miércoles, 24 de agosto de 2011

NO LO CREO

AL COMPÁS DE LOS DÍAS

21/05/07

NO LO CREO

Manuel Felipe Sierra

A la cultura democrática de los venezolanos le ha costado mucho digerir la naturaleza del proyecto chavista. Orlando Urdaneta en un video por la internet refleja la situación con la frase: “no lo creo”. Cuando se advirtió el rumbo de la revolución bolivariana el 2001, mucha gente no lo creyó. Cuando era evidente que se tomaría el control directo de PDVSA, decapitando su meritocracia, dirigentes de la oposición se negaban a creerlo. ¿Cuántos dudaron que el 11 de abril se ordenaría activar el Plan Ávila? ¿Era concebible que un mandatario electo democráticamente apelara a la fuerza armada contra un millón de compatriotas? Si no es por la actitud del general Manuel Rosendo, ese día se hubiera escenificado un brutal genocidio. ¿Cuánto se ha tardado para entender el plan de fidelización de la vida nacional: sanidad, educación, deporte, FAN, la seguridad y la inteligencia? Más de un opositor puso el grito al cielo: “Venezuela no es Cuba”. Hoy el país es colonizado por el castrismo y se prepara una reforma constitucional que reproduce, como copia al carbón, la constitución cubana. Cuando se dijo que estaba en marcha la construcción de una estructura electoral fraudulenta que condicionaba el resultado del referendo revocatorio,  muchos de los actores implicados en la votación fueron remisos a aceptarlo. Sin embargo, el 15 de agosto de 2004 marcó el comienzo de la hegemonía plena del chavismo. Cuando Chávez proclamó que, de ser reelecto el 3 de diciembre, ello significaba un voto a favor de su anacrónica versión del socialismo, algunos contendores lo atribuyeron a un nuevo arrebato retórico.

En diciembre, Chávez anunció la clausura de RCTV. No era una medida puntual, sino una decisión que se corresponde con una política de Estado y que ya ha avanzado un buen trecho en la imposición de un modelo de comunicación totalitaria. Las movilizaciones en apoyo a la libertad de expresión (porque de eso se trata) han sido contundentes en el país, así como la solidaridad desde el exterior. Ciertamente, la medida tendrá un enorme costo político para el régimen. ¿Pero había razones para alimentar la esperanza de que el TSJ impidiera que el domingo a las doce de la noche salga del aire el canal dos? Allá quienes insistan en el estribillo del “no lo creo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario