El ABC de Fernando Martínez Móttola
/ exministro de Transporte y Comunicaciones
“La
democracia es descentralización,
es poner las decisiones en manos de la gente”
Lo que
estamos viviendo es una gran tragedia nacional. Nuestro sistema vial fue un ejemplo
en América Latina. Se ha tratado de colocar un modelo centralizado que va
contra las tendencias mundiales. Los partidos políticos también tienen que
adaptarse a los cambios, señala el autor de la novela “La mala racha”.
Manuel Felipe Sierra
Cuando
estudiante en la Universidad Simón Bolívar fue uno de los promotores del
movimiento “Fórmate y lucha” que combinaba la reivindicaciones políticas con un
esfuerzo por el mejoramiento de la calidad de la enseñanza. Como ingeniero
eléctrico cumplió importantes funciones en CORDIPLAN, como ministro de
Transporte y Comunicaciones y presidente de la CANTV. En los últimos años, sin
descuidar sus compromisos profesionales, se ha mantenido atento al proceso
político venezolano, es columnista del diario El Nacional y acaba de publicar
la novela “La mala racha” que refleja el trágico dilema de los venezolanos
entre irse y quedarse en el país. Estas son sus reflexiones para los lectores
del ABC de la Semana.
Tu
primera novela “La mala racha” está en la calle, ella refleja la preocupación
general que viven los venezolanos en estos tiempos. Cuéntanos la idea y la
historia de esta incursión en la narrativa.
Si, el dilema del que trata la
novela es algo de lo cual venimos hablando, es si irse o no irse del país, esto
se plantea Matías Romero que es el protagonista de la novela. Y yo creo que es
un pregunta que está rondando en el ambiente, que se inserta dentro de este
contexto político y social en que vivimos, y paradójicamente, pensé que
mediante una ficción tendría más libertad para expresar este dilema humano que
hoy vivimos en el país que a través de un ensayo objetivo y científico. Porque
al final la decisión sobre irte o quedarte no es una decisión absolutamente
racional, existen elementos racionales como la posibilidad de trabajo, la
seguridad personal que es algo que impulsa a muchos a irse o a los padres para
que sus hijos se vayan como el tema del actual ingreso económico. Pero también
están todos tus afectos, tus amigos, tus familiares, el clima, tus costumbres,
el hecho de cómo te sientes tú en el extranjero. Ya es un tema común que
algunos digan, por ejemplo, que vas a un supermercado y puedes elegir cualquier
marca de cualquier producto, ello es verdad, pero aquí tienes en cambio el
afecto de tus amigos, de tus familiares, de las personas con la que compartes
ilusiones y trabajo.
Este
es un dilema que se hace cada vez más común en sectores de la clase media.
Claro, este es el dilema que
se plantea entre Matías Romero y su esposa Elena, donde ella quiere irse a
Miami y él quiere quedarse en Venezuela, y ello genera una situación muy
particular, pero que es muy actual, por eso estuve actualizando la novela hasta
el día en que entró en imprenta. Yo estoy seguro de que los que la lean van a
sentir que están en la mesa de su casa manteniendo una conversación diaria y
familiar propia de estos momentos.
Esta
situación es consecuencia de un megacrisis, que no sólo tiene que ver con el
tema económico, sino que prácticamente invade la vida de todos los venezolanos.
El razonamiento más frecuente es que es consecuencia del fracaso de un modelo
político y económico. ¿Cuál es tu visión sobre el asunto?
Sin duda es un modelo
fracasado que se vendió, una falsa ilusión, para mí una absoluta mentira. Pero
tenemos que ver que muchas personas en el país pusieron sus esperanzas en ese
modelo fracasado, equivocado y falso. El hecho cierto es que una proporción muy
grande del país tuvo una esperanza y durante años vivió esa esperanza. Y ella
ha desapareció por completo en estos días; hoy en día nadie en Venezuela cree
en ello. Uno lo siente en la calle, lo siente cuando habla con la gente, y lo
vemos en las encuestas, un 90% del país no cree en eso, y yo digo que ese 10%
restante no son lo que creen en eso, sino lo que se benefician de eso, son el
10% de la población que está vinculado a los beneficios de este régimen. Pero
hoy en día esa esperanza se ha convertido en una desesperanza, al caer en
cuanta la gente que hubo un engaño,
porque yo creo que hoy ese 90% que se está manifestando contundentemente en
todas partes, está pidiendo un cambio, porque ya aquí no hay proyecto, ya aquí
no hay ilusión, y lo que estamos viviendo es una gran tragedia que se
manifiesta en el día a día de la gente. Cuando se va a un hospital y no
consigues los insumos, cuando se va a un supermercado y no tienes alimentos,
cuando se buscan los útiles escolares y no se encuentran por ningún lado, o
cuando no puedes salir a la calle por el riesgo a ser robado o asesinado a
cualquier hora del día y en cualquier lugar.
