La Guerra Civil Española y la instauración de la dictadura franquista en los años treinta, desataron un gigantesco éxodo de intelectuales y académicos, sentenciados por la brutal condena de José Millán-Astray: “muera la inteligencia”. Méjico, Argentina y en menor medida Venezuela resultaron favorecidos por este nuevo “descubrimiento” de las luces y el saber. Durante 4 décadas, docentes e investigadores nacidos en España, se hicieron “venezolanos” en las aulas de nuestras universidades. Tulio Hernández, quien además de comunicólogo y escritor, cultiva la vocación andina del editor, acaba de coordinar un excelente libro: “Humanistas españoles en Venezuela”, 8 especialistas analizan la valiosa herencia nacional de Manuel García Pelayo, Pedro Grasses, Manuel Pérez Vila, Juan David García Bacca, Juan Nuño, Federico Riu, Ángel Rosenblat y Marco Aurelio Vila. Un merecido acto de justicia, más aun, cuando miles de jóvenes venezolanos salidos de nuestras universidades, se arriesgan a un incierto autoexilio académico. En este caso, sin Guerra, Astray ni Franco de por medio.
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