lunes, 24 de agosto de 2015

“ES LA REELECCIÓN, ESTÚPIDO”



Dilma Rousseff en Brasil enfrenta protestas que solicitan su renuncia por recientes escándalos de corrupción. Rousseff fue reelecta el año pasado, después de una agresiva campaña electoral, por lo que no extraña que la Central Obrera brasileña haya convocado grandes manifestaciones en su apoyo. Rafael Correa en Ecuador enfrenta manifestaciones en los últimos días, alguna de las cuales solicitan su renuncia. Correa también fue beneficiado por la reelección y su gestión se considera que ha satisfecho exigencias populares. Evo Morales en Bolivia, tampoco se salva del malestar de sus compatriotas. Nutridas manifestaciones han solicitado su renuncia, aunque resultó reelecto con una impresionante votación el año pasado y su gobierno ha logrado disminuir tensiones raciales y económicas. Correa como Morales en respuesta activaron sólidas expresiones de masas en su apoyo. ¿Cómo se explica entonces el descontento activo de estos sectores (aunque todavía no mayoritarios) cuyos mandatarios han sido juzgados positivamente en recientes elecciones?. Siempre se ha dicho que las reelecciones son una nefasta herencia de las viejas dictaduras del continente. Jóvito Villalba solía repetir que “la reelección es la maldición histórica de América Latina”. Ciertamente, entre otras perversiones los largos mandatos suelen estimular el fenómeno de la corrupción y los abusos contra los derechos humanos. ¿No es el tema de la reelección lo que subyace en las protestas que invocan situaciones coyunturales en Brasil, Ecuador y Bolivia?. Se podría decir parodiando la célebre frase de Bill Clinton a George Bush padre: “es la reelección, estúpido”

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