Ciertamente,
esa parece ser la tendencia que registran los sondeos de opinión en función de
las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
Exactamente, hay un clamor por
un cambio, y el 6 de diciembre tenemos una oportunidad para propiciar ese cambio
y es una oportunidad para hacerlo por un método pacífico y sin violencia, y
además dentro del marco de la democracia, ya que aquellos que siguen creyendo
en este proyecto de buena fe y aquellos que ya no creen en él, tenemos espacio
para convivir en un mismo país, bajo unas normas democráticas como debe ser en
pleno siglo XXI.
RETROCESO
Y DETERIORO
Está
el problema económico, pero también la crisis del país tiene un componente
moral y espiritual, sin descartar el deterioro de la estructura física, un tema
que tú manejas como exministro de Transporte y Comunicaciones. Venezuela
durante varios años fue un ejemplo para toda América Latina por su vialidad,
por la modernización de sus carreteras, de las vías, de la construcción. Hoy la
impresión para muchos es que Venezuela está viviendo un estado de postguerra,
con su infraestructura gravemente destruida.
Es un problema integral que se
manifiesta por donde tú te metas, en la economía estamos viendo que se ha
destruido toda la capacidad productiva. Además del problema monstruoso de una
devaluación poca veces vista, cuando uno no sabe el precio al que está el
bolívar en estos momentos debido a que cambia por hora, y eso manifestado
también en la contrapartida de la inflación, del desabastecimiento. El fondo de
todo esto es que se atentó contra la propiedad privada, aquellas empresas que
se expropiaron ninguna funciona, todas están en el suelo; en el campo tantas
tierras que producían y ahora no lo hacen, y debemos importar para poder comer,
para poder tener medicinas, estamos importando todo, prácticamente todo en
estos momentos. Con un mensaje, con una voz falsamente nacionalista lo que se
ha hecho es destruir la capacidad nacional. Ahora al lado de esto se ha
destruido la infraestructura, el caso de la carreteras lo conozco bien, fuimos
un modelo en América Latina con nuestro sistema vial, eso hoy en día todo está
en el suelo, no se ha construido ni un metro más de autopista ni de carretera.
En el caso de las telecomunicaciones, el cual es un tema con el que estoy más
familiarizado, también fuimos la punta de lanza en cuanto a modernización, y
hoy en día vamos en un acelerado retroceso.
Cuánto
pesa la destrucción de la infraestructura física y también el deterioro de las
telecomunicaciones en relación con los avances que se registran en el resto de
mundo.
Nuestra realidad es que
vivimos un franco deterioro de todo, nuestra realidad es que el avión viene en
picada. Ahora en esto hay cosas que se pueden revertir muy rápidamente y muy
fácilmente, creo que Venezuela tiene suficiente mano de obra adentro y fuera del país, y hablando del
dilema de la novela, toda esta capacidad humana que tenemos en el exterior
encontraría oportunidades de rehacer el país muy rápidamente. Y si algo podemos
ver en países vecinos es que este tipo de cosas se pueden revertir, a pesar de
que hoy vemos un poco negras las cosas, eso puede convertirse en una
oportunidad para que vuelva la inversión extranjera, para que venga la
inversión de venezolanos que tienen sus recursos en el exterior y que vuelva el
mismo recurso humano.
Todas
las encuestas revelan una caída en la popularidad y la evaluación del gobierno,
sin embargo ello no se refleja proporcionalmente en la fortaleza de los
factores críticos y opositores.
Vamos a ser sinceros, yo creo
que no, al menos no con la misma fuerza que se refleja en las encuestas. Para
ponerlo en palabras sencillas, es mucho más rápido el proceso por el que se
está desmoronando el gobierno en términos de popularidad, que la velocidad que
lleva la oposición en captar el descontento. Efectivamente yo creo que allí hay
un desfase. Pero como he dichos antes, creo que ideas y proyectos de lo que hay
que hacer en un futuro, además de liderazgo existe por todas partes, no sólo en
el área política, sino en muchas otras, y los mejores ejemplos son todos estos
jóvenes profesionales que vienen surgiendo, y esta sustitución generacional que
viene ocurriendo, y yo, que soy una persona de 60 años, veo con mucho agrado y
optimismo, ver a estos muchachos jóvenes lanzándose a la arena política, en un
momento donde hay muchos peligros y están dispuesto a luchar por ese porvenir,
y estoy seguro que en un futuro esto va a engranar con el sentimiento de un
voto castigo y un reclamo al gobierno.
