estadounidense- suele recibir a los observadores internacionales con la designación de las famosas mesas de diálogo. Mecanismo engañoso, por cuanto la negociación opera cuando existe una agenda que convoque a los verdaderos sectores enfrentados.

El grosero engaño que significó la Comisión del Diálogo, designada después de los sucesos de abril, con exclusión de los verdaderos sectores en juego y concebida como un simple recurso distraccionista, se repita ahora con la mesa de discusión anunciada el sábado, concebida de manera tal para responder solamente a una necesidad transitoria.

Pero es más. Si se convoca a los sectores directamente involucrados en el debate, surge una pregunta: ¿Sobre la base de cuál agenda se procurarán las coincidencias? En su anterior viaje, Gaviria asomó tres puntos ineludibles: electoral, desarme y la creación de la comisión de la verdad para investigar la masacre de puente Llaguno. Minutos antes de su arribo a Maiquetía, la supuesta agenda del vistante había sido pulverizada por Chávez en su programa televisivo. El mandatario se niega a cualquier mecanismo electoral, salvo el referéndum revocatorio previsto para agosto.

Las movilizaciones opositoras de las últimas semanas plantean que es necesario adelantar una elección que relegitime al Gobierno -en este caso el referéndum consultivo- como una manera de oxigenar un clima de severa crispación.  El Ejecutivo mantiene, de modo irreductible, como lo señala Chávez, que se opone a una salida de esta naturaleza en términos inmediatos. ¿Qué sentido tiene entonces el diálogo y la publicitada visita de Gaviria? La oposición seguramente concentrará su esfuerzo en recoger las firmas requeridas para impulsar el referéndum consultivo (que en la práctica es un plebiscito) que mida con los votos en apoyo o el rechazo popular al proceso bolivariano, y continuará ejerciendo una legitima presión democrática desde la calle para preservar la pureza del mandato constitucional. Por su parte, el Presidente seguirá insistiendo en profundizar la radicalización del país que lo convierte en rehén de su propia estrategia, que hace cada vez menos viable su gobierno. Chao, señor Gaviria.

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