sábado, 7 de septiembre de 2013

ABC de la Semana


El ABC de Jorge Roig – Presidente de Fedecámaras


“Hoy en día los trabajadores están más cerca de nosotros que del gobierno”


Seguimos insistiendo en el diálogo social. El modelo económico fracasó y ahora hay que recoger los vidrios del piso y todos los venezolanos vamos a tener que hacerlo. El tema no es sacar o no petróleo, es qué hacer con el que estamos sacando, dice el líder de la central empresarial.
Manuel Felipe Sierra

Es empresario de verdad en la provincia venezolana y conoce a fondo las dificultades que ellos han enfrentado en los últimos años. También tuvo una pasantía política como diputado de Causa R en el Congreso Nacional. Permaneció durante un tiempo retirado de la escena política y hace dos años reapareció en la convención de Fedecámaras en Margarita y fue designado vicepresidente. Desde hace unos meses ejerce la presidencia de la organización cúpula del empresariado nacional. Estas son las reflexiones de Jorge Roig para los lectores del ABC de la Semana.

— Hace dos años se conformó “la llave de los Jorge”, entre tu tocayo Botti como presidente y tú como vicepresidente. ¿Qué diferencias existen entre la Fedecámaras cuya dirección asumieron y la de hoy?
— La verdad es que nosotros hemos venido insistiendo muchísimo en que Fedecámaras vuelva a ser el interlocutor que el país necesita en materia empresarial. Creo que mi tocayo Botti logró gran parte de este cometido porque le devolvió influencias al empresariado: hoy en día no cabe duda que Fedecámaras es una voz mucho más autorizada para la representación del ente empresarial que lo que éramos hace unos años, ello producto de algunos errores del pasado. A mi me toca profundizar esa gestión, reforzar que tengamos más cámaras que las teníamos antes, con mayor calidad, que modernicemos a la institución que se había perdido un poco en el tiempo, por ejemplo, ya no es necesario que nuestros afiliados viajen a Caracas para mantenerse informados de lo que estamos haciendo. Y en esa medida va a estar orientada mi visión. En estos dos años de continuidad administrativa en Fedecámaras hemos podido dar un impulso importante a la institución.

— La gestión de Fedecámaras se da en circunstancias muy distintas al pasado, cuando existía un diálogo con la CTV, que era una estructura sindical muy vigorosa, y además existía una suerte de concertación entre el gobierno que es lo que garantiza el juego democrático y permite desarrollar políticas económicas.
— Yo creo que tenemos que seguir insistiendo en diálogo social. El tema de la relación tripartita no sé si vale la pena en este momento; pero obviamente es fundamental que el gobierno se reúna con los empresarios y trabajadores. Ahora con un cuarto actor que es la sociedad civil. Si Fedecámaras no se puede comunicar con el gobierno de la forma fluida que es ideal, ello no importa porque hay otros actores: los trabajadores y una sociedad civil que está compuesta por la iglesia, empresarios populares, etc. Además, estamos trabajando con los nuevos emprendedores, con las academias y las universidades. Cuando el gobierno decida que el diálogo se reactive, ya habremos tenido una base consistente para hacerlo.

— De todas maneras ya  han realizado gestiones con el gobierno y celebrado algunos encuentros con el presidente Maduro.
— Sí, han ocurrido algunos encuentros y tengo que reconocer que ha habido una capacidad y una intención de diálogo, de lo que no estamos muy convencidos es de que haya sido productivo, porque después de estos encuentros el gobierno ha tomado medidas inconsultas. Realmente el diálogo tiene que ser productivo, no simplemente para los medios publicitarios o para demostrar que hay una intención de dialogar sino que tienen que materializar su objetivo.
Agenda económica
— Es criterio compartido entre especialistas que la economía venezolana está enfrentada a una encrucijada que tiene que ver con altos niveles de inflación, desabastecimiento, escasez,  endeudamiento galopante y la desconfianza por parte de los inversionistas que conduciría a una crisis inédita.
— Todo lo que acabas de señalar son indicadores que nos están demostrando que el modelo económico fracasó como ha fracasado en todas partes, y es importante que el gobierno lo entienda. Aquí lamentablemente se retrasó mucho más su fracaso porque había una capacidad financiera de producir dólares por el petróleo que permitió que esta fiesta siguiera, pero ahora hay que recoger los vidrios del piso y todos los venezolanos vamos a tener que hacerlo. El gobierno debe pasar la página de la agenda política para dedicarse a la agenda económica.

