Guillermo
García Ponce, Rafael Elino Martínez y Antonio José “Caraquita” Urbina trabajan
en la ejecución del “Plan Caracas” una operación que habría de coincidir con
las elecciones presidenciales de diciembre de 1963. Para ello se contemplaba en
traslado de un lote de armas desde Cuba hasta las costas falconianas. Si bien
los tres pertenecían a las Fuerzas
Armadas de Liberación Nacional (FAL) en esta materia actuaban “por la libre”,
en el argot habanero. Después de dos
años de una intensa preparación (que incluyó once viajes de Martínez a La Habana ) todo parecía
dispuesto para la victoria. La acción era directamente coordinada por Fidel
Castro desde 1962 justamente el año de
la crisis de los cohetes rusos instalados en territorio cubano y que pusieron
al mundo casi al borde de la guerra nuclear. Eufórico, García Ponce confesaba a
sus amigos que el destino era la victoria y remataba con una frase optimista:
“ya no tendremos necesidad de continuar conspirando contra Betancourt”. Todo
ello formaba parte de la “Operación Caimán” diseñada como la batalla final contra
el betancourismo y para el establecimiento de una revolución inserta en la
exportación del proyecto fidelista.
El planteamiento guerrillero (“hay que tomar
las lomas”), repetía Castro, había prendido en el seno del sector más radical
del PCV que junto con el MIR y una fracción de URD liderada por Fabricio Ojeda
comandaban la insurrección. Inicialmente los contactos realizados por los revolucionarios
venezolanos con la dirigencia cubana no fueron auspiciosos. “No es lo mismo
enfrentar una dictadura como la de Batista que una democracia que aunque
imperfecta ahora comienza en Venezuela como la de Betancourt”, le dijo en una
primera entrevista el Ché Guevara a Domingo Alberto Rángel y a Simón Sáez
Mérida. Pero las cosas fueron cambiando en Venezuela y cobró fuerza el
planteamiento de la lucha armada, básicamente a través de las operaciones urbanas
y propagandísticas; el auge del
movimiento estudiantil; las divisiones de Acción Democrática; la deserción de
la izquierda urredista y el desarrollo de movimientos conspirativos en el seno
de la Armada
que facilitaron las insurrecciones de Carúpano y Puerto Cabello en 1962.
Al
mismo tiempo, el régimen cubano ya comprometido militarmente con la Unión Soviética consideraba que
era el momento de impulsar la revolución en el plano regional y según
un viejo sueño de Castro, el punto de partida debería ser Venezuela y desde
allí contaminar al resto del continente. De la estrategia surgió la “Operación
Caimán” que se basaba en el uso de un lote de armamentos, (“los hierros” le
dicen los cubanos) que deberían ser desembarcados en las costas venezolanas
para provocar un estallido popular combinado con el “Plan Caracas”, de alguna
manera parecido al que en 1956 planificara Castro desde México con el
desembarco del “Granma” y que condujo a la guerrilla de la Sierra
Maestra.
Rafael
Elino Martínez protagonista de aquellas gestiones acaba de contar con suficientes
detalles las negociaciones, marchas y contramarchas que signaron aquella
operación cuyas decisiones estuvieron siempre en manos de Castro. En el libro “Conversaciones Secretas” (Los primeros intentos de Cuba para acabar
con la democracia en Venezuela), publicado por la Editorial Libros
Marcados, se resume una historia íntima, apasionante y conmovedora de la Cuba de los años 62 y 63. El
cronista cuenta sus numerosas entrevistas con Castro, Manuel Piñeiro, Ramiro
Valdés y otros líderes cubanos para tejer la urdimbre de una conspiración de
cuyos detalles nunca tuvo conocimiento la dirección oficial de PCV ni sus
aliados. La fecha escogida para el desembarco de las armas, remanentes bélicos de
la guerra de Corea y restos del armamento de Bahía de Cochinos era el mes de
noviembre de 1963, días antes de la consulta electoral. En esas elecciones la
izquierda había proclamado la abstención militante y concentrado todos sus
recursos en el “Plan Caracas” que habría de sellar la sublevación popular.
En
la ejecución del traslado de las armas surgieron algunos problemas.
Originalmente se escogió la
Península de Paraguaná como la zona ideal para el desembarco,
pero la ausencia del práctico venezolano que debía conducir la expedición hizo
que se cambiara la ruta hacía San Juan de las Galdonas en el estado Sucre con
un equipo de urgencia organizado por Martínez. Como estaba previsto la invasión
arrancó, pero en condiciones sumamente precarias, lo que hizo que pasado unos
días el barco camaronero “Playa Girón II” se viera obligado a regresar a Cuba,
dejando con destino incierto a la embarcación que portaba las armas. Ya en La Habana , Martínez encontró
un clima contrario; Castro resentía el fracaso de la invasión y era evidente un
trato distinto con el venezolano. Pero no todo estaba perdido.
El
11 de noviembre de 1963 (la fecha prevista para el desembarco) los periódicos y
noticieros radiales hicieron un anuncio explosivo: “descubiertas armas cubanas por la Guardia Nacional en el estado
Falcón destinadas a las guerrillas”. En la playa de Macama, en la Península de Paraguaná,
fue localizado un bote y un lote de armas, compuesto por cañones sin retroceso,
lanzacohetes, morteros livianos, fusiles automáticos ligeros,
subametralladoras, granadas y municiones con explosivos y detonantes. Por su
cuenta y riesgo Castro había ordenado la invasión de acuerdo al plan original
burlando de esta manera los lineamientos principales de la “Operación Caimán”.
El descubrimiento de las armas impidió que éstas fueran trasladas a la capital para
el “Plan Caracas”; se produjo la detención de varios dirigentes que esperaban
el arribo bélico, encabezados por Douglas Bravo y “Caraquita” Urbina. El caso
fue llevado ante la OEA
y Cuba recibió una nueva condena que la aisló definitivamente del resto de
América Latina. La abstención militante no funcionó y se ubicó sólo 8% mientras
que Raúl Leoni el candidato de AD ganaba la presidencia con el 33% de los
votos. De esta forma, Rómulo Betancourt le propinaba una nueva derrota a su
contendor histórico Fidel Castro.
La fecha señalada, tanto en el articulo, como en el libro "conversaciones Secretas" de Rafael Elino Martínez, que es el once de noviembre de 1963 (11/11/63) no parece ser la correcta. Tengo una copia de El Nacional (Página C9 de Información) del lunes 4 de noviembre de 1963 que reseña "la traída a Caracas del arsenal desenterrado en playa de Falcón", siendo así la fecha mas probable es que haya sido el dos (2) de noviembre.
ResponderEliminarSi la fecha correcta es el dos (2) de Noviembre de 1963.
ResponderEliminarPor cierto por este acto de traición a la Patria, Guillermo García Ponce recibió del régimen narco-castro-chavista, la Orden del Libertador!!!!!
La fecha correcta es el DOS (2) de Noviembre de 1963
ResponderEliminarEse libro "Conversaciones Secretas de Rafael Elino Martínez" por una parte es muy útil a los estudiosos del proceso que se suele llamar "Lucha Armada en Venezuela" porque contiene detalles de la obsesiva fijación de Fidel Castro sobre Venezuela. La otra parte es que ese libro está plagado de errores, los cuales se los hice saber al autor a través de su hijo Pedro Martínez Laya, pero el autor nunca ha tenido la delicadeza de responder. Vamos a darle unos días mas y si no publicaremos esos errores en la red.
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