El ABC de Fermín Mármol García / Criminólogo
“LOS 21 PLANES DE SEGURIDAD NO HAN PODIDO
DETENER EL AUGE DEL CRIMEN Y LA VIOLENCIA”
De 1500 parroquias los colectivos están en 150. “los Pranes” controlan el
70% de las cárceles. Venezuela está ubicada entre los 5 primeros lugares con
auge de la delincuencia, solo superada por países con conflictos bélicos. Las
políticas públicas puede partir de la buena voluntad, pero los resultados son
los que importan, señala el especialista.
Manuel Felipe Sierra
Es abogado, criminólogo,
ampliamente respetado y además investigador de la delincuencia venezolana. Sus opiniones
son ampliamente valoradas en el país y en el ámbito académico, estas son sus
reflexiones para los lectores del ABC de la Semana.
— Recientemente el presidente Nicolás Maduro
anunció un nuevo plan para reforzar la seguridad, frente al grave problema de
la delincuencia. ¿Cuál es tu opinión?
— Ciertamente, hace unos días el Presidente indicó
que va a luchar por desarmar hasta la última banda criminal y que va a enfrentar
el crimen en Venezuela. Como ciudadanos definitivamente es una declaración que
aplaudimos, tenemos que apoyarlo porque uno vive aquí, la gente que uno quiere
vive aquí y lo que queremos es que el crimen y la violencia estén en niveles que
nos permitan progresar, pero no podemos olvidar que ya han transcurrido 21
planes de seguridad, que han pasado 15 rectores de la seguridad por el Ministerio
de Interior, y aunque hay algo de escepticismo comprendemos que un país “presidencialista”
requiere que la política pública contra el crimen y la violencia parta de la Presidencia,
es desde allí que podemos tener éxito en la lucha contra el crimen y la
violencia y es lo que nos está haciendo falta.
— Se han anunciado 21 planes y ¿En tu opinión, cuáles han sido los resultados
y sus derivaciones?
— Actualmente están activados tres planes de
seguridad: el Plan de Patrullaje Inteligente, que es un plan que tuvo mucho
éxito en Colombia y que era lógico implantar en Venezuela, éste depende de la
policía municipal, estatal y nacional, así como también del componente de la
Guarda Nacional Bolivariana que compensa el déficit policial. Apoyados en la
tecnología ellos se organizaron por cuadrantes y aunque es un plan incipiente que
aún tiene muchas fallas, tenemos que seguir apostando por él. El segundo plan
es el Plan de Desarme, el cual fue exitoso en Brasil y tiene dos rostros: el
desarme voluntario y el desarme forzoso. En el caso de Venezuela, sólo se ha
aplicado el desarme voluntario de una manera muy tímida y de bajo perfil, lo
cual no va a dar los resultados que se esperan que es recoger el 5% de las
armas ilegales en un lapso de 3 años y después de ello vendría el desarme
forzoso, del que nada se ha dicho. Éste es un plan que tenemos que seguir impulsando
con mucha voluntad política.
— ¿Y cuál es el tercer plan?
El tercero es el Plan de Pacificación, que no
ha dado resultados positivos en Centroamérica por lo que no debimos copiarlo en
Venezuela, ese plan tiene que ser derogado y execrado de nuestras políticas públicas.
Entre tanto, esos tres planes de seguridad completan los 21 planes que se han
presentado desde 1999 y que no han podido ni siquiera detener el aumento del
crimen y la violencia, es decir que cada año es mucho más violento que el anterior,
lo que demuestra que las políticas públicas pueden partir de buena voluntad y con
buena intención pero los resultados son lo que realmente importan.
MICROESTADOS
— Se ha señalado, que Venezuela es el segundo país
con mayor violencia, y recientemente la Organización de Naciones Unidas (ONU)
ha solicitado al Gobierno información confiable sobre el auge de bandas y
colectivos armados, que es un nuevo tipo de delincuencia la cual has denominado
como “microestados”, que han cobrado mucha fuerza en zonas como el sur de
Aragua, en Los Llanos y en la Cota 905 en Caracas.
— Ciertamente, Venezuela tiene dos serios problemas
en este sentido: el auge del hampa común, esa que se estructura en bandas
criminales y en megabandas criminales, las cuales cuentan con una estructura
delictiva de más de 80 integrantes con armas cortas, largas y artefactos
explosivos tipo granadas. Además de ello, están presentes los “microestados”,
es decir, estructuras delictivas con un control territorial que muchas veces
enarbolan banderas ideológicas, que han crecido y se han desarrollado en la
revolución bolivariana, con ello me refiero a los colectivos armados que están en
al menos el 10% de las parroquias de Venezuela. Es decir, de las 1500
parroquias que aproximadamente hay en el país, los colectivos están en 150.
— Y está el tema de “los Pranes”.
