EL TRAPO ROJO

AL COMPÁS DE LOS DÍAS

EL TRAPO ROJO

15/08/2007

Manuel Felipe Sierra

¿La presentación de la llamada reforma constitucional (cuyo contenido ya era conocido) puede considerarse como un nuevo “trapo rojo” para distraer la atención ante el escándalo provocado por el maletín del lobbista boliburgués Guido Antonini Wilson? Ello supondría magnificar la capacidad del régimen para la manipulación mediática. Muchos de los errores y costosas inhibiciones de los grupos opositores se explican por la creencia de que el chavismo dispone en la arena de un arte sobrenatural en la suerte de la capa. Y no es así. Si alguna virtud toreril ha demostrado el régimen es el manejo certero del estoque. Por supuesto, cabe recordar también que en la mayoría de sus faenas victoriosas ha contado con toros de dudosa bravura en el momento de la embestida.

El episodio de la valija, ciertamente, reafirma la convicción de que PDVSA es un aparato carcomido por la corrupción, la ineficiencia y el uso que de ella se hace como instrumento de soborno social en aras del proyecto totalitario. El caso coloca, sin duda, plomo en el ala al gobierno de Ernesto Kirchner de cara a un evento electoral en el cual su esposa, Cristina Fernández, aspira a la presidencia de la República con la primera opción. Por otra parte, el tratamiento de la noticia ha puesto en claro la vitalidad de los medios argentinos en contraposición al clima de restricciones y amenazas que impera en nuestro país y que erosiona definitivamente la libertad de expresión al establecer niveles de miedo y autocensura. Mientras en la nación sureña se destituye al superpoderoso gestor Claudio Uberti y la justicia decide la captura de Antonini, en Venezuela las autoridades se niegan a la más elemental investigación y el canciller Maduro despliega su experticia diplomática cuando atribuye el hecho a “una campaña de la CIA”.

El asunto de fondo, lo que preocupa a los venezolanos en definitiva, es la pronta aprobación de una nueva constitución, que mediante formas inconstitucionales y tortuosas liquidará al sistema democrático y abrirá paso a un supuesto estado socialista que resumirá todas las deformaciones y perversiones de los regímenes del comunismo anacrónico que significaron la ruina y la miseria de sus pueblos. Obviamente, se consagrará, así mismo, la reelección perpetua del mandatario en un drama de espantosa regresión histórica.