martes, 6 de septiembre de 2011

LA HAZAÑA DE JÓVITO

AL COMPÁS DE LOS DÍAS

LA HAZAÑA DE JÓVITO
28/11/2007
Manuel Felipe Sierra

“Antes de la medianoche del 30 de 1952 ya se conocía el resultado de las elecciones. El sistema de escrutinio era fácil y la población había acudido a numerosas salas. A las 6 pm ya las mesas electorales estaban contando votos y levantando actas. El primero de diciembre Venezuela amanecía como hombre del pueblo que viste ropa limpia para la alegría dominguera. URD había triunfado en 17 estados, en el Distrito Federal y un territorio. Con 67 escaños en la Asamblea Constituyente superaba los votos de mayoría”, escribe Mario Briceño-Iragorry.


Los militares golpistas en el poder no tenían otro camino que apelar al fraude. El 2 de diciembre a las 3 am Ignacio Luis Arcaya y Jóvito Villalba, presidente y secretario general de URD, recibieron un documento firmado por el ministro de la Defensa, Marcos Pérez Jiménez, que establecía: “la institución armada, escarnecida por ustedes no está dispuesta a admitir que por acuerdos torvos se vaya a lesionar el prestigio y el progreso de la nación, seriamente comprometida por el triunfo electoral de Acción Democrática y el Partido Comunista, que URD ha propiciado”. Ese mismo día, el alto mando militar designó presidente provisional a Pérez Jiménez. Vicente Grisanti, presidente del Consejo Supremo Electoral, junto a nueve miembros del organismo, se negaron a la adulteración de las actas. El ministerio de Relaciones Interiores se hizo cargo del asunto. Se dieron a conocer las cifras amañadas: el FEI (oficialismo) 788.013 votos, URD 633.336 votos, COPEI 300.359 votos. A los días, Villalba y la dirigencia urredista fueron expulsados del país.

La confrontación entre el proyecto militarista y la lucha por el establecimiento de la democracia se había resuelto mediante la voluntad popular a favor de la última, pero era nuevamente burlada mediante el uso de la fuerza. Comenzaba la etapa de la dictadura perzjimenista. Nuevos venezolanos irían a las cárceles, al exilio, o serían asesinados en las calles. Se cancelaban los precarios espacios que durante cuatro años mantuvo la “dictablanda”. Ahora se consolidaba un régimen despótico que se prolongó durante cinco años, hasta que el 23 de enero de 1958, el dictador se vio obligado a huir. Aquella jornada (de la cual hoy se recuerdan 55 años) tuvo un héroe civil que supo interpretar el momento histórico: Jóvito Villalba. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario