El Nacional: agosto 1943-2016
Comenzaba el mes de agosto de
1943 y al tercer día del mes vio la luz El Nacional, un diario que habría de
significar un impulso fundamental en el periodismo venezolano. Los periódicos,
hasta entonces, eran tribunas esencialmente de opinión y estaban marcados por
las banderías políticas. Era un diarismo que irrumpió a la muerte de Juan
Vicente Gómez, pero que todavía reflejaba posiciones políticas y partidarias,
más que lo que entonces en el mundo ya se conocía como “el diarismo moderno”.
Es decir, medios básicamente comprometidos con los lectores.
También
había cambiado el concepto del periódico. Ya en Venezuela dos años antes se había
fundado el diario Últimas Noticias, que asumió el concepto del tabloide para la
información ligera, un modelo que entonces tenía un extraordinario éxito en
Estados Unidos y en Europa, porque de alguna manera traducía en el papel el
contenido de una pujante radiodifusión orientada a las noticias. Pero El
Nacional se proponía otras metas.
Fue
fundado por Henrique Otero Vizcarrondo, un empresario con visión de futuro que
había comprado una rotativa que perteneció a uno de los grandes matutinos
norteamericanos y que según testigos de la época, habría tenido como propósito
no públicamente confeso pero transmitido a su entorno, crear un diario para
apuntalar una eventual candidatura de Jóvito Villalba, quien era entonces el
político con mayor proyección y a quien le parecía despejado el ascenso a
Miraflores. Pero fue esencial el impulso de su hijo Miguel Otero Silva,
periodista vocacional, poeta, humorista, político de la Generación del 28 y con
valiosísimas experiencias en su condición de exiliado.
La
dirección del periódico fue confiada al escritor y novelista Antonio Arraiz y
se integró con un equipo de jóvenes reporteros. El medio privilegiaba entonces,
además del hecho político (era el gobierno de Isaías Medina Angarita que
garantizó una amplia libertad de prensa) la información y el tratamiento de los
temas deportivos y culturales. En su primer editorial Arraiz escribió: “Al
servicio de la nación venezolana, así comprendida, estaremos. Por su causa,
intentaremos ser justos, sin intolerancias, es cierto, pero también sin
complacencias ni debilidades. En su nombre, intentaremos ser verdaderos, sin
fanatismo y sin estridencias, pero también sin titubeos y (esto por encima de
todo) sin pusilanimidad”.
Han
transcurrido 73 años y en circunstancias difíciles y períodos históricos de
fuerza, contrarios y renuentes a la libertad de expresión, este diario
emblemático que además abordó a tiempo un compromiso con las nuevas tecnologías
de la comunicación, se mantiene como uno de los principales voceros del
periodismo impreso venezolano.
Al
día siguiente de su aparición (el periódico se editaba en el edifico El
Nacional, en la esquina de La
Pedrera ) en sus páginas se registraba el éxito del
lanzamiento. Una crónica muy propia de aquél tiempo señalaba: “Ayer, a pesar de
ser martes y marcar negro el almanaque, la ciudad tuvo la animación de los días
de fiesta. En los bulevares del Capitolio, en la Plaza Bolívar , en
las calles adyacentes, en las barriadas populares, un grito agudo, apresurado,
entusiasta provocaba la sensación de los transeúntes:
— ¡EL NACIONAL!
… ¡EL NACIONAL!
—
¡Salió el fantasma! — decían algunos risueñamente, refiriéndose a los
aplazamientos de la fecha inicial.
—
¡Por fin! — decían otros que esperaban el periódico con ansiedad sana y
cordial”.
Ese mismo día una nota exclusiva
desde Zulia registraba que: “el 29 de julio a las 10:30 p.m., el buque tanque
Rosalía, de nacionalidad holandesa, perteneciente a la Royal Dutch , se encontraba
anclado frente a la Bahía
de Curazao, cargado de petróleo procedente de Maracaibo. La tripulación
descansaba de las faenas del día cuando fue bruscamente sorprendida por la explosión
en los costados del buque de un torpedo nazi. Breves segundos después, otro
torpedo estalló en la parte delantera del barco. 23 marineros del buque tanque
murieron a consecuencia de la explosión y el incendio, entre ellos los hay de
diversas nacionalidades: 9 chinos, 8 holandeses, 3 ingleses, 2 curazoleños y 1
venezolano de nombre Ramón Rodríguez, natural de Coche, Nueva Esparta”.
Era sólo uno de los ataques de los que
durante varios meses fueron objeto tanqueros petroleros en la ruta entre
Maracaibo y la Península
de Paraguaná, con destino a las refinerías de Curazao y Aruba. Venezuela de
esta manera, se vió inserta en la ofensiva militar nazi, en una etapa que ya
presagiaba la derrota del régimen de Hitler.
Días después, el periódico
registraba otra noticia de gran significación cuando 80.000 personas recibieron
al presidente Medina. Destacaba la nota: “El homenaje tributado al Presidente
de la República
por el pueblo del Zulia, de La
Guaira y de Caracas, fue un espectáculo glamoroso y unánime,
de hondo significado democrático y de bienvenida cordial y afectiva. En los
aeródromos repletos de concurrencia, en las calles por donde cruzó la comitiva,
en los balcones y azoteas invadidos por un gentío que extendía sus brazos para
el aplauso, en el espíritu amplio de las multitudes conmovidas, el general
Isaías Medina Angarita pudo ver una vez más cómo es de sincero y espontáneo el
pensamiento democrático de los venezolanos”.
Medina regresaba de una gira
presidencial que procuraba el acercamiento de los países bolivarianos y la
reafirmación de una posición al lado de las naciones que luchaban por la
libertad y la justicia en plena conflagración mundial. Todo esto ocurrió en los
primeros días del mes de agosto de 1943, hace justamente 73 años.
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