El ABC de Ricardo Ríos – Analista político
“La Constituyente es un mecanismo válido, pero no se puede usar a destiempo”
El Gobierno “pidió cacao” con el
diálogo. La rebelión en Táchira es muy distinta a lo que pasó en Mérida
y en Caracas. Maduro se contrae en la aceptación popular. Estamos en un
momento que es muy resbaladizo para la oposición, señala el profesor de
la Universidad Central de Venezuela.
Manuel Felipe Sierra
Tuvo una presencia muy destacada
como dirigente estudiantil en años pasados y pese a que se desempeña
como profesor de Matemáticas, es ampliamente conocido como comentarista y
analista político. Es frecuente su presencia en los medios de
comunicación y además, es colaborador del diario Tal Cual. Estas son sus
reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
— Tras cuatro meses de
protestas, más de 40 muertos, alrededor de 3.000 detenidos y
considerables daños materiales en varias regiones del país. ¿Cuál es tu
balance general?
—El balance es muy complejo, además este
es un proceso que está en receso, estamos como en un momento para
pensar sobre todo ello. La idea inicial por supuesto estuvo muy marcada
por las acciones de vanguardia que siempre son negativas para la
propuesta política electoral a mediano plazo, que como se sabe está
llevando a cabo como estrategia central la oposición, porque ello le
cierra las puertas de comunicación a la parte que requiere la oposición
para avanzar y ganar. Aquí hay dos mitades, como dice la gente con
cierto humor, dos mitades muy pequeñas, ninguna de las dos mitades
alcanza para imponérsele a la otra parte del país y en consecuencia, hay
que tener políticas para crecer hacia el otro sector. Precisamente, eso
lo hace Maduro con su sistemático “coqueteo” a la clase media, con “el
dakazo” por ejemplo, y eso es lo que le da sustento al diálogo con los
empresarios desde el punto de vista político, además de esas acciones
con las que somete al escarnio público a los comerciantes.
— ¿Y la estrategia del lado opositor?
— Del lado de la oposición hay unas
estrategias de crecimiento hacia el sector que está muy descontento con
el chavismo, también de clase media, porque el chavismo generó una clase
media que no está satisfecha con la situación actual, debido a que
están viviendo desabastecimiento, inseguridad, es decir, están viviendo
en carne propia los problemas. Pero entonces, cuando finalmente se
desarrolló una política que permite construir una base social a favor
del cambio, apareció la llamada “salida”.
— ¿Cómo valoras la táctica de la salida?
— “La salida” fue una propuesta hecha
por tres segmentos de la Mesa de la Unidad Democrática, impuesta desde
afuera, no fue una discusión interna de la MUD, sino que salió con un
acuerdo político entre tres organizaciones, o dos y media como también
le gusta decir a la gente; entre Vente, dirigido por María Corina
Machado; Voluntad Popular, dirigido por Leopoldo López y Alianza al
Bravo Pueblo, que tiene un pie puesto en una propuesta y otro en la
otra. Esa propuesta que nació el 23 de enero coincidió con la toma de
posesión de nuestros alcaldes, que no son pocos, son 73 alcaldes y más
de 700 concejales, lo que es equivalente a una brigada del Ejército, de
militantes políticos de oposición mostrando gestión para decirle al
país, sobre todo al país que busca la MUD, que hay una nueva forma, hay
otra forma de hacer política y que esa es mejor que la actual.
Agotamiento
— Y además se dio en el marco de graves complicaciones económicas y sociales…
— Exactamente, ella se sustenta en un
gran malestar socioeconómico y la estupidez política del Gobierno que
significó el pago discriminado de aportes por Cadivi para viajeros, que
coincidió con la parte más aguda del desabastecimiento, es decir, “se
encontró la paja seca con la chispa” y se prendió la protesta. Por otro
lado, el movimiento estudiantil de manera autónoma había venido
sosteniendo acciones fuertes contra la inseguridad. Yo trabajo en la UCV
y allí somos víctimas permanentes de todo tipo de atracos y vejaciones,
y un intento de violación en la Universidad Nacional Experimental del
Táchira enervó a unos estudiantes que manifestaron su indignación y se
fueron a protestar a la casa del gobernador Vielma Mora y se creó la
fantasía de que lo habían atacado a él y a su familia, utilizando
entonces la mentira como estrategia política para justificar la
represión. Porque el gobernador no vive allí, su familia no vive allí,
esa es una casa protocolar, allí no estaban ellos. Pero armaron ese
alboroto, metieron presos a cinco estudiantes, los mandaron con presos
comunes a Coro y ahí “se armó la buena”, justamente días previos al Día
de la Juventud, que yo recuerdo desde muy niño que siempre ha sido un
día de movilización de la juventud venezolana y además, la juventud que
no es del Gobierno siempre ha intentado hacer una marcha paralela a
éste. Allí se montó “la salida”, el acuerdo político con los estudiantes
fue que al acto iba todo el mundo y nadie hablaba sino los estudiantes,
pero allí hablaron Leopoldo, María Corina y creo que también habló el
Alcalde Mayor, Antonio Ledezma.