El segundo “microestado” por supuesto es “La República de los Pranes”; que
controlan el 70% de las cárceles y no sólo tienen influencia dentro de los
muros de la penitenciaria, sino que también han invadido parte del tejido
social al ordenar sicariatos, extorsiones, secuestros, entre otras cosas. Estos
sujetos han dañado a la sociedad incluso con signos culturales como el desmembramiento
de cuerpos humanos, las fiestas pagas en las barriadas, etc. Mientras que el
tercer “microestado” que también ha hecho mucho daño es el de los denominados “boliches”
o el Frente Bolivariano de Liberación y sus distintas líneas en Apure, Barinas y
Táchira, donde hay más de 1.500 hombres en armas, una fuerza paramilitar que
controla el corredor del tráfico de drogas con delitos como secuestro y extorsión.
Después tenemos otro “microestado” que son los pseudo-sindicatos que tienen
realmente contra la pared a los constructores privados haciéndole todo tipo de
exigencias inclusive, el de proveerse con materiales que ellos consiguen, amenazándolos
con secuestros y extorsiones, lo cual se ha convertido evidentemente en un gran
problema. Entonces, estos “microestados” tienen control territorial, tienen
poder de fuego ofensivo, realmente muchas veces enarbolan banderas ideológicas
para tener una “patente de corso”, y esto ha llevado a que Venezuela ocupe
sitiales negativos en los temas de crimen. En una lista de más de 192 naciones, Venezuela
está ubicada entre los 5 primeros lugares de todo el mundo, siendo superada sólo
por países que tienen conflictos bélicos.
— Según el Observatorio Venezolano de Violencia la
tasa de homicidio es de 82 por cada 100.000 habitantes y el año pasado hubo 24.980
asesinatos.
— Estamos proyectando varias cosas para el año 2015.
Sobre el tema de asesinato de policías y militares en el país, creemos que va haber
un aumento del 16%, lo cual ya sería una gran tragedia, porque en 2014 hubo más
de 340 policías asesinados. Sobre el tema de secuestros, el aumento supera el
60% este año con relación al año pasado, y con respecto a los homicidios,
proyectamos un incremento de al menos 9%, es decir, éstas son pruebas de que
cada año es peor que el anterior, de que ni siquiera hemos podido lograr
detener el crecimiento, de que las políticas públicas no han sido exitosas, han
sido fallidas, han sido intermitentes y en algunos casos también inexistentes.
Por lo tanto, a la promesa presidencial tenemos que hacer seguimiento y hacerle
presión social para que se cumpla.
— Es un problema muy complejo que implica además
del Estado a la sociedad en su conjunto. Por otra parte, has señalado que parte
de la delincuencia suele atribuirse al traslado de la violencia colombiana, o
que más bien se asemeja a la de Brasil.
— Desde el punto de vista criminológico, el hampa común
venezolana, estructurada en bandas y megabandas criminales tiene una similitud
al crimen y la violencia de Brasil, más que la de Colombia y mucho más que la
mexicana. Esa hampa común que lo que quiere es hacerse de algo ajeno de manera
rápida y con el menor riesgo posible, pero a su vez tener control territorial
para delitos con nexos con el tráfico ilegal de drogas, por ejemplo, es mucho
más parecida al tema brasileño, así como el tema de las barriadas o favelas. Más
allá de ello, en ambos casos el sistema integrado de seguridad ciudadana, es
decir, las instituciones preventivas y de represión del delito son inexistentes
o muy débiles para tener medidas ejemplarizantes, trayendo como consecuencia
que la impunidad sea el gran combustible y el mensaje que se da es que ser
delincuentes es un oficio muy rentable y de poco riesgo, esa es la ecuación que
hay que romper.
— Pero siempre se ha hablado de la delincuencia
colombiana en el país.
Evidentemente el Plan de Seguridad Democrática de Álvaro Uribe Vélez que se
llevó a cabo durante 8 años en Colombia, y previo a ello, el “Plan Colombia”
que se ideó a comienzos del siglo XXI, trajeron como consecuencia que hubiese
un éxodo de guerrilleros en Venezuela, de paramilitares y de bandas delictivas.
Pero ese es un tipo de delincuencia distinto, mucho más ligado al tráfico de
drogas y bueno, de alguna manera las FARC y el ELN han hecho presencia en
Venezuela, así como las Autodefensas Unidas de Colombia con aquel célebre caso
en el año 99 del secuestro del empresario Richard Boulton, lo que nos demuestra
que nuestra frontera no se protegió, nuestras instituciones no se fortalecieron
y ese crimen de violencia importado colombiano, muy ligado al tráfico de
drogas, armas y municiones, hizo realmente un impacto en los primeros años del
siglo XXI en Venezuela y es muy lamentable, porque esa cultura era desconocida
para nosotros, y entre otras cosas, generó el incremento de la corrupción y la
complicidad de buena parte de nuestros funcionarios.
