martes, 6 de septiembre de 2011

LA BATALLA POSIBLE

AL COMPÁS DE LOS DÍAS

LA BATALLA POSIBLE
01/08/2007
Manuel Felipe Sierra

¿Los derechos humanos pueden estar condicionados a un simple resultado electoral? ¿No se trata de conquistas que trascienden las contingencias políticas, la relación entre gobierno y oposición o el equilibrio cambiante entre mayoría y minoría? ¿La pretensión de la reelección indefinida con visos plebiscitarios acaso no anula el principio de la alternabilidad? Como ha recordado Felipe González, entre democracia y tiranía la diferencia consiste “en la posibilidad de renovar los gobernantes”. Un gobierno puede merecer el reconocimiento por su eficiencia y un mandatario puede tener el más avasallante nivel de popularidad, pero la sola intención de perpetuarse en el mando supone una clara deslegitimación en ambos casos y los coloca al margen de las reglas del juego civilizado.


Los cambios que redacta Chávez “de su puño y letra” supondrán el tránsito a un régimen totalitario, además de asegurar su permanencia en el poder sin límite de tiempo. ¿Puede ello lograrse sin apelar a la fuente originaria del soberano? Todo indica que el nuevo “fraude” se consumará en los próximos meses. Chávez habría logrado el objetivo de modificar la naturaleza del Estado y capturar los espacios sociales. Asumir esta realidad como un evento electoral, como si se tratara de elegir a un mandatario o refrendar una medida administrativa, es un acto de suprema ingenuidad al no advertir que por esa vía se conduce al país hacia un tenebroso abismo.

¿Ha llegado Venezuela a tal nivel de indefensión que pueda entregar sus valores sin mayor resistencia? Para enfrentar la trampa reeleccionista existen suficientes recursos y fortalezas. Una estrategia de calle que articule a la sociedad civil, el estudiantado, la Iglesia, los medios de comunicación, los empresarios, los sindicatos, los militares retirados y activos, los partidos opositores y factores del oficialismo ahora en el camino de la disidencia, en torno a derechos que son innegociables, es perfectamente posible si se actúa con una visión social al margen del interés en dividendos políticos o engañosos triunfos partidistas. Si el 2002 la nación se activó cuando se trataba sólo de una amenaza y echó a Chávez de la presidencia el 11 de abril, ¿por qué no podría emprenderse ahora una batalla victoriosa frente a la gestación de una grosera estafa constitucional? 

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