— Pero el caso de Táchira también se vincula a una situación muy tensa de conflictividad en la frontera.
— Claro. Táchira es una región agotada
de represión, agotada de piratería, agotada de corrupción y agotada de
abuso de poder. Fíjate que sólo hay un grupo de personas que consigue
todo lo que se le impide a los tachirenses, en particular las muy
humillantes colas por el “chip”, si tienen cercanía con el Gobierno. Y
no sólo eso, les están cerrando las posibilidades de hacer mercado en
Cúcuta, porque además les impiden que desde Caracas se les envíe comida,
medicinas, incluso prensa. Por eso cuando aquello estalló, estalló toda
esa rabia. La rebelión en Táchira es muy distinta a lo que pasó en
Mérida, muy distinta a la de Caracas. Tenía rasgos propios y cruzó desde
los barrios más populares hasta los lugares más encumbrados, y eso fue
lo que asustó al Gobierno. Esa insurrección tachirense fue muy fuerte y
se fue alimentando junto con los alzamientos que produjo la represión
absurda de la manifestación del 12 de febrero.
— Ese fue un día clave para las acciones que se organizaron posteriormente en el país.
— El 12 de febrero se dio la marcha, y
resalto el cuento del acuerdo político porque ello aclara que esa marcha
no fue convocada por Leopoldo López, él simplemente se montó sobre la
ola. Al llegar a la Fiscalía se cumplió la meta, pero después de la
movilización hubo confrontación entre ambos sectores. Hubo gente del
chavismo a la que la policía dejó pasar para que lanzara objetos y de
este lado de la oposición también hubo gente que se confrontó.
La estrategia del diálogo
—Por cierto que Henrique
Capriles Radonski declaraba recientemente que la oposición debe hacer
una gran cruzada por todo el país, porque no es cierto que la oposición
está en su mejor momento, aunque sí es verdad que el Gobierno está en su
peor momento.
— Sí, eso es muy interesante. La
oposición social y la oposición económica, es decir la gente que está
molesta con el Gobierno, ha alcanzado niveles estratosféricos. El
Gobierno se contrae cada vez más en la aceptación popular. Yo creo que
la paciencia de Capriles en algún momento (si le sale bien) va a cobrar
con creces, porque se mantuvo en la posición de no conflictividad
social, se mantuvo en la idea de hacer política a través de la gestión y
en la idea de crecer sobre los sectores populares. Si eso le da renta
va bien, si no, toda esta actividad política se va a convertir en una
gran efervescencia nada más y puede dejar remanentes de frustración que
serían muy malos. Estamos en un momento bien resbaladizo para la
oposición, por ello tienen que actuar con mucha intensidad.
— Muchos dicen que el diálogo lo
hizo el Gobierno en un momento en el que sentía muy débil, muy
acorralado, y eso le dio oxígeno por un tiempo. Pero el hecho de que
ahora lo obstaculice, podría revelar que recobró fuerzas.
—Eso era evidente, pero la política es
así, un juego a dos. El Gobierno “pidió cacao” con el diálogo y la
oposición tuvo que lanzarse a conquistar espacios porque había debilidad
en el campo contrario.
— Ahora, Leopoldo López ha
plateado una Constituyente y María Corina Machado adelantar las
elecciones. ¿Ves viable alguna de estas propuestas?
— La Constituyente es un mecanismo
válido pero no se puede usar a destiempo, no es un comodín, depende de
las circunstancias. Adelantar las elecciones dependerá de cómo vaya la
crisis política. La renuncia de Maduro, que María Corina planteaba
recientemente, sólo puede ocurrir si hay una gran crisis política tan
inviable que la única opción sea salir del Presidente, además ello es
algo que el propio Presidente normalmente facilita.
— ¿La situación actual podría conducir a estas opciones?
— Yo no siento que estemos en ese
momento, a pesar de las grandes divisiones que hay entre los conductores
del Estado, es decir, en el oficialismo. Además, para que haya
elecciones, como ha dicho la MUD, debemos consolidar las instituciones.
Así que la prioridad inmediata para una acción electoral, es cambiar el
Tribunal Supremos de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, la
Contraloría y la Procuraduría, y entonces, allí es donde cobra cuerpo la
idea de haber ido al diálogo.
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