BRASIL Y COLOMBIA
— ¿Hay algún parentesco con esa violencia terrible
que también azota a México? Aunque allí parece circunscrita al tema de las bandas
enfrentadas por el narcotráfico.
El tema mexicano, tanto a nivel penitenciario como a nivel del control
territorial por los cárteles de droga, podría ser un futuro que deseamos no
llegue. Si nosotros los venezolanos no controlamos el crimen y la violencia, no
hacemos disminuir la impunidad, no fortalecemos las instituciones con más y
mejores funcionarios, ese futuro negativo que representa México con el
crecimiento de los cárteles, y peor aún, el financiamiento del narcotráfico a
temas políticos, municipales y estadales, va a convertirse en una realidad.
Ojalá que aprendamos del ejemplo de Brasil y Colombia, que han podido reducir
sus tasas de homicidios, de secuestros y la presencia de armas de fuego en sus
calles y avenidas, porque de lo contrario el futuro no va a ser promisorio.
— Está también el tema del denominado “pequeño delito”, que son los
secuestros express, asaltos y robos, que en la mayoría de los casos no se
denuncian por lo que no hay cifras relacionadas a ello, pero esa práctica es
una especie de escuela para los delincuentes…
— Sí, lo que se llama
“escalera del delito”, que es permitir delitos pequeños traerá como
consecuencia que esos infractores empiecen a planificar delitos de mayor
estructura y mayor daño social. Eso es una realidad y es una tesis válida desde
el punto de vista criminológico y sociológico, y yo lo que creo es que en
Venezuela tenemos que innovar, cambiar el modelo clásico. Por ejemplo, en el
caso de las cárceles se debería colocar el sistema inhibidor y bloqueador de
llamadas telefónicas en todos los centros penitenciarios, para que los reclusos
no puedan utilizar unas de las herramientas más perniciosas para ellos que son
los celulares, desde los cuales ordenan sicariatos, extorsiones, secuestros,
entre otras cosas. Se debería pagar el costo político que va a traer. Someter a
los reclusos a que sólo utilicen teléfonos fijos con una duración de tres
minutos y una grabadora que indique al inicio, en la mitad y al final de la
conversación que dicha llamada está siendo generada desde la cárcel. Esa sería
una manera de controlar el crimen y la violencia en uno de los microestados que
es por supuesto la republica de los pranes.
— También has mencionado la necesidad de
institucionalizar los llamados portales.
Sí, es cierto, ¿por qué no
tenemos un portal con los delincuentes más buscados de Venezuela? Que aquellos
ciudadanos que hayan cometido delitos atroces sean identificados y estén en un
portal y que además ello se difunda a través de los medios tradicionales,
pidiendo participación ciudadana para que quienes posean información sobre esas
personas puedan proporcionarla. En tercer lugar, con tantos videos que son
grabados por cámaras privadas y circuitos cerrados de personas cometiendo robos
y secuestros ¿por qué no se colocan en los noticieros del país y se le pide a
la colectividad identificar a esas personas? Tenemos que despertar a la
ciudadanía y promover su colaboración anónima con la autoridad. Pero por otro
lado, nuestras instituciones deben generar seguridad y confianza ¿cómo?
nombrando a los mejores hombres y mujeres por meritocracia, alejados de la
política partidista, enamorando al ciudadano, porque la autoridad no se puede
imponer, se tiene que conquistar y eso es lo que nos ha faltado, tenemos una
sociedad alejada de las instituciones que no confían en ninguna autoridad y eso
tenemos que cambiarlo.
— Insistes mucho en la necesidad de que haya también un mejoramiento
profesional, sobre todo en el caso de la policía de investigación, que por
ejemplo se establezcan ciertos parámetros y estén sujetos a un mayor y
cuidadoso aprendizaje.
— Hemos revisado cómo se ha
reivindicado la labor del policía en los países asiáticos, cómo los mejores
bachilleres de estas naciones desean ser educados en primer orden, hombres y
mujeres del área de la salud, pero también lo desean para representantes de la
ley y el orden. Yo creo que la función del policía tiene que ser reivindicada
en nuestro país, porque además necesitamos más funcionarios. Con respecto a los
policías uniformados tenemos un déficit del 70% y uno de 300% en policías de investigación,
por ello necesitamos más policías, pero mejores policías también y una manera
de lograrlo es tratando de reclutar mejores personas, elevando el nivel
académico del aspirante y enamorándolos con un perfil socioeconómico
importante.
— En el caso concreto del CICPC.
Exactamente, el Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) requiere hoy día universitarios
y hay muchos jóvenes profesionales que quieren hacer pesquisas, quieren ser
hombres de ciencia forense, mujeres de criminalística, y a ellos es a quien hay
que entusiasmar con una carrera de méritos, alejada de la política partidista y
en donde el aspecto socioeconómico pueda garantizarles ser el sostén de su
hogar. Eso hay que transformarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario