lunes, 15 de agosto de 2016

ANÁLISIS

Terrorismo: ¿América Latina a salvo?


Los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre del 2001 definieron una nueva fase del terrorismo. El grupo suicida de Al Qaeda, la organización encabezada por Osama Bin Laden, ya no actuaba contra sus enemigos de raza, religión o en el marco de conflictos separatistas sino contra la población civil, con un claro y único objetivo: desatar el pánico. Hasta entonces las operaciones terroristas se concentraban en el Medio Oriente impulsadas por la rivalidad entre palestinos e israelitas o eran ejecutadas por movimientos separatistas como ETA en España, IRA en Irlanda, SIJ en la India y células activas en varias naciones de África y Asia.

La invasión de Afganistán e Irak como respuesta de Washington a la incursión en su territorio, dio inicio a una confrontación en la cual el ejército norteamericano debió asumir prácticas consideradas como propias del fenómeno que se combatía y de este modo el terrorismo se convirtió en una forma regular de lucha, y además con notables ventajas: operaciones individuales de bajo costo comparadas con las tradicionales y el uso del “factor sorpresa” contra un enemigo indiscriminado, desconocido y desarmado.

La llamada “Primavera Árabe” en 2011 que comenzó en Túnez y recrudeció en Libia, Egipto y sus efectos aún persisten en Siria reveló la emergencia de nuevos agentes de la sociedad civil en las luchas contra las viejas dictaduras de la región. Mubarak en Egipto fue destituido, Gadafi en Libia fue asesinado y los  intentos en otros países se desvanecieron, pero el resultado final no condujo al establecimiento de regímenes democráticos sino todo lo contrario: la generalización de la violencia tribal, el resurgir de conflictos religiosos que parecían atenuados por siglos y la aplicación de estrategias y prácticas hasta entonces propias del más radical islamismo. La extensión de la guerra civil siria y la anarquía de fuerzas religiosas contrapuestas en Libia e Irak impactaron en países africanos como Nigeria y Somalia y recrudecieron los conflictos de Pakistán y Afganistán.

EL SUEÑO DEL CALIFATO
Un hecho para muchos sorpresivo habría de atizar las llamas de la guerra. El 29 de junio del 2014, al comienzo del mes del Ramadán, Abu Bakr al-Baghdadi se autoproclama Califa desde la ciudad iraquí de Mosul pidiendo “lealtad a todos los musulmanes del mundo”. Un llamado que sedujo y atrajo a los bandos de la guerra siria, a expresiones  agresivas del yihadismo y también a yihadistas árabes y magrebíes residentes en Europa, y llegaron a contarse inicialmente entre 50.000 y 420.000 los hombres que cerraron filas en el ejercito de ISIS.

El 5 de septiembre de 2014 el presidente Barack Obama anunció una alianza de 10 países de la OTAN encabezada por su país que ahora suman 50 naciones para enfrentar la insurgencia yihadista. El mandatario definió la magnitud de la empresa: "Mi prioridad es derrotar a ISIS y eliminar el flagelo de este terrorismo brutal, no hay tema más importante en mi agenda que ir tras ellos y derrotarlos". El primer ministro británico David Cameron al anunciar la incorporación de su país explicó: “porque el mundo tiene la obligación de acorralar a una fuerza altamente organizada”.  

Tras dos años de combates y luego que la alianza militar ejecutara 14.000 ataques aéreos en Irak, Siria y Sirte en Libia, además de un poderoso desplazamiento de tropas ha logrado recuperar zonas ocupadas como Mosul y Faluya en Iraq, Alepo en Siria y Sirte en Libia, lo cual evidentemente obligaría a una modificación de la estrategia al ejército yihadista.

Los recientes atentados en Paris, Bruselas, Estambul, Niza y las amenazas de una guerra global por sus voceros revelan la aplicación de una nueva etapa que consistiría en convertir a las poblaciones civiles en un objetivo, lo cual supone privilegiar como campo de operaciones las grandes ciudades donde los ataques y las acciones generan un mayor impacto propagandístico. Un viraje que obliga a las naciones ya no sólo del Medio Oriente sino a los países europeos e incluso a Estados Unidos a declarar en emergencia sus territorios para atenuar el miedo y la incertidumbre de la ciudadanía.

GUERRILLA Y NARCOTRÁFICO

¿Escapa América Latina a la amenaza terrorista en gran escala? No existirían razones para que el continente fuese afectado directamente por la nueva estrategia yihadista. Un caso puntual se considera el famoso atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires el 18 de julio de 1994 que provocó la muerte de 85 personas y que habría sido ejecutado por un comando iraní aunque aun el caso no ha sido suficientemente esclarecido.

Se recuerda que en los años sesenta y ochenta el continente vivió la insurgencia guerrillera rural y urbana- ya asentada en Colombia- en Centro América, Venezuela, Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil y Chile estimulada por la revolución cubana y en la cual se asumieron prácticas asimilables al terrorismo. Entonces la respuesta antisubversiva de los gobiernos ejecutada por fuerzas militares entrenadas en las bases militares norteamericanas en Panamá, copiaron y aplicaron prácticas de la Guerra de Vietnam, que significaban métodos de represión típicamente terroristas.         

En los últimos años la expansión de la violencia criminal financiada por el narcotráfico y el lavado ilícito de dinero asume formas propias del terrorismo en situaciones que se registran en Colombia, México, Honduras, Guatemala, El Salvador y que contaminan los niveles de violencia común en Brasil, Argentina y Venezuela. Incluso el Parlamento argentino aprobó en 2011 una ley antiterrorista que sanciona delitos “cometidos con la finalidad de aterrorizar a la población”; en Brasil Dilma Rousseff preparó un proyecto de ley en la misma dirección y en Venezuela la Asamblea Nacional en 2012 sancionó una ley que define al terrorismo como actos que puedan “desestabilizar gravemente o destruir las estructuras políticas fundamentales, constitucionales, económicas o sociales de un país”. Sin embargo, dada la novedosa estrategia del terrorismo manufacturada por ISIS ningún país en el mundo puede considerarse a salvo de sorpresivos ataques criminales.
 

   

1 comentario:

  1. Buenos días, gusto en saludarle. Soy Alexandra Sucre y trabajo para http://www.analitica.com. Actualmente realizamos una base de datos con personalidades del medio para futuras entrevistas y nos gustaria contar con usted en la misma, para esto queremos saber si puede facilitarnos un correo o número de contacto para registrarlo en la lista. Sin más que agregar, anexo mi correo alex.sucre0208@gmail.com y quedo atenta a su respuesta. Gracias!

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