TENDENCIA
IRREVERSIBLE
Te
tocó ejercer importantes posiciones en un momento donde el país se abría a la
descentralización. Hoy el cuadro es totalmente distinto, háblanos un poco de
esa expectativa que se malogró, que tuvo logros importantes, que consolidó la
experiencia democrática por un tiempo, y abrió la puerta a nuevos liderazgos.
Yo pienso que el tema de la
descentralización no es un capricho, sino una tendencia irreversible, y yo creo
que esto hay que verlo realmente a fondo. Esto ocurre porque hoy tenemos unos
caminos de información y de difusión de conocimiento que no existían hace 30 o
40 años a través de todo este mundo tecnológico, la manera de tu relacionarte,
incluso dentro de padres e hijos; cuando tú hablas con tu médico, ya el médico
no es aquel sabio que los sabe todo, ya que al buscar la información en
internet ya eres capaz de discutir sobre tratamientos y procedimientos con él.
Ya lo profesores no son aquellos sabios pegados a un pizarrón, ahora los
estudiantes pueden discutirle a los profesores ya que tienen mayores mecanismos
de información. Porque las sociedades son así, se nutren de esa información y
ya las instituciones a nivel mundial ya son organizaciones mucho más
horizontales de lo que eran antes, son más descentralizada en la toma de
decisiones, porque ya no tienes un jefe en la cúspide que decide todo lo que
ocurre abajo, ya te encuentras con empleados que te rebaten las ideas porque no
eres el único que sabe. Todos sabemos más, porque todos accedemos a internet, a
redes sociales, podemos entrar y ver los medios de forma digital, por ello el
mundo centralizado ya no existe, el mundo centralizado quedo atrás, y no
solamente en la política, también en la familia, en las clínicas, cualquier
institución tiende a la descentralización. Aquí han tratado de colocar un
sistema centralizado que va contra las tendencias mundiales, contra lo que es
el mundo actual y lo que será el mundo futuro, y cuando tu chocas contra eso te
desmoronas, dejan de funcionar las cosas, porque estas negando una realidad.
Por
cierto que el reciente libro de Moisés Naím, “El fin del poder” aborda este
tema.
Exactamente, el libro de
Moisés habla de eso, de la pérdida del poder, en el fondo de este libro está
ese planteamiento que ahora es mucho más difícil mantenerse con aquellas
hegemonías porque la gente sabe más. En Venezuela se dio ese gran cambio en los
años 90, yo creo que el presidente Pérez fue muy claro en eso, propicio un
cambio político importante al trasladar facultades a las gobernaciones y a los
gobiernos locales a expensas de su propio poder; él se debilito como Presidente
cuando transfirió todas estas competencias, como era el término del momento a
las gobernaciones y alcaldías, porque, bueno, era lo que venía, y ojala
hubiésemos seguido por ese camino.
Por
supuesto que eso cambió con el modelo chavista que es por definición
centralista y hegemónico.
Durante los 15 años del
Presidente Chávez eso cambió, por razones que todos conocemos, por la
naturaleza del movimiento, pero también Chávez tuvo un gran liderazgo que le
permitió concentrar el poder, y eso fue un grave error que nos llevó a este
doloroso retroceso.
Dentro
de los partidos políticos también se da este proceso de descentralización.
Así es, dentro de los partidos
políticos también se da esta descentralización, partidos políticos que se
empeñan, tanto del gobierno como de la oposición, en mantener unas estructuras
centralizadas y personalistas están destinados al fracaso. Hoy en día con la
difusión del conocimiento ya nadie se cala eso, ya nadie se cala ese “sabelotodo”
al que tienes que admitirle la verdad absoluta e incuestionable, ya que todos
accedemos a esa verdad a través de los medios de comunicación.
Ahora, sin duda ante este cuadro que estamos viendo,
Venezuela pareciera que caminara en sentido contrario. Con todos estos cambios
en América Latina, el país se está quedando como en una isla, aislada y atrasada.
Ese es el fracaso de este
régimen, que choca contra la realidad del mundo, que va hacia sistemas más
descentralizados, más democráticos, porque la democracia es descentralización,
es poner las decisiones en manos de más y más gente. Cuando la gente no sabía
escribir y cuando las mujeres no podían votar, ello era una atrocidad, pero eso
quedó atrás. Hoy en día es mucho más que leer y escribir, hoy en día el
ciudadano común puede hablar con su hijo de temas con el mismo conocimiento, y
el algunos temas los adultos pueden ser sobrepasados, ya que la nuevas
generaciones manejan algunas cosa mejor que uno, esto quiere decir que la
relación entre padre e hijo ya no puede ser de la misma manera. Y la democracia
es lo que te permite eso, ya permite que todos opinemos, que sean puestos en
perspectiva todos los puntos de vista. Y este gobierno ha pretendido luchar
contra esa realidad tan contundente a nivel mundial.
SOY BATA
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