viernes, 17 de julio de 2015

JOSÉ IGNACIO CABRUJAS 
Ó
 SEBASTIAN MONTES


En  1973 en un apartamento de San Martín se instaló la redacción de “Punto”. El periódico servía de vocero del Movimiento al Socialismo, era dirigido por Eleazar Díaz Rangel y luego por Pompeyo Márquez y su capital inicial de cien mil bolívares fue aportado por Gabriel García Márquez .El novelista había ganado el “Premio de Novela Rómulo Gallegos” del año anterior con “Cien años de soledad” y se declaraba “militante del MAS”.
           
Un día, Luis Bayardo Sardi miembro del consejo editorial se apareció con una colaboración firmada por Sebastián Montes. Después de varias publicaciones la columna comenzó a llamar la atención de los lectores. Estaba escrita con pulcritud, desenfado, irreverencia y una fuerte dosis de humor. Al tiempo se supo que se trataba de un seudónimo de José Ignacio Cabrujas ya famoso como dramaturgo y quien junto a Román Chalbaud e Isaac Chocrón formaban la “Santísima Trinidad” del teatro venezolano. El nombre de Cabrujas también era noticia en la crítica cinematográfica. Había estallado el “boom” del cine nacional en pleno esplendor de la “Gran Venezuela” y su nombre estaba asociado con las películas  que registraban mayor éxito de taquilla. Sebastián Montes sobrevivió un tiempo después en las páginas del “Sádico Ilustrado”, la revista humorística dirigida por Pedro León Zapata.

Ya con su nombre de pila las crónicas de Cabrujas saltaron a  las páginas de “El Nacional” y al “Diario de Caracas” con el título de “El país según Cabrujas”. Sus escritos rompen con algunas convenciones del periodismo de opinión. La crónica (una invención latinoamericana cuya paternidad se le atribuye al apóstol cubano José Martí y a los modernistas), es comúnmente valorada por su contenido literario o como un útil registro costumbrista, mientras que el artículo se mantiene como una válvula de escape para  las opiniones personales. Cabrujas introdujo lo que podría denominarse el subgénero de “la crónica de autor”, ya validada en Estados Unidos, donde los linderos entre literatura y periodismo se hacen cada vez más imprecisos. En las columnas de Cabrujas está la opinión, la necesidad de terciar en el debate público pero a partir de una sabrosa recreación que combina datos de la cotidianidad y elementos de sus diarios personales,  todo resuelto con ironía y eficacia narrativa.

De alguna manera, el discurso “cabrujiano” que hace de sus obras de teatro una simbología nacional y retratos acabados de expresiones culturales y sociológicas, fue trasladado al papel. En sus crónicas encuentran espacios sus típicos personajes (caraqueñísimos, o mejor dicho, sus  “panas” de Catia), con el refrescamiento de anécdotas y episodios históricos sin  mayores concesiones a la adjetivación. La memoria periodística de Cabrujas tiene mucho que ver también con el desideratum que se resolvía hasta entonces en su dramaturgia y los temas abordados con fluidez en sus guiones de cine y televisión. Como dice Leonardo Azparren Giménez: “el Cabrujas público quizás el mejor conocido al final de su vida es la versión social y política del hombre de teatro -dramaturgo, actor, docente, director y productor- cuya obra dramática contiene el imaginario privado con el que trató de dar respuesta a algunas de sus obsesiones, afectos y soledades, y a los más sintomáticos dilemas de la Venezuela que vivió con agobio”. Y ciertamente, en los diversos oficios de la escritura Cabrujas supo preservar una posición ideológica inequívoca (fue inspirador y fundador del MAS) sin que ello contaminara la esencia de su obra y siendo crítico implacable de conductas y actitudes de sus compañeros.

Yoyiana Ahumada, periodista, actriz y magíster de literatura se ha especializado en el estudio de la obra del Cabrujas. Ha conducido talleres sobre la vida y la herencia literaria  del personaje y como resultado de ello publica “El mundo según Cabrujas”, una  valoración de su trayectoria y su obra, un homenaje para un maestro venezolano de las artes verbales, escénicas y cinematográficas del siglo XX. Cabrujas nació el 17 de julio de 1937 y fallece el 21 de octubre  de 1995

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