Pero pareciera que ante este dilema el gobierno persiste en empujar el carro de la Revolución o la radicalización.
Creo que todavía le están dando paso a la agenda política, siento que una vez liberados de las próximas elecciones de diciembre, porque lamentablemente hemos tenido constantes procesos electorales en los últimos meses que a pesar de ello ser bueno para la democracia, nos intoxica con el tema político frente a la materia económica. Es decir, para alcanzar grandes acuerdos económicos, hay que tener previamente acuerdos políticos.

— ¿Cómo cuáles por ejemplo?
— Yo creo por ejemplo, que todos los venezolanos estarían dispuestos a discutir el tema del aumento de la gasolina, pero sobre la base de un acuerdo político nacional ello nos daría 10.000.000.000 de dólares a los venezolanos que podría sustentar gran parte de los problemas que ahora tenemos. Pero si no hay ese acuerdo político ello no va a suceder. Lamentablemente el gobierno está  posponiendo las medidas que tiene que tomar.

— Una de las críticas que se le hacen a los factores políticos y económicos es que hay una tendencia a la denuncia y no a los planteamientos alternativos. Por ejemplo, mucha gente se pregunta de haber ganado Capriles Radonski acaso no hubiera tenido que devaluar también.
— Claro, lo que pasa es que en las campañas electorales la gente quiere oír promesas y no realidades, porque la promesa es lo que da votos y por esa vía  hemos venido cayendo en el populismo. Los empresarios no somos gobierno ni pretendemos serlo, es importante que se sepa que Fedecámaras no va a sustituir a ningún gobierno, pero ningún gobierno va a sustituir a Fedecámaras. Nosotros estamos para influir en las agendas políticas y económicas  y para que se lleven a cabo los cambios que hemos venido proponiendo tales como: la despenalización del régimen cambiario, sustituir la inamovilidad laboral por estabilidad laboral, que se flexibilicen las condiciones de inversión, que se deje repatriar a los inversionistas locales y extranjeros sus utilidades, en fin, medidas que son totalmente concretas y que permitirían destrabar la economía rápidamente.

— ¿Cuáles tendrían que ser las medidas frente a la inflación?
— Producción, ahí no hay receta sencilla, simplemente se debe producir más. La inflación se produce porque hay menos bienes de los que la gente quiere comprar, no es lo mismo tener 4 tomates y 200 personas que los quieren comprar, que 200 tomates y 4 compradores. Al aparato productivo no se le puede seguir poniendo obstáculos legales, ni trabas para crear una compañía, por ejemplo. Dejen a los empresarios trabajar y verán cómo la oferta es mucho más rápida y con ello se disminuye la inflación. Es indispensable que permitan al empresario realizar su capacidad inventiva para que haya más oferta, y en lo que haya más oferta habrá por supuesto menos inflación. Esa es una receta que se ha utilizado desde la época de Adán y Eva hasta nuestros días y no va a cambiar.

— Por supuesto, pero en el caso venezolano lo que muchos califican de catástrofe en el aparto productivo es la consecuencia de un modelo ideológico.
 Porque caímos en un espejismo en decir “es mucho más barato de importar”, cosa que a 4,30 es verdad, a 4,30 importas mucho más barato que cualquier cosa que se pueda producir en el país, pero si multiplicas eso por “el innombrable” ya no es tan barato. A medida que se comienza a sincerar la economía nos damos cuenta que nuestro dólar no cuesta 4,30 y tampoco cuesta 6,30, sino que cuesta un valor que estará en el medio y que los economistas señalan y hablan de 11 o 12, pero si le ponemos un valor real podemos darnos cuenta que nuestro aparato productivo si es mucho más rentable a esa tasa de cambio. Entonces, lo que era una ilusión de armonía era creer que teníamos dólares a 4,30 ilimitados y para siempre, si eso fuera así ese modelo sería una maravilla, pero no es verdad.
Petróleo para rato
— Todo está asociado al tema petrolero. Es evidente que los precios se mantendrán altos, pero últimamente han surgido nuevas fuentes de energías que podrían debilitar la posición actual de nuestro petróleo.
— La verdad es que hay unas mentes que quisieran que eso sucediera, que a medida que el precio del petróleo sea mucho más alto, van a aparecer fuentes alternativas de energía que lo sustituyan. En lo personal yo creo que nos quedan unos cuantos años para que Venezuela tenga tiempo de corregir su aparato productivo. En nuestro caso no es que se acabe el petróleo, sino que sea sustituido, y mientras el petróleo cueste 20 dólares por barril no hay método alternativo, pero si cuesta 150 dólares ya hay alternativas energéticas sustitutivas. A medida que aumenta el precio van a aparecer por supuesto en el mercado estas opciones.

— Pero no es un asunto de corto plazo
— Es verdad, yo siento que eso todavía no va a ocurrir y que Venezuela tiene años para su petróleo, para pensar qué vamos a hacer con él,  es cierto que hemos cometido muchos errores pero estamos sentados sobre las reservas más importante del planeta, por eso el país está absolutamente condenado al éxito. El tema no es si sacar o no petróleo, es qué hacer con el que estamos sacando. El petróleo no es sagrado, ni soberano, ni nada de esas cosas que nos han hecho creer, es un producto en el cual tienen los gobiernos de turno la necesidad imperiosa de administrarlo bien para darle buena calidad de vida a sus ciudadanos y sobre todo para predecir un futuro, que independientemente exista petróleo o no, tenga que estar construido sobre las bases de una riqueza que hoy tenemos coyunturalmente.

— ¿Cómo es la relación de ustedes con un movimiento sindical desarticulado y anarquizado?
— Hoy en día los trabajadores están más cerca de Fedecámaras que del gobierno, primero los trabajadores privados no son los que tienen las quejas, tú ves todas las demandas públicas hoy en día por reconocimiento de contrato colectivo, por violaciones a sus condiciones laborales, etc, todas son de un patrono que se llama gobierno, que es un muy mal patrono que no reconoce las reivindicaciones del sector laboral y que ha destruido esa capacidad que tenían antes para organizarse. En el sector privado no es así, creemos en sindicatos fuertes y estamos de acuerdo en que cada quien tiene que defender sus intereses. Hoy en día ya no se habla de Responsabilidad Social sino de un Compromiso Social que tenemos con la comunidad; y eso es lo que nos ha permitido un diálogo con los trabajadores, cosa que lamentablemente el gobierno no ha hecho.

— En sus meses de gobierno Maduro ha tomado algunas decisiones que apuntan hacía entender que el problema económico tiene que ser tratado de una forma más pragmática que como lo manejó Chávez, como las subastas del SICAD y los subsidios a varios rubros agrícolas.
— Sí, Maduro tiene bastantes problemas desde el punto de vista económico heredados y eso hay que reconocerlo, no fue precisamente una excelente gestión económica la que dejó el presidente Chávez y dejó unos herederos que además no pueden reclamarle a quien les dio esta herencia que lo hizo mal, porque obviamente es un símbolo de la Revolución. Pero yo, con toda propiedad, puedo decirle que el desempeño económico del presidente Chávez fue malo y que el desempeño económico del presidente Maduro, mientras siga persistiendo en este modelo, va a ser malo también. Cuanto antes se tomen las medidas correctivas, va a ser mucho mejor. Las medidas que acabas de nombrar son de “parche”, dos medidas que pretenden tranquilizar una sed de muchos dólares que no tendría porque haberla en un país que produce 96.000.000.000 de dólares sólo por petróleo, con unas subastas que son de 200.000.000 dólares quincenales, que es una suerte de sorteo, de lotería. Y los subsidios es una práctica común en muchos países, es una práctica coyuntural por problemas circunstanciales, pero no puede ser una política de subsidios para esconder lo que está detrás que es que nuestro sector productivo venezolano necesita mejores precios para poder competir.

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